Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


viernes, 25 de febrero de 2011

.___.

¡Lo sé!

Soy una ingrata, les pido mil disculpas por el retraso imperdonable de estas semanas. El horario del fic se regularizara, ahora si, el día martes.
Quisiera también dejarles el link de mi tumblr xD

http://isthe-copycat-space.tumblr.com/


Ya saben, por si quieren chismorrear, aunque les advierto que hay imágenes no aptas para menores de edad ._. xD

Y ya estoy trabajando en la edición de CEAEUH por si la quieren xD

Bueno queridos míos me despido.

Y quisiera compartirles este vídeo:


Learn more at MarsCandyKills.com.



Compartanlo ustedes también, no permitamos más el maltrato animal.




Nos vemos el martes. 

jueves, 10 de febrero de 2011

Capítulo 37 – Un paquete secreto

-Creí que ibas a..- dice en cuanto me ve entrar a la habitación y se queda callada- ¿esta todo bien?

-les dije lo de Jost- suspiro- les dije que firme ese contrato y no volveríamos a vernos...

-¿pero por qué?- pregunta desconcertada

-es lo mejor Shar, yo, un intento de periodista ¿amiga de la banda más famosa del continente europeo?- le pregunto irónica- hay algo que no cuadra en ese enunciado

-¿y que vas a hacer?- me pregunta ahora preocupada- ¿que sigue?

-me cambiaron de división, digamos que ya no estaré más en el mundo de la farándula- y suspire amargamente

-pero eso era lo que tu querías....- dice hincándose frente a mi- estar rodeada de luces, tener tu habitación llena de fotografías con raperos, rockanrolleros, no sé... chicas que salen en internet sin ropa interior- y hace que me ría. Ambas comenzamos a carcajearnos... hasta que de pronto nos quedamos calladas otra vez

-eso tendrá que esperar- le dije incorporándome de nuevo. Tocaron a nuestra puerta, un chico alto y rubio venía por nuestras maletas.

Salimos casi a la par que él, una camioneta negra esperaba por nosotros...

-¿contrataste algún equipo especial?- le pregunto una vez que el mismo hombre cerrara la puerta

-creí que habías sido tú- me dice quedándose con la boca abierta

-Deten el auto, por favor- le ordeno al chofer... sin embargo no se detiene...

-¿Y ahora?- me pregunta asustada....

-No tengo idea- le digo igual de asustada. Trato de ver todo lo que esta a nuestro al rededor... hasta que veo, esas gafas que tanto me gustan...

-Disculpe ¿a donde nos lleva?- le pregunte en alemán, porque aunque estábamos en Alemania, nuestro personal era español...

-Al aeropuerto señorita ¿necesita algo antes?- pregunta amablemente en ese alemán tan fino, hasta con una sonrisa enmarcando su rostro

-No, esta bien. Gracias- le digo adivinando lo obvio

-Ese fue mi gomita- dice Shara con una sonrisa boba- ¡Nos mando a sus guardaespaldas!

-No te emociones- le dije sintiéndome incomoda por tener que resignarnos a aceptar el favor de ser trasladadas en una de las Vans de Tokio Hotel

-¿Como supiste?- me pregunta 5 segundos después

-Yo le regalé esas gafas- le digo tomándolas entre mis manos, recordando que lo vi hace menos de una hora y los términos que acordé para con ellos... y con él...

-debes aceptar que te dio mucho gusto que ellos vinieran a hablar contigo- dice sonriente

-claro que me da gusto- le digo haciendo obvio lo evidente – pero de alguna manera tenía que hacerlos entender que no aceptaré ese tipo de desconfianzas. La próxima vez que los vea, los saludaré igual que siempre...

-eso lo dices porque sabes que será difícil que se vean otra vez- me dice cruzandose de brazos

-en parte- le confieso- pero confío que el destino nos unirá cuando lo crea conveniente. Nos quedamos calladas lo que quedó del camino. Hasta que llegamos al aeropuerto, nos despedimos de nuestro amable chofer y esperamos un par de horas, hasta que nuestro vuelo fue anunciado. En la fila para el detector de metales, estaba a dos personas de pasar, cuando un hombre me tocó el hombro de una manera temerosa

-¿Digame?- le pregunté tratando de ver quien era o si lo conocía

-Se le cayó esto- me dice extendiéndome una caja particular, pequeña pero al parecer con algo valioso dentro

-No, no es mío- le contesté y di la vuelta de nuevo

-¿Usted es Robín Bellamy?- pregunta y me obliga a voltear, se queda mirándome y yo me ... me paralizo con su pregunta

-Sí- le respondí después de unos segundos

-Es suyo, dice su nombre- y me señala mi nombre. Escrito con un plumón negro y algunos garabatos, pude descifrar de quién era. Agradecí y lo metí a mi bolsa. Ese hombre se fue feliz de haber logrado lo que se proponía, traté de ver hacía donde iba pero simplemente desapareció.

Pasamos por los detectores y al cabo de unos minutos ya estabamos en nuestros asientos...

-¿Que quería ese hombre tan apuesto?- me pregunta óscar en seguida de haber despegado

-Insistió en que se me cayó este paquete que no es mío y casualmente tiene mi nombre garabateado- le digo poniendo los ojos en blanco y después sonriendo

-Vaya que ese chiquillo es persistente- me dice comprendiendo de quien se trataba- ¿no vas a abrirlo?

-Eso es lo que espera que haga- le digo guiñándole un ojo- lo haré hasta llegar a casa.

-¿Segura?- me pregunta- bueno, si dices que eso es lo que espera que hagas, quizá el sabe que lo harás hasta llegar a casa...

-Entonces lo abriré hasta mañana- le digo sonriendo, ella hace un puchero, su curiosidad es en verdad encantadora.

Después del viaje llegamos de nuevo a Madrid, subimos a un coche que mi abuelo nos había mandado y llegamos a casa.

-me muero- me dice dejándose caer en el sofá- ahora que lo pienso Robbie...

-¿que cosa?- le pregunto sentándome junto a ella, riendo porque lentamente se va quedando dormida

-¿por que no te fuiste?- dice bostezando- aquella vez... solo te vi aquí en casa, y nada más me importo, solo que estabas de vuelta aquí.. conmigo...

Le sonreí y ella sucumbió ante el sueño, la acomode y puse una frazada sobre ella, subí a mi habitación y recordé lo que acababa de pasar, primero sus miradas de decepción y después de esperanza por mi perdón...

-Sabías que iba a perdonarte de todos modos- dije en voz baja sin dejar de mirar la caja, sonreí y le quité la tapa, para encontrarme con nada más y nada menos que un teléfono celular- ay Tom- digo encendiéndolo, esperando menos de medio minuto para que comenzara a sonar

-Estás pensando en mi- dice del otro lado de la bocina

-pensaba en la razón por la cual me regalaste algo tan extraño- le digo riendo dejándome caer en la cama

-Sé que será difícil que nos veamos, por lo menos quiero escuchar tu voz Robín- me dice en un suspiro- no quiero separarme de ti así como así, no te vas a escapar del temible Tom- bromea

-No pensaba escapar- le digo dandome cuenta de lo nostalgico que se ha vuelto nuestro tono de voz- ¿por qué me regalaste un celular? bien podías marcarme al que ya tenía

-porque este celular, el que tengo yo, es igual al que tienes tu y solo hacen dos cosas, llamarte o llamarme, para eso son, solo yo te llamaré y solo tu me llamarás

-¿en serio?- le pregunte emocionada- es algo así como

-como que solo me perteneces a mi y viceversa- dice seriamente- nadie más escuchara otra voz en este teléfono que no sea la tuya y en aquel pasara lo mismo

-es nuestro secreto- le digo besando a bocina

-otro más- contesta en un suspiro- jamás te dejaré ir...

-no me he ido y jamás me iré de tu lado- porque te amo, pienso- eres mi mejor amigo.

martes, 8 de febrero de 2011

Capítulo 36 – Lamento traerte malas noticias

-¿Que estás haciendo aquí?- me pregunta sorprendida

-Hola- le digo avergonzado de que me descubriera- vine por unas cosas que me encargo Olivia

-No sabía que mi padre se llamaba “Olivia”- dice con su mirada penetrándome

-Lo lamento Mine- le digo con una sonrisa- en verdad lo siento

-¿Desde cuando estás aquí?- cuestiona, tratando de ponerse más tranquila

-Hace un par de días, nada más- le contesto, tratando de ser honesto con ella

-Este no es un buen lugar para conversar- dice y yo me confundo- ¿Te gustaría ir a comer a nuestra casa?- me pregunta con esa sonrisa tan hermosa

-Para mi sería un placer- le respondo y le extiendo mi brazo, ella lo sujeta fuertemente. Caminamos hasta mi auto, al parecer ella había llegado al centro caminando, porque necesitaba relajarse. Su casa estaba a 15 minutos en el auto. Llegamos a una pequeña... realmente pequeña casa comparándola al tamaño del enorme castillo donde Don Ramon vivía... de color melón, y a pesar del clima del lugar, abundaba en bellas flores. Me gustaba su casa, me recordaba a la mía...

-Pasa- dice abriendo la puerta, yo le sonrío y entro. Llena de fotografías, igual que su madre...

-¿Mine?- escucho una voz masculina

-Ya estoy aquí mi amor- responde ella con una sonrisa engalanando su rostro- necesito que conozcan a alguien

-Ven preciosa- escucho que dice esa misma voz, con un júbilo indescriptible, uno que me pone alegre sin siquiera quererlo. Veo a un hombre... es -¿Matt?- le pregunto con sorpresa

-¡Felipe!- dice con sus ojos azules brillando por verme después de tantos años- No puedo creer que seas tu ¿Y tu mujer?

-Se quedó en España, ya sabes, tenemos una hija, y por lo que veo ustedes también- le sonrío a la pequeña que ahora esta en brazos de su madre- No puedo creer el parecido que tiene contigo Mine, es impresionante

-¿De verdad lo crees?- me pregunta acercándose a mi, la pequeña se queda mirándome y coquetamente esconde su cabeza tras el cabello de su mamá- yo creo que el brillo de sus ojos es igual al de su padre

-Vamos amor, ella es idéntica a ti- y comienzan a reír entre ellos. Después la niña les sigue el coro de sus risas y termino riendo yo también.

Amena fueron nuestras buenas horas de conversación, donde ellos me hablaron un poco de lo que yo ya sabía, como es que habían llegado a Canada, porque tomaron esas decisiones y lo afortunados que se sentían de ser padres de la pequeña Robín, hermosa niña que al fin ha prestado un poco de atención para mi y ahora me observa detenidamente a veces me sonríe e incluso sus manitas tocan mis piernas

-Ella y Shara seguro serían buenas amigas- le digo suspirando recordando a mi pequeña- si no me equivoco se llevan apenas 1 mes

-¿En verdad?- pregunta Minerva emocionada- me alegraría mucho ir a visitar a mis papás, ya sabes... desde que vivimos aquí no han venido, ni siquiera sé si ya saben que son abuelos... ¿Como esta Olivia?- me pregunta y yo me quedo helado. Con la emoción de encontrarla y que no me odiara por que la había estado espiando, cosa que me doy cuenta ella no se ha percatado, se me olvido decirle que...

-¿Felps?- dice soltando una risilla, yo la observo...- ¿Mis padres están bien?- ¿como es que entre todas las preguntas, ella tuvo que hacer precisamente esa?

-Verás Mine, hay algo que tengo que decirte pero me gustaría que tomaras las cosas con la mayor calma posible

-Mi mamá murió- dice viéndome- ¿verdad?

-Lo lamento mucho- le digo suspirando y agachando la mirada. Ella se queda estática en su lugar, Matt se sienta a su lado y la toma de las manos. Robín se queda mirándonos a los tres

-Ven mi amor- le dice ella a su hija, que apresurada corre a los brazos de su mamá

-¿Por qué estás tan triste mami?- le pregunta acariciándole el rostro

-Nada de eso cariño- le responde fingiendo una sonrisa- necesito que me dejes un momento con este señor, él ya se va pero necesito hablar con el unas cosas de adultos

-¡Creí que se quedaría a vivir con nosotros para siempre!- grita desilusionada

-Oh cielo- le dice su padre- no podemos tener a extraños viviendo en nuestra hermosa casa

-Bueno- le dice ella resignada- yo creí que era nuestro amigo

-Yo también- le dice Minerva y Matt me mira, se levanta del sillón y se va con la niña que me dice adiós con la mano... yo le sonrío. Me despido de ella, seguramente no podré verla más.

-¿Esperabas decirte que mi madre había muerto hasta que te estuvieras despidiendo en la puerta?- me dice con un tono un poco agresivo

-No Minerva- le contesto tratando de ser determinante- Con la emoción de verte se me olvido...

-¡Sí, claro!- me dice irónica- como no se trata de tu madre ¿Verdad?

-Lo siento mucho Mine- le digo y me acerco a ella que esta parada detrás del sofá en el que estaba sentada

-Tu sabes más que nadie el dolor que siento cada día por haberlos dejado así... y en lugar de decirme, vienes a mi mesa como si nada importante estuviera pasando- dice tranquilamente- ¿¡Como demonios me hiciste esto!?- me grita al fin, y se pone a llorar...

-Te pido que te vayas de nuestra casa, por favor- dice Matt parado a nuestro costado, ella llora sin control recargada en la pared

-Yo no quería causarles este dolor- le digo tomando mi abrigo y caminando hacía la puerta...- Tu padre me pidió que no te dijera nada...él no se siente muy bien

-¿Mi papá?- pregunta viéndome de nuevo, sus ojos se han hinchado y su maquillaje ahora esta corrido- Debemos ir...

-No Minerva, él no quiere ver a nadie...- le digo suspirando- Tu mamá pensó en ti hasta el último momento de su existencia, me pidió que te dijera que siempre serías su mayor tesoro y que siempre se sentirá orgullosa de ti, mandó felicitarlos por su hija y por tus sabias decisiones...

-Gracias Felipe, pero no quiero escucharte más. Si algún día regresamos a España y quiero verte, te lo mandaré decir.... por le momento no. Vete, no eres bien recibido aquí.

-Pero Mine- le dije tratando de acercarme

-¡VETE!- grita poniendo sus manos en su cabeza, Matt me toma del brazo y me obliga a salir. Antes de azotarme la puerta en la cara, vi como ella se desvaneció en el suelo.

Aborde mi auto y lo estacione donde siempre, la esquina contraria a su casa, ahí donde los vigilaba día y noche.

-¿Le dijiste que su madre ha muerto por su culpa? ¿Que murió maldiciéndola?- pregunta Ramón por el teléfono

-Si Señor- le respondí mintiendole a él....Ramón se sentía feliz. Pero quería que su hija se sintiera culpable, cosa que jamás pasará. Es una mentira. Lo que yo le dije a ella es verdad, la misma Señora de Azbaje me lo dijo, y protegeré esa última voluntad con mi alma.