Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


sábado, 30 de enero de 2010

Capitulo LIX – Hubiera

Desperté con un poco de dolor de cabeza, pero sobre abdominal, tengo un yeso en el brazo izquierdo. ¡Qué caída! Tengo la mente un poco nublada y no estoy completamente segura de lo que paso.

Los chicos vienen entrando, me han saludado amigablemente. Creo que se preocuparon mucho. Andreas y Georg me dedican un par de bromas… lo que sé es que siempre arruino los cumpleaños de los Kaulitz.

Adolfo quería que Tom y yo nos quedáramos con él, pero, no sé por qué, yo quería que por lo menos Bill se quedara a mi lado, el gesto del doctor no es nada bueno, tengo miedo de que algo este mal.

-Bueno chicos…. Esto también será duro para mí dado al cariño que les tengo…- Tom presiono mi mano y una punzada comenzó a darme en el pecho, Bill se acerco más a mi recorriendo levemente mi cabeza

-¿pasa algo malo?- intervino Bill volteando a ver a Tom, quién a su vez paseo sus angustiados ojos por los míos

-Al parecer hubo una hemorragia interna debido a la caída, la torcedura de un tobillo y la fractura de tu radio y cúbito izquierdos, leves raspones. Tu presión está más que estable y todos tus niveles en cuanto a defesas y plaquetas son perfectos…- se detuvo, nos miro y suspiro- lo lamento mucho chicos, pero no pudimos hacer nada para salvar a la criatura, fue un golpe blablabla – sólo veía el movimiento de la boca de Adolfo, por más que trataba de entender lo que me decía, no comprendía, Tom soltó mi mano, Bill se levanto de la cama dejando mi cabeza caer sobre la almohada, Adolfo se acerco a presionar mi pecho, me dolía bastante, las enfermeras ya sacaban a los chicos que gritaban desesperados, y todo se volvió negro.

Abrí mis ojos, ya es de noche nuevamente, estoy sola en la habitación. Me sente en la orilla de la cama y baje los pies, empecé a mecerlos y a sentir el tibio aire que por ellos se paseaba, puse mi mano derecha sobre mi adolorido e inflamado abdomen

-¿Cómo puede ser que estabas ahí y no me di cuenta?- dije en voz baja acariciando la piel que cubre mi vientre, ahora vacio – perdón- una lágrima rodo desde mi mejilla hasta caer en mi brazo.

Me recorrí poco a poco hasta que mis pies tocaban el helado suelo del hospital, los apoye y me levante, pero el dolor de mi tobillo se hizo presente y logró que cayera de nueva cuenta… caí de trece escalones, entre vueltas y golpes en la baranda, uno de mis tacones se atoro en ella y fue lo que provoco la torcedura, quise sostenerme con mi brazo y solo logre que se rompiera… caí al último pasillo y voltee a ver que ella seguía ahí parada…

-Dios, ¡Matilda!- entro Geo junto a Bill, corrieron hasta donde estaba tirada y me levantaron con agilidad, recostándome de nuevo sobre la cama – Voy a llamar a la enfermera- dijo geo apurado saliendo de la habitación

-¿Cómo te sientes Haru?- Bill se sentó a mi lado en la cama, acariciando mi mejilla

-Terrible- le contesté con ironía - ¿Tú cómo estás?

-Estoy desconcertado y triste por supuesto. Lamento mucho lo que sucedió- Tomo mi mano y la envolvió entre las suyas- en verdad lo lamento tanto

-Yo también- dije comenzando a llorar, de nuevo- ¿Dónde está Tom?

-Dormido, tuvieron que aplicarle un par de sedantes después de tu casi infarto, no he podido hablar con él…

La enfermera entro, reviso unos números y aplico un líquido al suero, dijo que calmaría el dolor.

-Lo lamento tanto Mati…- dijo Geo tomándome de un hombro- Bill me lo ha dicho, cualquier cosa que necesites… sabes que estoy aquí

-Muchas gracias Geo- acerque mi mejilla a su mano sintiendo su calidez, el sonrío con nostalgia.

En realidad aún no aceptaba que había perdido a mi bebé… a nuestro bebé…

-Tengo que- dije seriamente, Bill se acerco y se sentó al borde de la cama, Geo acerco el reclinable y me miro- decirles que fue lo que paso…

-Vamos Mat, no es necesario que lo hagas… sabemos que tu presión se…- comenzó Bill

-No Bill- lo silencie rápidamente- no fue mi presión. Yo no caí de las escaleras accidentalmente- las lágrimas brotaban de mis ojos como agua en un manantial- fue ella.

Bill se puso pálido, Geo se levanto del sofá dando un par de vueltas por la habitación

-¿Estás segura?- me pregunto mi cuñado poniéndose la mano a la altura de la boca- ¿No será que viste mal?

-No- dije recostándome en la almohada- cruzamos un par de palabras, iba caminando por las escaleras me dio alcance y después me empujo.

Sinceramente no esperaba otra cosa que no fuera un incomodo silencio ¿Qué se podía decir? Lo único que esperaba era salir del hospital y dormir en mi cama, no tengo trabajo, no tengo nada de qué preocuparme…

Salí el viernes 4 de septiembre del hospital, subí donde Bill llevaría el auto. Tom iba extrañamente de copiloto y apenas habíamos cruzado un par de palabras. Adolfo prometió ir a casa muy pronto. Había unas cosas que quería preguntarle en privado.

-Esta no es mi casa- dije en cuanto la silla de ruedas en la que estaba, entro por la puerta principal de casa Kaulitz

-Desde hoy es tú casa- me dijo Bill – Ni creas que te dejaremos sola en aquel lugar sabiendo el riesgo que estas corriendo

-Genial, ahora sólo he venido a causar molestias aquí- mi enfado se hizo presente en palabras que tal vez fueron ofensivas para ellos

-No es molestia alguna Matilda, y lo sabes- me dijo firmemente Tom, que me miraba decepcionado desde aquél momento- Jenn te llevara a la habitación. Iré a ver como marcha todo allá.

Se dio la vuelta y salió de la casa. Bill me sonrío a manera de disculpa. Me llevo a la que es la habitación de Tom, me recostó sobre la cama y me trajo un par de entremeses. Esperaba con ansías en momento en que la noche cubriría la ciudad, el momento en el que Tom me envolvería en sus brazos y me embriagara con su calor… ese momento no llego.

Desperté la mañana del sábado y él no estaba ahí, ni rastro de su presencia. Llame a Kony, ella estaba en pleno festejo junto al club de fans, quienes me saludaron fugazmente, trate de aparentar normalidad en mi voz. Fue difícil pero logré conseguirlo.

Nadie más sabía lo que había pasado en verdad, Bill y Tom se enteraron en su momento, Bill le comento a Geo quién a su vez no pudo evitar llamar la atención de Andreas. Ni Gustav ni mucho menos Gisela tenían idea de lo que había sucedido.

Simone, Gordon, David y Dunja fueron a saludarme, mis suegros se fueron casi en seguida y David y Dun llamaron a los chicos para aclarar unas cosas de las próximas semanas. Así fue como me quede a solas con Gis y sus hijos.

Sus bellos hijos…

Allison salió corriendo tras “motti”, una de las pequeñas mascotas de Bill, mientras Luca, de 5 meses, veía todo lo que lo rodeaba desde los brazos de su madre.

-¿me permites cargarlo? – le dije distraída a Gis que me miro confundida y se levanto para ponerme al niño en brazos. Lo tome con delicadeza y se quedo mirándome, lo abracé a mí y comencé a llorar – mi bebé- decía entre sollozos rozando mi cara mojada por su limpia cabecita

-¿Mati, que sucede?- Gisela se acerco a mí y quiso apartar a Luca de mis brazos, voltee a mirarla con furia y ella… ella… tuvo miedo. Bill entro rápidamente y vio la escena. Se puso a mi lado y con cuidado quito al bebé de mis brazos, él comenzó a llorar haciéndome sentir la peor de las personas. Me acurruque sobre la cama llorando sin control…

Gisela se acerco, se recargo en mi cuerpo y beso mi cabeza – todo está bien Mati- me incorpore envolviéndome en sus brazos

-Perdí a mi bebé Gis- le dije de pronto y solo sentí el presionar de sus dedos en mi espalda – no sabía que estaba embarazada… no sé nada al respecto…- mis sollozos eran angustiantes, comencé a asustarme de mi misma, mientras ella solo paseaba sus manos por mi espalda. Se quedo conmigo esa noche… escuchándome llorar por horas.

-Creo que deberías hablar con ella- escuche los murmullos de Gis fuera de la habitación, entre abrí mis ojos para ver con quién charlaba. Solo vi el cerrar de la puerta

-Ehm…- dijo Tom agarrando las orillas de su playera - ¿Cómo te sientes?

-Me duele aún- dije incorporándome un poco, señalando un lugar junto a mi para que se sentara… el me miro diferente, como si no me conociera, me resigne bajando la mirada a las almohadas

-Adolfo me ha dicho que viene para acá… te dejaré sola con él para que le preguntes lo que tú quieras- se dio la vuelta y ya caminaba a la salida

-También puedes quedarte si quieres- dije en un susurro, el se detuvo y volteo a mirarme

-¿Me dijiste algo?- alzo una ceja

-Qué… cuando llegue lo hagan pasar inmediatamente- el asintió saliendo de la habitación y yo caí sobre la almohada… queriendo asfixiarme… cosa que por supuesto no conseguí.

El doctor llego dos horas después, venía acompañado por Tom quién le ayudo a levantarme de la cama y sostenerme con fuerza mientras checaba un par de cosas, el también me ayudo a vestirme… sus manos estaban tan frías que me hacían tiritar… a la hora de las preguntas, Tom, muy prudentemente salió de la habitación.

-Vas progresando Mat, eso es un buen indicio- me dijo guardando el estetoscopio en su elegante maletín

-¿Indicio de qué Adolfo?- dije suspirando y recargándome de nueva cuenta sobre la almohada- solo es el inicio de una vida miserable

-Sé que es difícil- comenzó- pero no tienes la culpa de lo que paso…

-¿No la tengo?- dije levantando una ceja y hablándole de manera engreída- Qué clase de madre podría ser si ni siquiera me había dado cuenta de que estaba- las lágrimas ya amenazaban con inundar mis ojos- embarazada…

-No es tu culpa Matilda

-¿Cuánto tiempo tenía?- voltee a mirarlo ¿esperanzada?-

-Calculamos que alrededor de 3 semanas…- se quedo callado, como arrepentido de lo que me estaba diciendo- el embrión salió por completo del útero, al desprenderse causo un rasguño, lo que provoco la hemorragia

-Su corazón ya latía- dije tapándome la cara con ambas manos para llorar de nuevo, sentí como Adolfo se sentó a mi lado, me toco un hombro y voltee a mirarlo- ¿Eran dos verdad?- le solté de pronto… -Iban a ser gemelos…-

-Si- dijo bajando la mirada – en verdad lamento tanto lo que paso…

-gracias- limpie mis ojos tal cual niña pequeña- ¿Podrías dejarme sola por favor?

-Descansa Mat, y debes comer bien. Vendré el viernes

-Gracias y no te preocupes, estaré bien- me di la vuelta hundiendo mi cara lejos de la suya, bajo las sabanas. El cerró la puerta tras unos segundos…

Sin duda lo que más quería y necesitaba en este momento, era un abrazo de él… ni siquiera sabía como estaba, como había tomado la noticia… lo mande llamar… pero el que entro fue Bill. Le sonreí con un poco de decepción, el pudo notarlo, me sentí apenada por eso. Se sentó a mi lado en la cama y me extendió una bella flor, que en seguida me hizo estornudar.

-No sabía que eras alérgica, lo lamento- regreso del cuarto de baño, donde supongo había dejado la flor

-No lo soy… o no lo era- dije despreocupada- ¿por qué no quiere verme?

-Por qué es un idiota- me dijo suspirando- es sólo que no sabe que decirte

-¿Y tú sí?- levante una ceja, el me miro sorprendido y no pude evitar sentirme culpable- Discúlpame Bill… estoy muy susceptible…

-No te preocupes pequeña- se acerco más a mí y yo caí sobre su pecho- la verdad es que no sé que puedo decirte para que te sientas mejor…

-Si me hubiera dado cuenta ellos estarían aquí- suspire- si hubiera salido junto con Jay y Javy aun estarían aquí… si me hubiera quedado en su casa aun estarían aquí

-Vamos Mat ya no sigas- dijo con angustia en la voz, mientras yo seguía negando con mi cabeza mientras murmuraba, recargada en su pecho-

-Si no la hubiera retado aun estarían aquí…si no la hubiera conocido aun estarían aquí… si no hubiera venido a Alemania…

jueves, 28 de enero de 2010

Capitulo – LVIII Tragicumpleaños

-¿Segura que nos alcanzas allá?- decía Gisela del otro lado de la puerta de mi habitación

-Sí Gis, no te preocupes- al parecer el vestido era mucho más entallado de lo que aparentaba y no me dejaba subir el cierre, Javy batallaba con eso desde hacía un rato

-Muy bien, te mandare a Rick en cuanto me avises- camino hacia la puerta, escuche como Jay se despedía de ella

-No puedo creer que no suba el estúpido cierre- le decía entre risas a Javy -¿Qué debo hacer? ¿Vomitar?

-Vamos es sólo cuestión de un empujoncito más- y jalo con más fuerza – ¡Ya está! al fin, creo que sólo es un problema con el vientre, está un poco inflamado

-¿Un poco?-dije con sarcasmo- soy una ballena, me tomaré un desinflamante urgentemente

-Vamos Mat, no estás nada inflada, ni como una ballena, ni nada parecido, es solo que ese vestido es talla triple cero, te queda bien

-Bien no es suficiente- dije poniendo una mano en mi pecho y después soltamos un par de carcajadas.

Me vi en el gran espejo de la habitación que era de Cat, no se me veía nada mal. Vestido azul, sencillo, con mangas cortas simuladas, extra corto, tacones y accesorios a juego. Javy y Jay ya estaban listos y a mí me faltaba todavía un poco.

Después de mucho insistir, se fueron con Rick que ya había llegado, Martin se quedaría a esperarme.

Tal vez media hora más tarde ya estaba dispuesta a salir, pero algo muy dentro de mí me decía que no lo hiciera. Tome mi bolso y decidí hacerlo. El pasillo estaba solo, a media luz, un escenario perfecto para una película de terror

-Vamos Matilda, no seas cobarde- me dije en voz alta tratando de tranquilizarme y seguí caminando a las escaleras.

Estaba al borde del escalón, un escalofrío recorrió toda mi columna, el aire se colaba entre mi cabello y un aroma particularmente familiar inundaba mis sentidos, asustándome más que otra cosa.

…Catalina…

Ahí estaba, al borde de aquél escalón, su figura tan delgada, las curvas de su cuerpo. Algo en ella es distinto esta noche, en su mirada hay luz, una muy extraña. Trae unos elegantes tacones en color azul, a juego con ese estilizado vestido, unos tacones muy altos, cosa extraña en ella, su cabello esta delicadamente ondulado, parece que está asustada… pero aun así la felicidad que destella es irreconocible.

-¿Quién anda ahí?- dijo dando la vuelta como tratando de ver a pesar de la falta de luz, podía ver su mirada buscando en cada uno de los rincones del lugar, pero no alcanza a verme

-No tengas miedo Haruka- le dije sobriamente saliendo un poco, a donde la luz me tocaba el rostro, sus ojos se abrieron exageradamente, me hacía pensar que no le daba gusto verme

-¿Qué quieres?- dijo furiosa dando un paso hacia atrás

-Sólo quería verte- le dije sonriendo y sintiéndome muy estúpida, levanto una ceja y me miro con prepotencia

-Ya lo has hecho, ya vete… no vuelvas… – me dijo dando la vuelta bajando lentamente el primer escalón

Me quede parada, en realidad estaba muy sorprendida de que ella me hablara de esa manera, jamás se había atrevido a verme así, tan segura de las cosas.

Camine hacía ella con velocidad, ella volteo a verme, estaba a punto de patinar sobre el escalón, la sostuve de un brazo, se puso de pie correctamente y me miro, como retándome, con frivolidad. La tome de los hombros y la avente escaleras abajo.

Fue algo bastante espectacular, al verla inconsciente en el pasillo del otro piso, salí corriendo por la puerta de emergencias.

…Tom…

-¿Tom? ¿Qué te pasa?- comenzó a zumbarme un oído mientras mi hermano me sacudía de un brazo- Estás pálido-

-¿Qué sucede?- se acerco Jay con un vaso de agua en la mano, Bill le explicaba “de pronto se quedo callado y se puso pálido”

Andreas venía rápidamente desde el otro extremo del lugar y Gustav, al ver el alboroto que se estaba haciendo alrededor de mi, también se acerco. Georg se sentó a mi lado, movía sus manos frente a mis ojos, a mí se me hacía tan molesto, sus voces, sus movimientos, los olores del lugar. El zumbido incremento hasta hacerse un pitido estruendoso, era mi celular.

Sonó tal vez 5 veces, pero ese dolor en el pecho no me dejaba hacer movimiento alguno, incluso mi madre empezó a llamar a un doctor.

-¿Dónde está Matilda?- dije tapándome un oído, el zumbido había cesado, el dolor de cabeza comenzado- No la veo

Jay y Javy se miraron preocupados y Gisela se acerco a preguntarles algo, cuando el teléfono volvió a vibrar en mi bolsillo

-Es Martin- les dije pegándome el auricular al oído- ¿Qué sucede?

-Tom, voy camino al hospital. Parece que Haru se desmayo y cayó por las escaleras. No sé que tan serio sea-

Solté el teléfono y Bill lo tomó para terminar con la llamada, mientras Andreas ya me preguntaba qué había sucedido. Una lágrima rodo por mi mejilla y todos voltearon a verme asustados, horrorizados

-Vamos para allá- colgó Bill el teléfono levantándome del sofá y corriendo hacia la salida.

Bill me abrió la puerta del copiloto y subí sin preámbulos, Gustav y Georg subieron atrás y arranco la camioneta. Andreas iba con Gisela, Jay y Javy en su auto mientras que nuestros padres en otro. Gustav le avisaba a David lo que estaba pasando, se escuchaba preocupado.

En menos de lo que canta un gallo estábamos frente al hospital, salí sin esperar a que Bill se detuviera por completo, corrí donde la secretaria pidiendo algún tipo de información. Me pidió que me calmara.

Martin estaba sentado en la sala de espera, también estaba preocupado

-No lo sé, ella estaba tardando mucho y subí por el ascensor, no vi nada y busque en las escaleras cuando la vi inconsciente. Trate de despertarla pero fue inútil, creo que tiene un brazo roto…- me dijo el guardaespaldas asustado.

Llegaron todos a hacer miles de preguntas, era como si nada ni nadie estuviera, solo sombras que molestaban, voces que no importaban.

Bill se paro frente a mí, me miro y lo abracé, me dio un par de palmadas en la espalda, por primera vez no me sentí mejor. La incertidumbre me estaba matando y pude ver en sus ojos que a él también.

-Familiares de la señorita Reyes- dijo él mismo doctor que siempre nos ha atendido, al reconocernos cambio su semblante de ‘profesional’ a uno más preocupado –

-¿Cómo está ella?- le pregunte con la voz un poco cortada

-Hemos detenido la hemorragia y tiene un brazo y una costilla rota, aún no estamos seguros de los daños completamente, pero estará bien, tiene un ritmo normal y presión estables. Es cuestión de esperar

Nos sonrío amigablemente, como siempre, y salió de ahí

Los G’s salieron por un momento, habían dejado a los niños con Margot y querían informarle todo lo sucedido. A pesar de buen susto que nos ha dado, nos tranquiliza saber que ‘se mejorará’. Los J’s tenían cosas que hablar con su embajada y se fueron junto con los G’s.

Georg y Andreas se quedaron unas horas más.

-David me informa que sus invitados están histéricos- dijo Georg colgando el teléfono- pero que está haciendo todo lo posible por controlar la situación

-es muy estúpido- dijo Bill a nuestro costado, se escuchaba enojado- como es que la gente se preocupa por una fiesta cuando estamos pasando por esto

-Ellos no saben nada man, digamos que hablan con derecho a ser ignorantes. Lo mejor es que no sepan lo que ha pasado

-Ni nosotros sabemos lo que paso- dije resoplando con sarcasmo- Piénsenlo, Matilda no sufre de desmayos así porque sí, la dejé en perfecto estado, incluso Jay y Javy la vieron completamente normal…

-No alucines hermano- contestó Georg no muy seguro- esperemos a que despierte y le preguntaremos que sucedió realmente

Asentí sin estar muy convencido de nada en este momento. Gordon y mi madre se fueron cuando estaba a punto de amanecer, David y Dunja llegaron a ocupar su lugar y saludarnos con pesar.

La prensa está completamente bajo control, cosa que sin duda nos quita un peso de encima: dar explicaciones que desconocíamos.

-ya pueden pasar a verla- nos dijo la enfermera amablemente, sonreí de saber que ya estaba despierta, Bill me acompaño, Georg y Andreas se pegaron, y después de mucho ruego a Adolfo, nuestro querido doctor, accedió a que entráramos los 4 a la vez.

-¡Haruka!- dije aliviado cuando ella me miro y se tapo la cara negando, camine a la cama y le bese la frente, los labios y le di un par de abrazos.

-No escuchaste lo de la costilla, don inteligente- dijo Andreas retirándome de su lado- no la aplastes- y se acerco dándole un beso tronado en la mejilla

Georg la abordo por el otro lado, igual de cordial que Andy.

-¿Qué fue lo que te paso? Los drinks debíamos tomarlos en la celebración de tu galán- se burlo Georg y le pegue en un hombro. Ella, que siempre sonreía con una burla como esa, sólo lo miro arrepentida, con tanto abatimiento que me contagio su tristeza

-Ven pequeña, recuéstate a mi lado- le dijo Bill sentado en la cama, ella se recorrió un poco y recargo su cabeza en el pecho de mi hermano. El acariciaba su cabello con suavidad y ella sonreía con nostalgia. Tenía un yeso en el brazo izquierdo, un par de raspones y respiraba fluidamente, pero de manera lenta.

Entro el doctor con un gesto bastante malo. Le checo los signos vitales y pidió a Geo y Andreas salir de la habitación. Todos lo miramos con sorpresa, Mati pidió que Bill se quedara y Adolfo accedió a la petición.

Me obligo a tomar asiento en el sofá reclinable, muy cerca de la cama, tome la mano de haru entre las mías.

-Bueno chicos…. Esto también será duro para mí dado al cariño que les tengo…- fueron las palabras de Adolfo, suspiro y cerró si bitácora, volteando a vernos… tan triste…

martes, 26 de enero de 2010

Capitulo LVII – Sex Machine

Llego cerca de las 21 hrs. Lo vi bajar del auto, comprobando que viniera solo. Escuche el abrir de la puerta y el cerrar de esta

-¿Haruka?- dijo de inmediato, sonaba a la expectativa- ¿Dónde estás?- pregunto al no escuchar respuesta de mi parte. Era mi turno. Baje lentamente por las escaleras, mis tacones eran muy sonoros, el camino hasta ahí, para verme bajar. Se quedo callado, su mirada se desviaba entre mi escote y lo corto de la falda, el dije que me había obsequiado se paseaba entre mi cuello y daba golpes a mi pecho cada que daba un paso.

Me detuve frente a él, sus manos fueron directamente a mis glúteos, pegándome más a su cuerpo, me mordí el labio e hice un gesto de aceptación pasando mis manos de su pecho hasta debajo de su pantalón. Camino rápido pegándome en la pared, intentaba besarme, se distraía con el movimiento de mis manos sobre su miembro y las suyas acariciando mi sexo…. y algo más. Lo empuje en un movimiento que lo tomo desprevenido y camine hacía la biblioteca, estaba por llegar al escritorio cuando él me dio alcance colocando sus manos en mis pechos de manera poco amable, camino junto conmigo hasta que quede semi acostada en el escritorio, boca abajo, entrelazo sus dedos a los míos, impidiéndome movimiento alguno mientras él me penetraba sin compasión. Mis gemidos eran apenas comparables con los suyos, al igual que nuestras respiraciones. Hubo una pausa, la cual aproveche para cambiar de escenario. El iba siguiéndome lo más rápido que podía, mientras yo entre risas caminaba hasta la cocina. Un poco de música ambiento la situación, el tenía ganas de tocarme, sin embargo yo no lo dejaba. Lo único que podía hacer era deslizar sus manos por mi cintura mientras yo bailaba, él, que estaba sentado en una silla, me miraba con tanta depravación que mi excitación fue más grande y mis movimientos se hicieron mucho más cadenciosos, me senté sobre él, lo despoje de su playera, el desabotonaba la blusa mientras el vaivén era ahora de arriba y abajo. Yo lo besaba, el masajeaba mis pechos y nos mirábamos cuando mi cabello volaba al compas de nuestros rudos movimientos. Nuestras muecas eran cada vez más intensas, pero ambos queríamos seguir jugando.

Él ya solo traía su bóxer, yo apenas la falda, medias y los tacones, era un interesante juego del gato y el ratón. Llegamos al estudio. Me tomo de la cintura y me sentó en el banquillo del piano, el se hinco frente a mí y metió su cabeza por debajo de mi falda, subió sus manos hasta rozar con sus yemas mis pezones, mis manos descontroladas se movían por las teclas del piano, sin ritmo alguno, sin melodía, pero era lo que callaba mis prolongados y escandalosos gemidos. Sus manos lo ayudaban un tanto mientras nuestras miradas se cruzaban, de pronto dejo el juego y se levanto sigilosamente mientras yo yacía en el mismo sitio con mi boca entre abierta, mis rosadas mejillas y alguno que otro rastro de sudor, me sonrío y yo lo hice también, me pare a su costado y quite el bóxer, tomándolo en mi mano y caminando hacía la sala. Se acerco y tomo una fresa, la cual me dio a comer obligándome a lamer sus dedos, provocando que hiciera uno de esos gestos orgásmicos que tanto me excitaban. Se dejo caer sobre el sofá y yo me hinque frente a él, besándolo sin mesura, mientras mis manos ya tenían entre ellas su miembro, comencé a acariciarlo, su sorpresa era reflejada en el cambio del movimiento de su lengua. Sus manos volvieron a colarse por debajo de mi disfraz, mis manos en lo suyo y las suyas en lo mío. Nuestros besos eran toscos provocando el choque de labios, lengua y dientes que trataban de encontrar un cauce a tanto descontrolado gemido que deseaba salir. Deje de besar su boca para seguir por su cuello y pecho, terminando hincada en el suelo mirando como deseaba que metiera a su gran compañero a mi boca.

Juguetee un poco con él, rozándolo con mi nariz, mis labios, mi lengua pasaba por los costados, Tom se acostaba cada vez más y entre sus manos trataba de atrapar el sillón, deje el juego y lo metí a mi boca, en suaves lamidas y discretas chupadas, de la punta a la base y viceversa, hasta que logramos adaptarnos a un ritmo. Con su mano detrás de mi cabeza dirigía la rapidez de mis movimientos, paré, lo miré, subí de nuevo hasta su boca lamiendo su torso que se estremeció más de lo que ya estaba. Me levante y camine hacía las escaleras, el iba muy cerca de mí. En el quinto escalón, cuando voltee a mirarlo, me derribo, me quito la falda y volvió a penetrarme, lo abracé con mis piernas y mis manos buscaban un lugar en donde apoyarse, no fue necesario. Él me tomó por la espalda y me levanto con mucha facilidad, volvió a recostarme a mitad del pasillo y siguió con el ritmo, ahora iba más rápido. Ahí estaba de nuevo, ese cosquilleo interno, mi espalda se arqueo y su boca se abría dejando escapar un grito de placer, uno inclusive más alto que el mío. Scott nos hizo compañía, se había despertado y aullaba, ya es primero de septiembre y aquí seguimos, tirados en medio pasillo, sus manos siguen apoyadas en el suelo y mis piernas siguen aferradas a su espalda, se dejo caer sobre mi pecho y mis piernas lo soltaron con torpeza, mis manos acariciaban su cabello mientras tratábamos de controlar la respiración. Así nos quedamos por un buen rato, tal vez una hora.

-Feliz cumpleaños- le dije tragando saliva y riéndome un poco, el volteo a mirarme y se incorporo, beso mi ombligo y me ayudo a levantarme. Ahora estábamos de frente, mirándonos, el me sonreía

-Gracias, amor- dijo levantando mi barbilla y acercándose para darme un beso. Me abrazo y me levanto del suelo dándome una vuelta- Ha sido lo más… lo más- dijo moviendo sus manos – No sé, ha sido lo más fabuloso que me ha pasado en la vida, es que- y me tomo de los hombros, sacudiéndome- Te amo- me enredo entre sus brazos, me volvió a levantar y me llevo a la cama de su habitación- aunque seas una depravada, te amo- me reí a carcajadas, ambos caímos rendidos y nos entregamos al sueño de inmediato, sin soltar nuestras manos.

Ya era medio día y nosotros seguíamos en la cama, medio despiertos nos veíamos, nos dimos cuenta de algunos moretones, rasguños y rastros de lápiz labial.

-¿Qué hacemos primero?- pregunto sentado en la orilla de la cama - ¿desayunamos o tomamos un baño?- me incorpore velozmente y lo abracé por la espalda

-Un baño es la mejor opción- dije a su oído, el se estremeció un tanto y se levantó de la cama, volteo a mirarme con picardía

-Tú no tienes llenadera, ¡carajo!- dijo y explotó en risas xD- ¡Eres una ninfómana!

-¡Si aquí, tú eres el adicto al sexo, Thomas! – y también reí – Mira que tumbarme en plena escalera ¡bah!

-Tú tienes la culpa por ponerte esa falda tan corta- dijo ahora seriamente, pero esa mirada lujuriosa aparecía de nuevo en su rostro – Mira nada más como me pones- levanto una ceja y yo baje la mirada, en un segundo ya lo veía a los ojos nuevamente y mi expresión era más lujuriosa que la suya.

Me cargo hasta la tina donde nos tumbamos un buen rato, hasta que empezamos nuevamente con las lascivas miradas, las intencionadas caricias y las palabras calientes. Salimos de la ducha corta, cerca de dos horas ahí adentro inventando un nuevo lugar para colocar mis piernas. Escogimos algo de ropa cómoda el uno al otro, ordenamos la habitación y reímos más de la cuenta al ver la sarta de barbaridades que habíamos dejado la noche anterior. Empezamos por recoger nuestra propia ropa que estaba regada por todos lados, después a acomodar los muebles y limpiar un poco algún rastro que hubiera quedado. No era mucho lo que teníamos que poner en su lugar.

Tomamos un poco de whisky en su honor, hicimos juntos de desayunar…. Bueno, el término haciéndome de desayunar. Se creó un ambiente bastante acogedor, múltiples gestos y sonrisas. Jenn llego una hora más tarde y nos preparo de comer algo ligero. Salimos de casa directo al ravijo. Quedamos en que yo me prepararía ahí junto con Javy y llegaríamos más tarde. A pesar de que Tom se negó todo el tiempo, no le quedo más que aceptarlo.

Llegamos y un segundo después recibí una llamada de mi cuñado, venia para el departamento. Lo esperamos unos segundos y lo vimos llegar, tan feliz, tan sonriente, con su mirada iluminada, nos contó muy pocos detalles. Me entrego una caja que Diana me mandaba, una enorme. La recibí sin preguntar nada.

-Este es para ti- le entregue una caja, el me miro sonriente y comenzó a romper la envoltura

-Oh Dios- dijo extendiendo la chaqueta frente a él, una roja con cierres abundantes-¡Es extraordinaria! La usare hoy mismo- dijo levantándose y dándome un abrazo

-Felices 26 pequeño- alborote su cabello y él me sonrío más que satisfecho, Tom me miraba curioso - ¿Qué sucede? – le pregunte sentándome a su lado, Bill tomo asiento frente a nosotros

-No sé, estás diferente- dijo calculando mi rostro- hay algo distinto… como brillo… no sé, tus ojos están muy brillosos esta mañana- me tomo la mano y la besó – Pero ya sé porque es- levanto una ceja y le sonreí coqueta

-Y yo te aseguro que no quiero saber- dijo Bill tapándose los ojos, riendo

Se fueron cerca de las 18hrs, Andreas paso por ellos, se encontraba más repuesto y empezó a acosar a Bill con preguntas. Javy llego media hora después y le mostré el vestido azul que usaría para la celebración, más los tacones y todos aquellos accesorios a juego que las reinas y el club de fans habían escogido para esa noche…

Sin saber que sería una noche…. Excepcional.

sábado, 23 de enero de 2010

Capitulo LVI – Vacaciones obligadas

Después del delicioso acontecimiento de carnes asadas vegetarianas, mis suegros se marcharon sonrientes. Me he quedado en casa Kaulitz, donde esperan que dé una explicación.

Caminamos en penumbras hasta la sala de estar en el segundo piso. Scottie ya dormía en el sofá más grande, Tom y yo nos acomodamos en el mediano y Bill en el más pequeño. Sacaron un poco de alcohol del bar que estaba a nuestras espaldas. Empezó a darme asco el olor a jugo mezclado con el vodka, al igual que el agua mineral con el whisky. Trate de controlar mi estomago, pero rechace los drinks que tenía enfrente.

Un par de bromas y comencé a decirles, con detalle, lo que había sucedido hoy. Hasta mi visita a la “SEP” alemana. Ambos me miraban perplejos, hasta que Tom exploto gritando y maldiciendo, incluso Scottie salió asustado del lugar. Bill y yo estábamos a punto de hacer lo mismo. Su caminar y sus gritos comenzaron a marearme, sin mencionar el humo del tabaco que ahora él fumaba. Me sorprendí de que eso estuviera sucediendo, pero la sorpresa fue mucho más grande cuando tuve que correr al sanitario a vomitar.

-¿Segura que estas bien?- me dijo Bill, yo estaba acostada en la cama del cuarto de visitas, uno muy grande y cómodo, decorado de azul. Él estaba sentado a mi lado tomándome una mano

-Estoy bien- le dije riendo un poco tratando de incorporarme, pero volvió el mareo y preferí quedarme en esa posición

Tom entro en seguida con el doctor, que me saludo animado y negó con la cabeza riendo un poco. Me examino y bromeo conmigo. Insistió en que hay algo distinto en mí. Pero no supo que es, ni yo. Atribuyo mis nauseas al estrés que sufrí en esa semana. Receto un par de pastillas y mucho descanso. Ya estaba decidido. Esa noche me quedaría en su casa.

-Pero no quiero quedarme aquí sola- le decía caprichosa a Tom, estábamos a punto de dormir- la cama es muy grande, quédate conmigo

-Si me quedo aquí no vas a descansar- dijo tratando de no sonreír

-Pero el doctor no tiene por qué enterarse- respondí acariciando su brazo hasta llegar a su mejilla, inclinándolo un poco hasta alcanzar a besarlo

- Ya te lo había dicho y seguiré haciéndolo- me decía entre beso y beso, mientras su cuerpo se pegaba cada vez más al mío- Me encanta cuando me hablas así- empezó ese juego de caricias que de inmediato subió la temperatura y acelero nuestras respiraciones

-Buenas no- escuchamos que decía Bill, dejamos de besarnos y quite mis manos del cinturón de Tom, volteamos a verlo, sus ojos estaban exageradamente abiertos- ¡Por lo menos cierren la puerta!- dijo el pequeño saliendo de ahí

-Creo que debo hablar con él- dijo Tom levantándose de la cama, estaba a punto de salir cuando vi un bulto bajo sus pantalones

-Amor, si vas así se va a traumar- le dije tratando de no reír

-¿Así cómo?- dijo incrédulo, hice una mueca y señale aquella parte bajo la línea de su cintura. Volteo a mirarse y cerró la puerta, me miro como todo un Don Juan- La plática puede esperar

Me reí un poco, llego directamente a besarme mientras nuestras manos seguían en sus respectivos asuntos, dispuestos a terminar con ese excitante juego que estábamos llevando a cabo.

-Están tocando la puerta- me dijo Tom, abrí un ojo y el sol estaba en todo su esplendor, jalo las cobijas para cubrir por completo nuestros cuerpos desnudos- Pasa Bill- grito

-¿Están vestidos?- dijo el pequeño aún detrás de la puerta y empecé a convulsionarme de la risa. Tom grito sí, provocando que riera aún más- Ya sabía que no- dijo entrando con cuidado a la habitación. Nos había preparado el desayuno, Jenny, la cocinera, entraba con dos charolas que portaban en ellas cereal, jugo, hot cakes, café y pan tostado

-¿Qué quieres hermanito?- le dijo Tom ceñudo a Bill, el lo miro risueño y le hizo la petición- ¡Ja! Sabía que había negras intenciones detrás de tu amable desayuno, pero la bella bebé es ahora de Matilda

-Tómala Bill- le dije riendo y dándole un codazo a Tom- las llaves están en mi bolsa- Se levanto apurado de un brinco. Tomo las llaves y regreso para despedirse

-Debo ir en busca de mi traje para el sábado- sonrío conforme y salió de casa.

Empezamos a desayunar, a embarrarnos de mantequilla y después… pff, este hombre va a matarme xD.

Quedamos en que en cuanto llegará Bill, yo me iría a casa. Mientras tanto nos ocupamos de salir a dar un paseo. Tom tomo las llaves de su auto y salimos junto con Scott a dar unas vueltas. Casi todo el día estuvimos fuera. Paseamos, corrimos, reímos, amamos a los cuatro vientos. Comimos en un bello restaurant a las afueras y visitamos varias tiendas comerciales.

El también tenía que comprar algo para su cumpleaños. Insistió en que yo debía escoger algo, pero yo ya he pedido un vestido a mis queridas amigas.

Íbamos camino a casa, las calles estaban casi desiertas, es normal, son las dos de la mañana, Scottie está dormido desde hace horas y Bill ha llamado un par de veces.

-¿Qué quieres de regalo de cumpleaños?- le pregunte un poco antes de que llegáramos a casa

-¿Puede ser lo que yo quiera?- dijo viéndome en un coqueteo descarado, asentí en una sonrisa y me acerque para darle un beso- bueno, son dos cosas, la primera es que te quedes conmigo hasta que amanezca el primero de septiembre- y me miro como niño pequeño

-Para eso tendremos que pasar al ravijo por algo de mi ropa- le dije en un tono de concentración que casi me sorprendió, el asintió cambiando de dirección. Llegamos al departamento y en extremo silencio pasamos por algo de mi ropa. En menos de diez minutos ya estábamos de nuevo en camino a su casa- ¿Cuál es la segunda? – pregunte después de un rato

-¿Recuerdas la colegiala? – me dijo y después se echo a reír. En el centro comercial había un par de chicas promocionando no se que xD, vestidas de colegialas, mi bello novio se había quedado a observarlas por un par de [horas] minutos.

-¿Esas qué?- le dije en tono celoso y él me miro pícaro, mordiéndose el labio inferior- ¿Pretendes que me vista de colegiala?- dije en un tono casi fastidiante- ¿Para qué?- y seguía sin entender xD. Él miro fijamente mis labios, después dio a sus ojos un paseo perverso por cada centímetro de mi cubierta piel. Podía notar en esa mirada el deseo que tenía por…- Deseo concedido- le dije y él aplaudió. Insistió en saber cómo, cuándo y por donde, pero al decir que sería sorpresa, accedió a ya no preguntar más.

Esa noche llegamos agotados, habíamos hecho muchas cosas y recorrido largas distancias en esas pocas horas, sin mencionar que comprobamos lo acolchonado de los asientos traseros.

La mañana siguiente, Bill salió desde temprano con la bella bebé, así que Tom me acompaño a la cita tan importante. Nos recibieron sin preámbulos, la secretaria muy amablemente me indico la oficina de su jefe, quedándose ella con Tom en la sala de espera.

-Adelante – me indicó el, un hombre alto, cano y robusto. Tenía una expresión muy amable y un trato muy paternal- siéntate donde gustes Matilda- me acomodé en un silloncito muy cerca del librero donde él estaba- Bien, comencemos – dijo y también tomo asiento.

Empecé a explicarle todo, desde mi llegada hace un año, la decisión de quedarme en Hamburgo y mi incursión con Pierre y lo que me había dicho después de rechazar su grandiosa oferta, el asentía y bajaba la mirada a unos papeles que tenía en las piernas. Cuando termine de hablar, el parecía abatido.

-Él joven Roux vino aquí ayer- dijo quitándose sus gafas- lamentablemente las madres de aquí lo apoyan y no puedo hacer nada para ayudarte, eres pareja de una persona pública y no cualquiera. Además- tomo entre sus manos un montón de hojas que me extendió inmediatamente, las observe un minuto, eran papeles de la universidad- he hablado con el decano de tu alma mater, el preferiría que no volvieras a estar frente a ningún grupo. No duda de tu capacidad, eso es lo que me ha dicho y también que desde que estás con el señor Kaulitz tus prioridades han cambiado. Estoy de acuerdo con él. No estás multada ni nada parecido, puedes ejercer otro tipo de trabajo aquí, pero estar frente a grupo me temo que no. Debes entender que nosotros tenemos nuestros intereses muy bien definidos

-Lo entiendo señor Mintz, no tiene por qué preocuparse- dije condescendiente, a final de cuentas creo que tenían un poco de razón- yo también tengo mis intereses más que definidos y enlistadas mis prioridades. Gracias por su tiempo- me levante del sillón extendiéndole una de mis manos, el se levanto de inmediato y la estrecho entre las suyas

-El amor es maravilloso- me dijo sonriente y yo respondí el gesto de inmediato- ¿Puedo llamarte?- me dijo acompañándome a la puerta- Roux se quedará con lo que implementaste en la institución y tengo entendido que es tuyo, tal vez podríamos llegar a un acuerdo

-Se lo agradecería bastante- le dije al fin. Volvimos a estrechar las manos y salí donde Tom me esperaba sonriente.

Ahora sería una completa desempleada. Que motivador xD.

Pasamos a almorzar al centro. Las cámaras ya nos habían enfocado desde fechas anteriores, así que ya no nos preocupaba tanto. Además Rick y Martin siempre iban detrás de nosotros. En un momento de descuido por parte de Tom, me desaparecí, hice un par de llamadas a Dalila, la pequeña perversa me dio uno que otro consejo para mi trajecito. El cual adquirí en una tienda bastante curiosa en una plaza escondida.

-¿En serio?- decía Tom al teléfono, estaba sentado en las mesitas de una heladería, al verme hizo una mueca de enojo y me llamo con una mano para sentarme junto a él- ¿Cuándo supiste? ¿Cuándo regresas? Salúdala mucho de nuestra parte- unas frases como esas eran las que alcanzaba a escuchar y me confundieron bastante.

-Debemos ir a casa- se levanto y entrelazo nuestras manos, saludo a una que otra fan, pero no dejaba de caminar exageradamente rápido

Abrió mi puerta obligándome a entrar más apresurado que nada, la azotó y el subió en seguida arrancando como un loco. Traía un par de bolsas con las cosas que usaría para en regalo de Tom, él las observo, sonrío y siguió su camino.

Llegamos a casa más rápido de lo acostumbrado, bajamos del auto y entramos.

-Ya- dijo respirando tomándome por los hombros- Bill esta en Londres

-¿Qué?- dije sorprendida, pero algo muy en el fondo me hacía estar terriblemente feliz- ¿Por qué? ¿Con quién?- me miro picaronamente y se mordió el labio inferior, paseo sus manos por alrededor de mi cintura- ¡No!- le dije brincando a sus brazos, el me cargo de ahí hasta la sala

-¡Sí!- me dio una vuelta antes de tirarme en el sillón y el caer sobre mí, me hizo cosquillas y dio un par de besos en mi cuello- Ellos están juntos ahora

-Diana me las pagará- dije sosteniendo sus manos que iban directo a mis pechos- ¿Qué más te dijo?- agarro con fuerza mis manos y hundió su cabeza en mi pecho haciendo trompetillas en el

-Sólo que llego hace dos horas, que se la pasarán juntos hasta el medio día del sábado. Ella debe regresar a México, se escapo del trabajo. Y él regresara aquí ese día y llegará a media tarde, justo para arreglarse y esas cosas. Así que tenemos todo lo que queda del día y mañana para nosotros solos- empezó a mirarme de esa forma tan particular

-Bésame galán- le dije levantando una ceja mojándome los labios, se acerco apresurado a morder mi labio inferior mientras nuestras manos ya acariciaban la piel por debajo de la ropa. El sofá era amplio y nos podíamos mover con un poco de soltura… la temperatura era cada vez más elevada…

-¿¡A qué hora llegaste hermano!?- dijo alguien detrás del sofá haciendo que ambos nos incorporamos de inmediato, los dos sin camisa- ¡Ay Dios! – dijo el escandalizado Andreas tapándose los ojos y volteándose. Tom se levanto y se puso su camisa mientras yo ya me aplacaba un poco el cabello. –Demonios- pensé - ¿Ahora qué le vamos a decir?

-Oh Andy, que sorpresa- le dijo Tom tratando de aparentar naturalidad- no te esperábamos- y le dio un abrazo que el rubio contesto con un poco de paranoia

-Yo tampoco me los esperaba, créanme- dijo ya viéndome y sonriéndome picaronamente – ¡Esta mujer me sorprende! La sala, como es que a mí no se me había ocurrido- se rasco levemente la barbilla mientras se acercaba a saludarme… Era tan extraño.

Jenny, que aún estaba en casa, nos trajo un par de bebidas y bocadillos, mientras el triste rubio nos contaba lo mal que la estaba pasando. Marianne, su novia, lo había corrido de su departamento y no quería pasarla solo. De inmediato aceptamos que ocupara la otra habitación de huéspedes. Una vez ya más repuesto, se ocupo haciéndonos una infinidad de bromas acerca de lo que había visto.

Empecé a sentir una pesadez impresionante sobre mis ojos, pasaba un poco la media noche. Tom me cargo entre sus brazos y me llevo hasta la cama, pero él no se quedo conmigo. Me da la impresión de que ellos deben hablar cosas de amigos.

En cuanto amaneció, me llego la idea de lo que haría. Llame a Georg y a Gustav para que invitaran a Tom y a Andreas a un bar, o algo parecido, accedieron. Le conté lo que haría a Gisela quien me contesto animada, para después atacarse de la risa. Le pedí a Jen que se fuera a descansar. Tuve que insistirle un poco, pero acepto a final de cuentas. Me había quedado sola en casa para eso de las 17 hrs.

Preparé unos bocadillos, nada fuera de lo común. Fresas, chocolate líquido, chantilly, jugo, alcohol; la casa estaba en penumbras. Las cortinas cerradas, un par de espejos por ahí regados, en fin. Un detalle por cada lugar en el que podíamos terminar. Subí a darme un baño para después acomodarme tan curioso trajecillo. Una falda exageradamente corta, unas medias largas, ligero, tacones negros con los que podría matarme. Una blusa ajustada y de bastantes botones, maquillaje sobrio y en el cabello una diadema que hacía juego con la falda. Ya estaba lista, a punto de sacar el lado más perverso que tengo…

jueves, 21 de enero de 2010

Capitulo LV – Chantajes Institucionales

Después del angustiante y meloso día anterior, me levante al trabajo. Tom se quedaría en el ravijo. Me fui silenciosa y él seguía profundamente dormido.

Deje a All en su salón y pase a mi oficina, donde un par de madres de familia me esperaban.

-Sabemos que eres pareja del guitarrista de Tokio Hotel- me dijo una de ellas seriamente

-Nos preocupa que desatiendas la institución, Pierre la manejaba muy bien – me dijo la otra bella dama, tratando de hacer el ambiente menos tenso, a comparación de la primer señora, quien solo me hablaba con acento hostil

-No se preocupen- dije tratando de parecer amable- mi vida privada no tiene por qué afectar mi desempeño en este lugar

-Eso esperamos- dijo la primera, Agatha es su nombre- de todos modos estas a prueba

-Macarena- me dijo Esther, la otra mujer- no es que dudemos de tu capacidad, sólo es por el cuidado de nuestros hijos

-No se preocupen- me levante en señal de que ya es hora de que se retiren, ellas hicieron lo mismo y sonrieron cínicamente- Y es Matilda- dejaron de sonreír y salieron como balas del lugar.

Este día el infierno comenzó a molestarme en el trabajo. Puesto que falte el día jueves y el día viernes recibí el reclamo de dos preocupadas madres, el domingo a media tarde llego alguien a ocupar el lugar de Pierre. París, su prometida.

Una muchacha castaña muy hermosa, tenía un cuerpo de modelo y el intelecto de una ostra.

Se presento el lunes a mandar a todo el mundo, incluida yo. Esa semana fue de las peores, me mandaba explicarle todo y al parecer Pierre se divertía con ese hecho, llamaba todos los días a media mañana y la escuchaba reír a diestra y siniestra. Gisela se excusaba conmigo casi todos los días y yo solo le sonreía. Eran los J’s quienes me consolaban y ayudaban a sacar el estrés que esa mujer me provocaba. Tom estaba un poco ocupado con el trabajo y casi no lo veía, aunque varias noches la paso conmigo.

Algo extraño sucedía, me despertaba con dolores de cabeza horrorosos y unas nauseas que no me explicaba. Tenía ojeras y mucha pesadez en el cuerpo, aquel fin de semana dormí profundamente.

-Pierre vendrá el martes- me dijo Gisela con un dejo de preocupación en la voz, aquel domingo por la tarde en su casa- me ha llamado hace unas horas

-No puedo creerlo, esto terminara mal- le dije negando con la cabeza a Gis- las madres están en todas partes, parece que están esperando un error mío para sacarme del lugar

-es justo en lo que estoy pensando Mati, creo que lo más importante ahora es hablar con Tom

-¿Hablar de qué?- dijo entrando a la habitación de Luca, donde ambas nos encontrábamos, asustándonos y dándome un beso

-De unas cosas- le dije rozando su nariz con la mía mientras sonreíamos- vamos a comer que muero de hambre

-Tu apetito a cambiado considerablemente- dijo Geo- ese Tom te agota demasiado- dijo pícaro mientras nos observaba, Tom me miro risueño

-Nunca es suficiente- le dije alzando una ceja provocando las risas de todos.

El sábado de la próxima semana es el cumpleaños de los chicos, están organizando una velada increíble en un antro del centro de Hamburgo. Se les escucha bastante emocionados. Javy y Jay eran encargados del decorado, tarea que les encargo Andreas, él y los G’s [incluida Gisela] de todo lo demás. Mientras que a mí me habían dejado la tarea más complicada de todas, entretener a los Kaulitz para que no se involucraran demasiado en sus preparativos

-Necesito hablarte de algo- le dije a Tom pellizcándole un brazo, tratando de que me pusiera atención. Es la noche del lunes y no quiero que Pierre nos tome desprevenidos

-¿Qué pasa?- me dijo sentándose en el sofá sobándose el brazo

-Es sobre Pierre- me miro atento mientras me sentaba en la mesita, frente a él- y las razones por las que se fue

-Te escucho- me dijo recargándose y mirándome expectante

Empecé a contarle todo, nuestra relación en el trabajo, los rumores y la decisión de él. Irse a Francia debido a mi negación de corresponder sus sentimientos. Esperaba que se levantara enojado… sin embargo solo suspiro y se inclino, apoyando sus codos en sus rodillas

-Ya lo sabía, él fue quién me lo dijo. El día que llegamos de la gira, la razón por la que subí después de todos fue esa. Él estaba esperándome- se enderezo, yo lo miraba un poco aliviada, pero me seguía preocupando esa parte. No sabía qué era lo que él le había dicho de todo eso- dijo que yo soy muy afortunado y que me amas, pero que no se iba a rendir tan fácilmente- estiro su mano y yo le di la mía, la beso con ternura- yo sé que no tengo nada que temer

-Me alegra escucharlo - ¿En verdad me alegraba? ¿A qué venía el pequeño Roux entonces? ¿París es su prometida realmente?

-Todo estará bien- me dijo acariciando mi mejilla para después hundirnos en un beso que término en nuestra cama

La mañana llego más rápido de lo acostumbrado. Despertamos, nos dimos un baño y salimos a rumbos diferentes, yo en la bella bebé y él en su bello auto deportivo que también me saca la baba xD. Quedamos en comer juntos, en casa Kaulitz. Es sorprendente que jamás haya pisado la casa de mi novio y mi cuñado. Simone y Gordon también estarán ahí.

Mal momento. Llegue donde Pierre y se escuchaban un par de sonidos quejumbrosos. Toque la puerta y estos cambiaron de ser débiles a ser agiles. París salió en un segundo abrochándose la blusa, mientras Pierre se sentaba detrás del escritorio, quitándose por completo la corbata

-Siéntate- me dijo señalando la silla, camine despacio hasta ella y ocupé el lugar. Subió sus codos al escritorio y entrelazo sus dedos a la altura de su boca- Ella es linda, pero a veces me molesta que sea tan estúpida- dijo cínico, sonriéndome lascivamente- me han informado de todo lo que has hecho desde que los Tokio están de vuelta, faltaste un día aquí, sin justificación alguna. Estas despedida

-¿Disculpa?- le dije engreída, el volteo a mirarme triunfante- No tienes fundamentos para despedirme

-Puedo inventarlos, las educadoras me ayudaran- dijo levantando una ceja, se veía tan poderoso ahí, estaba a punto de intimidarme, pero cambio su gesto en menos de un minuto- Pero tú y yo podemos hacer un trato, se que te gusta este lugar. Eres lo mejor que nos ha pasado, no sólo por lo que has implementado, le agradas a los niños y has desempeñado tu papel excelentemente bien

-¿Qué quieres?- le dije un poco molesta, él se levanto y estaba por darle la vuelta a todo el escritorio, hasta llegar a mí. Me pare rápidamente alejándome lo más que podía de él. Me miro pícaro, como quién acecha a su presa.

-Tú te quedarás aquí, serás la dueña, la jefa- empezaba a caminar frente a mí, de un lado a otro- pero tienes que dejar al ridículo de tu noviecito- dijo parándose en seco, volteo a mirarme. No lo pude evitar. Me eche a reír con demencia, el estomago me empezaba a doler. Él no hacía ningún movimiento, estaba ahí parado. – Como quieras- dijo enfadado dirigiéndose a su asiento, se giró en la silla y le di la espalda

-Mándame los papeles de mi despido, los estaré esperando- le dije a punto de salir de su oficina

-No creas que todo te será tan fácil. Jamás volverás a trabajar en una institución Alemana. Te lo puedo asegurar- sentí como giro su silla para verme salir del lugar, tal vez quería estar seguro de que lo hubiera escuchado. Si lo hice. Pero no tenía pensado volear a mirarlo con este gesto de preocupación. No le daría el gusto.

Camine por el pasillo con lentitud, vi a Allison desde ahí, estaba jugando con un par de amigos en el patio. París me encontró de frente, parecía que quería decirme algo, pero sólo me sonrío y siguió su camino. Antes de llegar donde los Kaulitz, visite el sinónimo de la SEP en Alemania, quedando para el jueves una cita al medio día.

Llegue sin prisas donde los Kaulitz ya me esperaban.

Bill fue quien me abrió la puerta, me miro sonriente pero al mismo tiempo preguntándose algo. Luce muy guapo. Me hizo un gesto de silencio, en el fondo de la casa se escuchaban un par de tarareos por parte de Tom. Ambos nos quedamos un rato ahí para escuchar el ir y venir de su melodiosa voz xD.

-¡Bill! ¡Ven acá!- le grito su hermano desde el patio. Yo seguía siendo un secreto. Me quede parada tras la ventana donde podía admirar a los gemelos preparando ¿Carne asada? Tom trae un “delantal masculino” y Bill le ayuda, o más bien, le echa porras. No se acerca mucho al fuego de las brasas. Ahí está el famoso Scottie, más otros dos caninos que corren libremente, ellos parecen jóvenes a comparación de nuestro querido amigo quien duerme en una pequeña alfombra.

Tom no se dio cuenta de mi presencia hasta que el timbre sonó de nuevo. Mis suegros han llegado y gustosa les abrí la puerta. Ya todo estaba listo para comer. Empezó la amena conversación. Como les había ido en la gira, que lugares visitaron, a Gordon y Simone sobre sus vacaciones, y a mí sobre mi vida. En realidad los adultos no sabían mucho sobre mí. Bill empezó a balconearnos, hasta que llego el momento en el que Catalina se hizo presente. Se hizo un silencio más incomodo que cualquier otro

-¡Oh, Haru!- dijo Gordon tronando los dedos- Has llegado muy temprano hoy ¿No lo crees?

-Es cierto- continuo Bill- ¿No fuiste al trabajo?- Tom volteo a verme de inmediato y me puse nerviosa

-Sí, si fui- comencé después de darle un gran trago al jugo- pero yo creo que ya no voy a volver- dije risueña tratando de aparentar. Simone y Gordon me miraron sorprendidos. Pero los gemelos me miraron preocupados.

-¿Por qué?- dijo Simone- ¿No te gusta ese lugar?

-Si me gusta, pero la rivalidad de egos es demasiada. Además ya me estaban hartando los rumores del lugar, las madres no confían en mí. En fin- dije suspirando

-Ay cielo, lo lamento mucho- dijo Simone acercándose a mí, me beso ambas mejillas y le sonreí. Me agradaba que me dieran su apoyo, pero me encantaba que hubieran creído lo que les dije, a comparación de Bill y Tom que me miraban esperando la hora de pedirme explicaciones.

martes, 19 de enero de 2010

Capitulo LIV – Ahora es amor

-¿Tom?- le dije moviéndole un hombro, su pierna estaba sobre la mia y no podía sacarla, el cosquilleo me estaba matando- ¡TOM!- dije un poco fuerte, el abrió sus ojos bruscamente y se levanto de la cama, empezó a mirar a su alrededor mientras yo ya masajeaba mi pie

-¿Qué pasa? ¿Quién llego?- parecía que aún estaba dormido

-Nada cielo, mi pie se estaba muriendo y no despertabas con nada- le dije mirándolo de arriba abajo- ¿y tus bóxers?- le dije mirando hacia otro lado… el se quedo ahí parado, como si le hubiera hablado en otro idioma, volteo a mirarse y se empezó a reír

-No me digas que te da pena – dijo burlón, voltee a mirarlo abochornada, la verdad es que si me daba algo de pena- a Mati le da pena ver mi…

-Ya Tom- empecé a sentir el calor subir desde mis pies hasta mi cabeza… mi cara estaba muy roja-no me molestes- dije finalizando, me levante y quite las cobijas de la cama. Encontré el bóxer perdido y se lo di, el me seguía mirando confundido

-¿Matilda?- dijo a mi espalda, yo me lavaba los dientes y miraba al espejo dentro del baño… pensando. El me veía preocupado- ¿Ya no me deseas?- detuve el movimiento de mi cepillo de dientes y lo mire asustada, escupí rápidamente y lo abracé

-Como crees eso Tom, claro que si- lo mire y volví a perderme en esos ojos tan bellos que tiene- es solo que, me siento extraña, como si…

-Fuera nuestra primera vez juntos- dijo sonriéndome- yo me sentía igual… aun tengo esa sensación…- caminamos fuera del cuarto de baño y nos paramos en media habitación, ahí estábamos sin decirnos nada, solo mirándonos profundamente

-Te extrañe tanto Tom- le decía mientras mis manos acariciaban su torso y sus brazos

-No creo que tanto como yo a ti- dijo empezando a deslizar mi pijama hasta el suelo y sacando con agilidad la camiseta que aún traía puesta

-No vamos a discutir eso ahora- le dije suspirando antes de que besara mis labios con frenesí, mientras me despojaba de todo.

¿Qué era esa sensación? Es lo mismo, pero distinto, no se parece en nada a lo de anoche. Ahora… hay más. Nuestras caricias siempre buscaban la manera de darnos placer descontrolado, pero ahora… esas caricias ya no presionan como antes, ahora es un suave paseo por nuestras pieles desnudas. La fuerza con la que contenemos nuestros cuerpos, la profundidad de nuestras miradas lo hace distinto. Jamás había hecho el amor como en este momento, jamás lo había sentido tanto como ahora. Nuestros ojos no se habían mirado de esta manera, nuestras manos no se habían tomado con este desdén y nuestras bocas jamás habían estado más deseosas de encontrarse. El jugueteo había terminado, si sus labios buscaban mi boca, no era para jugar con mi éxtasis, era para darme a conocer más de él y su pasión. Mis labios también recorrieron toda su piel mientras sus ojos buscaban ansiosos toparse con los míos.

Conocimos un nivel que no habíamos aventurado juntos. Sus siempre amables sonrisas, sus siempre tiernas miradas me hacían pensar en que este era realmente mi Tom.

Aquel chico que parecía siempre seguro de todo, ¿Cómo explicar esa manera de tocarme?

Ahí estábamos, tumbados en mi cama que ya antes había sido testigo de nuestra desbordada pasión, lujuria, pero hasta hoy presencio el amor… entrega total. Nuestras respiraciones eran ahora mi melodía favorita, su cabeza esta recargada en mi pecho, que sube y baja entre pausadamente debido a mi agotamiento, mientras mis manos se pasean suavemente por los contornos de su rostro.

-Eso estuvo… -comenzó sin previo aviso sorprendiéndome un poco- magnífico

-Sí que lo fue- le dije dejando escapar una liviana risa, el se incorporo sonriéndome y se puso sobre mí, apoyado en sus manos y rodillas. Estaba mirándome así nuevamente

-¿Cómo lo haces?- le pregunte tocando sus mejillas

-¿Qué cosa?- descubrí la tonalidad rosada en su rostro

-Mirarme como lo estás haciendo ahora, como sí… no lo sé. Como si…

-Es porque te amo como jamás pensé hacerlo- dijo sin más, se puso junto a mí, ambos estábamos acostados de lado, mirándonos fijamente- no sé en qué momento fue Haru, pero me enamore de ti como un demente. Te amo como jamás creí que fuese posible…

Me acerque a sus labios, sin besarlo, solo quería estar ahí, lo más cerca posible de sus ojos. Ahora que lo pensaba, él jamás me había mirado así…

-Te amo tanto Tom, a veces creo que explotare…- dije ridículamente mientras me reía nerviosamente

-Yo también siento que explotare- rozo su nariz con la mía para después besarme, nuestros labios temblaban…- Ella, morena de piel brillante, hermosa, de mirada que te juzga y te hace temblar hasta la medula. De figura modesta y que te antoja las posiciones más complejas. Figuro su voz tranquila, como cuando te dice lentamente que te ama y me vuelve loco. Confundiéndome si debo llevar la aventura de adorarla.- dijo acariciando mi espalda con lentitud, yo sonreí plácidamente después de escuchar esas bellas palabras.

Andreas ya tocaba ruidoso la puerta principal, aún no estábamos listos para salir. Él entro y tuvo que resignarse a esperarnos un momento, Tom volvió a la habitación y seguimos untándonos nuestras distintas cremas. Se amarro el cabello en una cola y salió de la habitación a acompañar al pobre rubio que estaba gritando en agonía. Me maquille un poco, nada de escándalos, solo un poco de rubor en mis de todas maneras rosadas mejillas xD, delineador, rímel y un toque de perfume.

-Dame eso Andreas- le decía Tom desesperado mientras el otro se reía como un loco por todo el lugar

-¿Qué es?- le dije después de que androide pasara a darme un beso y siguiera su paseo, entre risas

-Es el control remoto- me dijo caprichoso haciéndome reír. Empezamos nuestra carrera por el preciado control. Geo llego a ayudarnos, pero decidió que jugar del lado de Andreas era más divertido. Bill simplemente nos ignoro y paso con Gisela hasta la sala, Gustav fue el vencedor. Decidió que no veríamos televisión L

Estábamos ahí sentados en círculo, degustando los platillos que Gis había hecho el favor de preparar. Como la plática era para adultos, Margot se quedo en casa Schäffer con sus nietos.

Tenía un poco de preocupación, seguro ellos adentrarían en detalles de todo lo sucedido y era algo que honestamente no quería recordar.

-Pues en si por eso hicimos el cambio en las cerraduras, pero yo creo que ya no hay nada por qué preocuparnos- les dijo Gis seriamente, sin nada de chisme y sin enojos, a diferencia de Andreas que apenas recordaba el tema y le salía salpullido

-¿Descubriste quien era su espía?- pregunto Georg, también estaba serio. El estaba en el sofá junto con Bill y Andreas, frente a nosotros estaban Gus y Gis y Tom y yo en el otro sofá.

-No lo sabemos con exactitud, por eso tuvimos que cambiar a todo el personal, buscamos cámaras en este lugar, micrófonos, pero no hay nada, estamos completamente seguros de eso…

-Yo creo que no era necesario hacer todo eso- intercedí por ella, sin saber por qué… - nosotros ya la conocemos, es una bruja sin compasión- y me reí nostálgicamente- pero antes ella no era así. Generalmente es muy amable y puede convencer a cualquier persona para que haga sus cosas sin necesidad de engañarlo. Seguro que así fue, ella vino, pregunto y sin más alguien le dio toda esa información.

-Aun no sabemos quién es ella realmente, no puedes asegurar nada- me dijo Andreas con mucha seriedad- recuerda que la persona con ese nombre jamás existió

-¿¡Qué!?- dije sorprendida, ese era un detalle que ellos jamás me habían dado, Gisela volteo a mirarlo con decepción y Andreas hizo un gesto de disculpa

-Y si se van a enojar conmigo por eso, deberán tener razones suficientes- dijo el rubio con intención de terminar su charla, hizo a un lado a Tom y se sentó junto a mí, tomando mis manos, como quien está a punto de dar una noticia realmente terrible…- Ella no existe, la tal “Catalina Rivera” no es real. La hemos buscado, por internet y esas cosas, llamamos a las instituciones en donde se supone que ella ha trabajado y nada, es como si de pronto “puff”, se esfumo. La única razón que han podido darnos en la embajada es que sus papeles siempre fueron falsos y pudo esconderse my bien.

Sin querer, recordé la noche que estuvo aquí, como un flashback revelador. Me molestaba que pasara eso, me hacía evidente aquellos detalles que preferiría haber olvidado. Mientras ella acariciaba mi cabello, un hombre entro a prevenirla Katherina, después entro Gisela apresurada y empezaron a gritarse…

-Se que todo esto te afecta Haru- dijo Andreas, pero yo seguía atrapada, tratando de recordarlo todo, si es que no me estaba confundiendo…- pero si no la detenemos, no sabemos de que puede ser capaz

-Está bien- le dije sonriendo de una manera rara, Bill me miro extrañado y se sentó frente a mí

-¿Estás bien pequeña?- dijo tocando mis mejillas

-No- le dije y me volví a reír- es solo que tuve un recuerdo extraño, pero no sé si sean mis deseos por encontrarla

-¿Qué es?- dijo Tom, en realidad todos estaban mirándome- ¿Mat?- sacudió levemente mi hombro y me levante del sofá. No sé en qué demonios estoy pensando… es solo que me duele darme cuenta de que la persona con la que viví, con la que pase varios años de mi vida, no existe. Es como si me pidieran que todo eso lo borrara. Viví en una mentira y jamás me di cuenta de ello. Camine hasta la cocina a servirme un poco de agua, escuchaba el cuchicheo de los otros en la sala, como aquellos que hablan en un funeral. Así se sentía.

-Los demás se han ido- dijo Tom después de media hora, yo seguía mirando al infinito dentro de la cocina, con ese vaso paseándose entre mis manos

-Está bien- dije en un apenan audible murmullo. El me miro, como tratando de descifrar lo que estaba pasando por mi cabeza. Se paro enfrente de mí, paso sus dedos por mis labios. Quito el vaso de mis manos y me enredo entre sus brazos.- ella no quiere hacerme daño- dije suspirando – ella me lo dijo, Kat me cuida – empecé a llorar acurrucada en sus brazos, como una niña pequeña, sin consuelo. El acariciaba mi cabello y besaba mi frente, sin decirme nada. Solo estaba ahí conmigo.

-Vamos amor, ya no llores- me dijo al cabo de un rato, ahora solo sollozaba. Muy profundamente me negaba a pensar que todos esos años habían sido mentira, pero otra parte de mi comenzaba a preocuparse. Si ella había sido capaz de engañar a tanta gente durante tanto tiempo, seguramente su brillante intelecto podría planear muchas más cosas.

-Quédate conmigo Tom- le dije ya sin lágrimas en mis ojos, solo quedaba el rastro de mi llanto, voltee a mirarlo y el solo asintió sonriendo

-No pensaba dejarte sola después de que te has puesto tan… nostálgica. En verdad lamentamos todo esto

-Lo sé – volví a abrazarlo- lo mejor es olvidarla

-Eso creo… pero, ese recuerdo-dijo tomándome de la barbilla para que lo mirara- ¿Es real?

-No lo sé, cuando esté segura te lo diré- tome su mano entre las mías y me acerque a sus labios, el me recibió como siempre. Con ese temple que me hacía pensar que todo está bien.

Mientras tanto, a pesar de que es lo que más deseo en este momento, no puedo olvidarla. Y no lo haré hasta encontrarla.

sábado, 16 de enero de 2010

Capitulo LIII – Bienvenido Señor Kaulitz

Gisela me ha informado emocionada que el 12 de Agosto los chicos estarán de vuelta. Siento que falta una eternidad, a pesar de que hoy ya es 1º del octavo mes del año, lo que quería decir muchas cosas. El cumpleaños de mi madre, el cumpleaños de mi novio, cuñado y ex jefe se aproximan, más tarde el de mi hermano, y que otra semana más había acabado en mi bello trabajo.

Esta semana ha sido muy ajetreada, me he concentrado demasiado en las labores, hay casos especiales que me gustaría llevar con más atención, por otro lado, preparar una sorpresa del otro lado del mundo no es nada sencillo. Me he llamado constantemente con mi hermano, que no ha dejado de burlarse de mí por el mensaje de la contestadora que grabo Tom.

Que la video llamada, que los mariachis, que el salón, que los amigos, que los tíos, hermanos, el molcajete, la piñata y el perico. Todo estuvo listo para el 6º día del mes. Cinco horas a media mañana en México, significaban cinco horas en mi madrugada, y mis babas en el teclado de la lap top al otro día en la oficina.

-Se ha quedado dormida, permíteme, no, yo la despertaré, si, si no hay problema, yo le digo, que si, ya he dicho que si- una voz interrumpía entre pausadamente mi sueño, Pierre caminaba con cuidado hasta donde yo me encontraba, estaba muy débil y el con facilidad me levanto y me acomodo en un sofá cercano, acomodo mis piernas con delicadeza y poso sobre mí una cobija. ¿Qué clase de jefe no interrumpe tu sueño, te acomoda en el sofá y no te dice nada? xD

-A veces me gustaría que Tom no estuviera a tu lado- dijo tocando mi rostro, eso sin duda alguna me despertó completamente, pero mis ojos no se abrieron. Mala idea.- ¿Por qué no puedes enamorarte de mí? – abrí mis ojos para encontrarme con su rostro literalmente sobre el mío, me hice un poco hacía atrás, incorporándome lo más rápido posible.

El no se avergonzó, al contrario, me sonrío pícaramente y se levanto. Pensé que se iría, pero en lugar de, solamente puso el cerrojo en la puerta. Me asusté, demasiado…

-Lo lamento tanto- dijo él dándome la espalda, su mano estaba aun puesta sobre la puerta- Yo solo, a veces quisiera estar un momento en sus zapatos para poder…yo no sé en qué momento fue que me deje caer a tus pies

Oh no, eso definitivamente es lo último que quería oír. No solamente porque no podía corresponder a sus sentimientos, si no porque influiría en nuestra relación laboral, aunque no lo quisiéramos, estando tanto tiempo juntos y con todo el tipo de rumores que hay entre las educadoras, sería algo incomodo. Pero renunciar no estaba entre mis planes.

-Lo mejor es que me vaya- dije sin saber que otra cosa decir, volteo a mirarme confundido

-¿En verdad no puedes darme ni una sola oportunidad?- parecía abatido, odiaba ese tipo de situaciones

-No puedo, lo lamento- tome mi bolso y mi saco. Salí lo más rápido posible de mi oficina. Él no me impidió el paso como pensé que lo haría. Recogí a Allison y nos fuimos a casa.

¿A quién podía contarle? Gisela sin duda se pondría muy mal, estaría entre la espada y la pared. Por un lado Tom que ya es como su hermano y por el otro lado Pierre, quien en verdad es su hermano.

Los J’s eran mi amada salvación. Llegaron puntuales a la reunión de las 6. El pastel ya estaba rebanado, cuidadosamente cortado, el espumoso chocolate, café y té servidos en las bellas tacitas que Javy me había obsequiado días atrás.

Jay escupió el café cuando le dije lo que había sucedido. Yo estaba conmocionada, no sabía que haría.

-¿Pero cómo es que se atrevió?- dijo Javy confundida - ¿Tom y él no son amigos?

-No como tal, ellos en realidad se conocen poco. Se ven en las fiestas de la familia Schäffer y muy pocas veces se han visto para otra cosa que no sea Gisela o Allison. Yo no sabía que tenía un jardín de niños, y según Gisela él no lleva mucho tiempo con ese proyecto aquí en Hamburgo. El sigue frecuentando mucho Francia. Haya ya existen varias instituciones como esta, el plan es hacer lo mismo aquí en Alemania- Y me quede callada ¿Ahora que seguía?

-¿Mañana irás a trabajar?- pregunto Jay adivinando mi pensamiento

-Sí- le di un sorbo al chocolate- confío en que esto no afectara el desempeño de ninguno de los dos.

Javy astutamente cambio el tema y decidimos seguirle el juego por nuestra salud mental. Fue un infierno estresante el otro día. Llegue normalmente, pero Pierre aún no aparecía, pensé en que su demora tendría alguna lógica explicación y que se presentaría más tarde. No lo hizo y ya llego el otro fin de semana. Hemos decidido hacer una fiesta de bienvenida para los chicos, para esto primero presente a Javy y Jay con Gisela y sus hijos.

Para mi grata sorpresa, se hizo un “click” mágico entre ellos en cuanto entraron en contacto, Javy traía en brazos al pequeño Luca mientras Jay en los hombros a la bella Allison, quién se mostro coqueta desde un principio. Fue divertido, ese fin de semana la pasamos siempre juntos. Ya sólo quedaban dos días para que fuera el esperado 12.

El lunes, 10 de agosto, llego sin preámbulos, hizo grande mi miedo de volver a verlo… pero el miedo se convirtió en asombro, preocupación, decepción y vergüenza.

-Esas son las razones por las cuales debo regresar a Francia, se que dejare a los niños en las mejores manos, nuestras atentas educadoras, y a la institución como tal con Matilda, quien es una excelente psicóloga y al igual que yo, se preocupa por el bienestar de sus hijos.

Fue el flamante discurso de Pierre, en medio de la placita. Me ha dejado a cargo de su amada institución, con un montón de fieras que ahora debía dominar. Con varias decenas de padres llenos de preguntas. Con niños asustados por la repentina despedida.

-Y ahora todo quedara a cargo de Matilda, les pido que la traten con el respeto que ella merece y que se apoyen las unas a las otras, como siempre ha sido. Cualquier cosa el número de mi oficina en Francia estará disponible. Siempre que lo necesiten pueden acudir a él y con gusto los ayudare a resolver sus dudas con respecto al trabajo.

Si la despedida ante los padres y los pequeños estudiantes había sido un poco caótica, no se comparaba con la despedida de él hacía los trabajadores del lugar. Algunas de las educadoras lloraban sin control, otras simplemente preguntaban “¿Por qué?”. Muchas de ellas me ofrecieron todo su apoyo, cosa que sin duda me dio un alivio inmediato. Al final sólo quedamos él y yo en su oficina.

-Espero que todo marche bien ahora que me iré, sé que no se te hará difícil. Eres una mujer muy inteligente y gentil, sabrás manejar todas las situaciones que se te presenten, y si cualquier cosa llegase a suceder, mi teléfono esta en ese cuadernillo- señalo una agenda que estaba sobre su escritorio, ahora vacío – Espero que tu nueva oficina sea de tu agrado – se quedo mirándome, yo estaba de pie junto a la silla, escuchaba atenta sus instrucciones, no baje la mirada, no me sentía culpable, también me miro fijamente – Que seas muy feliz Matilda, de todo corazón espero que él té de toda la felicidad que mereces…

-Gracias Pierre- dije suspirando- Espero que tu también seas muy feliz y que la decisión que hayas tomado sea la correcta

-Lo es- dijo inmediatamente – no soportaría estar trabajando junto a la mujer que amo, sabiendo que es incapaz de corresponderme, nunca me ha quedado el papel de masoquista. Lo entiendes ¿verdad?- me miro altivo, y hasta cierto punto me sentí un poco ofendida por su lasciva manera de mirarme

-Mucha suerte Pierre- dije por último, me di la vuelta y salí lo más rápido que pude. Fue inteligente y no intento detenerme. Lo que menos quería era un escándalo. El prefirió hacer las cosas a su modo. Entro a mi oficina después de mi sin azotar la puerta, voltee a mirarlo de inmediato y su boca se acerco peligrosamente a la mía. Mis reflejos fueron rápidos y pude detener su movimiento con una buena cachetada. Fue tan fuerte el golpe que mi mano me ardió, pero fue su nariz la que sangro. Nos miramos, como un par de boxeadores agotados después del tercer round. El salió de mi oficina atarantado, y yo al fin pude sentarme un momento.

Me quede ahí pensando. Pierre había hecho una estupidez, esperaba más criterio de su parte y me había decepcionado. Pero en definitiva no seria algo que me afectara, ahora estaba a cargo del lugar, aunque no estaba completamente segura de que fuera algo bueno.

Llegue a casa y pase con Gisela, era su turno de escuchar la historia. Pierre ya se había encargado de hacerlo, por supuesto, estuvo ahí un buen rato y se había marchado al aeropuerto.

-Él ya me lo ha contado todo- decía Gisela dándome la espalda, aparentaba estar secando unos vasos - ¿Cómo pudiste?

-¿Cómo pude qué?- le dije en un tono un poco hostil obligándola a que volteara a verme- La verdad no se qué te habrá dicho y es algo que ya no me interesa. Ahora vas a escuchar lo que paso, creo que tengo derecho a que me escuches.

Y ella asintió caminando hacia la sala, di un gran suspiro y fui tras ella. Se sentó y me veía atenta, comencé a contarlo todo… ella cambiaba su expresión constantemente, y fue cuando le conté lo que acababa de pasar que su llanto inundo sus mejillas.

Yo no entendía, me acerque a ella y se enrosco en mi pecho. Lloro por un buen rato, hasta que se quedo mirándome y después se rio… no me quedo más que sonreírle, aunque la verdad yo seguía sin comprender.

-Es que… - empezó con su voz cortada, hipaba un poco- fui muy tonta, el vino a decirme que tú te le habías resbalado… y yo sé cómo es él… y aún así dude de ti, discúlpame

-Vamos Gis, no hay nada por que pedir disculpas, él es tu hermano…supongo que yo hubiera hecho lo mismo con el mío…

-Yo sabía que tú le gustas, cuando caíste en cama… él simplemente llego y te beso… y yo no hice nada para detenerlo…

-¿Me qué?- dije sorprendida…- bueno, ya no importa…- dije suspirando, esperando que todo se olvidara.

-Él siempre ha sido un poco idiota, y bueno, las mujeres jamás se habían hecho las desentendidas con él, y como tu si… bueno… el me dijo que te ama…

-Ya olvidemos eso Gis, nos causara problemas… si tu lo olvidas, lo olvidare yo también.

Ella me sonrío, limpio sus lágrimas como una niña pequeña y me abrazo efusiva. Ahora teníamos que pensar que le diríamos a los chicos. Sin duda esperaban llegar y encontrarse conmigo trabajando, con Pierre como mi jefe… ¿Es correcto decir que el cuñado de Gustav se enamoro de mi? No lo creo.

Olvidamos eso y pasamos nuestro ultimo día (Sin ellos) en preparativos diversos, una que otra pancarta, nada espectacular para no llamar la atención. Como yo estaba a cargo del kínder, por la mañana serian Gisela y los J’s los que se encargarían de los detalles. Andreas le avisaría a Simone, Gordon y a la producción, no solo de la reunión, sino que habría dos personas que ellos no conocen. La tarde del 11 de agosto nos la pasamos reunidos en casa de Gisela, Javy y Andy se llevaron de maravilla, mientras Jaden es atraído por los pequeños Schäffer a donde quiera que va.

Llegarían a media tarde, Andreas insistió en ir por ellos al aeropuerto. Hice mis labores lo más rápido posible y salí como un rayo del trabajo. No faltaba comprar nada, sin embargo decidí pasar al súper antes de llegar a casa. Compre un par de cajas de gomitas xD. Ciruelas, skittles y muchas galletas. La tarde llego sin preámbulos y nosotras estábamos vueltas unas locas.

Simone llego en punto y comencé a estar nerviosa, ella me saludo con efusividad, al igual que Gordon. Andreas les había comentado lo mal que había estado y pidieron disculpas por su ausencia. Miro extrañamente a los nuevos vecinos, pero Gis se encargo de abordar bien ese tema.

-Ya están aquí, vienen en camino- les dije emocionada después de colgar una fugaz llamada con Androide.

Apenas estábamos Gisela y sus hijos, Simone, Gordon, Javy, Jay y yo. La mesa estaba muy bien ordenada con variedad en los platillos, sería una cena al atardecer. Los postres estaban en otra mesa, junto a las bebidas. Algunas antorchas, y globos que no pude resistir inflar.

Ahí estaban. Escuchábamos su escándalo desde la azotea, los vimos disimuladamente bajar de los autos y adentrarse al edificio. Sus pasos acelerados por las escaleras, sus melodiosas risas y un sinfín de preguntas. David entro primero, nos observo y abrió mucho los ojos. Fue directo a Simone besándole ambas mejillas, después fue hacia mí.

Empezaron los abrazos de todos contra todos, Gustav paso fugazmente por nuestros brazos y mejillas, para después dirigirse a su bella familia que lo esperaba con brillo en la mirada. Geo fue más efusivo y no se controlo al ver a Javy, inmediatamente después de que se las presente le dio una vuelta en el aire, Jay lo miraba como típico hermano celoso. Bill abrazo a su madre y me miro, yo estaba perpleja, en una esquina abandonada, muchas sensaciones recorrían mi cuerpo y simplemente se me había olvidado como actuar. Además, Tom aún no llegaba…

Los adultos; Natalie, Dunja, David, Simone y Gordon, hablaban animados de temas variados, mientras La familia Schäffer se había hundido en risas desde que se volvieron a ver. Geo y Andreas ya hacían una mancuerna con Jaden, y Bill, Javy y yo conversábamos sobre moda y ese tipo de cosas que a Bill le llaman la atención.

-¿Haru?- dijo la voz de Tom al fondo del pasillo, todos nos miramos extrañados de que él aún no había subido. Voltearon a verme y no pude evitar ruborizarme. Al fin subió y nos miro alegremente. Pensé que saludaría primero a Simone, sin embargo, corrió hacia mi levantándome bastante del suelo. Después de la burla de todos, empezó a saludar a los presentes, y comenzó la velada.

Preguntaron por Pierre, pero Gisela supo manejar el asunto – El tuvo que regresar a París, al parecer allá lo necesitan- fueron sus inteligentes palabras. Empezaron las acostumbradas bromas que atinaron a varios de nosotros, nuestras ruborizadas mejillas, ya sea por tanta risa, o por una balconeada, eran las lucecillas que iluminaban la noche.

Nos la estábamos pasando muy bien, sin embargo muchos tenían que retirarse primero. Los adultos se despidieron, era hora de que le dijéramos a Simone sobre lo nuestro y me estaba muriendo de la pena xD

-Si mamá, iré a comer lo más pronto posible, pero no me has dejado decirte- decía Tom impaciente, mientras Simone daba un par de besos en mis mejillas y en las de Bill.

-¿Qué pasa cariño?- le dijo ella poniéndole mucha atención, el tomo mi mano y ella volteo a mirarme, levanto una ceja y mis nervios empezaron a hacerme sudar xD

-Pues, sólo quería informarte que… - y ahí se detuvo, el gato le había comido la lengua

-Tom y yo somos- dije, según yo, muy segura de mi misma, pero me paso lo mismo, me quede trabada a media frase

-¡Por Dios! Parecen nuevos- se quejo Bill a nuestras espaldas- Tom por fin ya dio el primer paso. Debemos estar orgullosos de él- dijo congratulándose. Simone por otro lado nos observo, y nosotros estábamos ahí parados sin decir nada, Gordon estaba a punto de reírse a carcajadas… hasta que ella me abrazo dulcemente, me miro y dio un beso a mis mejillas, mas otro a mi frente

-Me da tanto gusto que seas parte de la familia Matilda, mi hijo es muy afortunado al encontrarse a una mujer tan bella como tú- y acaricio mi cabello, yo suspire aliviada y le respondi el abrazo

-Gracias- le dije sonriente, paso seguido ella se abalanzo sobre Tom que aún estaba en shock. Al final sonrío feliz de las palabras que sus padres nos habían dedicado. David, Dunja y Natalie también nos felicitaron. “Solo necesitaban el titulo” nos burlo David. Los schaffer se fueron en seguida, la media noche había llegado rápido y sus hijos estaban más que dormidos. Javy y Jay se despidieron media hora más tarde, al igual que Geo, prometiendo una próxima “hora del té”.

El aire empezó a helarse y cambiamos de residencia, de la azotea al famoso “ravijo”. Fue Andy el encargado de comentar todo lo sucedido, con sus detalles, algunos que quizá no debió mencionar. Bill entendió el mensaje y se lo llevo lo más pronto posible de ahí. Prometimos vernos mañana para hablar de todo con más detalle. Tom pasaría la noche conmigo…

-Ya extrañaba esta sensación- dijo a mi oído mientras acariciaba mi espalda, nos habíamos perdido en un baile silencioso

-Yo también- le dije recargando mi cabeza en su pecho, el olor de su perfume me invadió de nueva cuenta, sonreí, estaba feliz… realmente volví a ser feliz desde que se apareció frente a nosotros hace un rato.

-¿No irás a trabajar mañana?- dijo de pronto deteniendo la melodía de nuestros pies, mirándome, yo estaba a punto de quedarme dormida

-Me reportare enferma, hoy es un día especial- dije tocando su nariz con mi dedo índice, el me sonrío coqueto y presiono sus labios con los míos. Era el primer beso que nos dábamos después de su larga ausencia. Me sentía torpe, hacía una eternidad que no probaba esa dulce miel, me estaba perdiendo en ella, y en sus suaves caricias.

-Soy un mal ejemplo- dijo riendo, después de ese delicioso juego de labios- apenas llevo ¿6? Horas aquí y ya te he convencido de que no vayas a trabajar…. Pero…

-No hizo falta que me convencieras- le dije riendo- yo ya lo había planeado todo xD ¿Creías que te dejaría sólo después de tanto tiempo sin verte?

-Me encanta cuando me hablas así- dijo haciendo un movimiento sexy con su boca, me tomo de la cintura y me cargo hasta mi habitación. Caímos sobre la cama y empezamos a llenar el vacío que tanto tiempo había marcado en nuestras pieles.