Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


jueves, 14 de febrero de 2013

Encuentros.


-Pero no puedo... No debo…- Insistía él, negado a cualquier otra cosa que pudiera suceder.

-No te entiendo ¿Por qué tendríamos que estar lejos? – Ella, sentada con sus piernas cruzadas, lo miraba a él con atención. Caminaba desesperado, intentando no cambiar de parecer, sin querer mirarla, porque sabía que al hacerlo no podría decidir nada.

-Porque así son las cosas ahora… no podemos estar…-  Se quedó quieto, pensándolo todo de nuevo, intentando encontrar una solución. La miró; atenta, con sus ojos levemente llorosos, tratando de sonreír para no angustiarlo…

-Juntos. –Dijo ella, con su apenas y audible voz, levemente entrecortada por tener que admitir que lo suyo realmente no podía ser.

Él asintió perezosamente, sin poder mirarla, impidiendo que ella dijera una palabra más al respecto… Sabía que ella insistiría una y otra vez  y al final no podría negarse, porque a final de cuentas… ella era para él algo más de lo que pensó jamás.

-¿¡Qué!? –Apenas y puedo esquivar el almohadón que iba directamente a mi cabeza, me le quedo mirando,  ella sonríe, levantando una ceja nada más.

-Está listo tu almuerzo… -Tararea, saliendo de mi visión. Escucho su caminar escandaloso por el pasillo, poso el libro sobre el buró, dejo la hoja nuevamente con un doblez marcado muchas veces y camino detrás de ella.

-¿Entretenido, amor? –Palpa la silla y espera a que me siente, me da un beso tronado en la mejilla; sonrío y asiento. -Pero esa historia la has leído muchas veces.

-Y lo haría mil veces más. –Decidido, vuelvo a levantarme para ir por el libro; sentándome torpemente sobre la silla, la miro, ella está interesada en mí.

-Te da pena leer en voz alta. –Susurra, no sé si se está burlando de mi; toma su encendedor y pasea el cigarrillo por sus labios, hasta que lo enciende y vuelve a verme, ansiosa porque le lea.

-Esto no…

-¡Yo no sabía que te encontraría aquí!-  Me decía, desesperada. De entre todos los millones de ciudadanos en el mundo, teníamos que encontrarnos ella y yo en el mismo lugar.
Simplemente no sabía que contestarle. Muchos años han pasado ya desde la última vez, de esa primera y última vez que nos encontramos.

-No... Espera. Yo me voy, hagamos... vamos a imaginar que jamás pisamos este lugar, que… -Me miro más que furiosa. Trague saliva y di un par de pasos hacia atrás.

-¿Por qué siempre has estado huyendo? –Suspiró, se sentó y cruzó sus manos la una sobre la otra.- Yo sé que… Siempre ha sido complicado…

-No tienes que explicarme nada…-Me senté junto a ella; con precaución, tomé una de sus manos entre las mías, ella me miró hacerlo, me vio a los ojos y sonrió. –Escucha… éramos demasiado aventurados… tú querías darlo todo, sin importarte nada, yo era un cobarde que se la pasaba noches enteras sin dormir pensando en el hubiera…

-Y cuando al fin estuvimos juntos todo se fue al carajo… -Resopla, con un dejo de diversión. Me hace reír levemente, recordando de esa vez en la que dije sí, siendo consumido por las horas a su lado y por lo que me dolería verla partir.

-Pero eras necia… -Susurré, tanteando terreno. Ella me miró un tanto desconcertada y pensé que ya había metido la pata… Sin embargo, ella alzó esa ceja y comenzó a reír.

-Sigo siendo la misma persona, bebé… Sólo que ahora uso tacones todos los días. –Al escuchar sus palabras, no sé qué pasó dentro de mí que todo se encendió… sentía arder todo de nuevo.

Jamás he sido obvio, pero en ese momento disimular era lo último que me importaba. Me acerqué a ella apenas unos milímetros y, como si en ella todo hubiera estado en llamas de nuevo, se acercó a besarme lentamente, casi como si el recuerdo le doliera…

 -¡Hey! – Un palmazo en la espalda que no pude evitar, me hizo perder la concentración, voltee de inmediato a desquitarme, pero el verdugo estaba ya besando esas rosadas mejillas que tenían toda mi atención.- No puedes leer en la mesa, reglas de mamá.

-Pero si yo hice las reglas en esta casa. –Me congratulo, ganando una mirada obvia de mamá…

-Toca la parte innecesaria de la sala, es demasiado porno para los niños… -Susurró ella, apenada, mordiéndose un labio después.

-¿La sala? –Respinga el verdugo tomando de un trago un vaso de agua.- Haberlos visto en ella es más que suficiente, escucharlo seguro es lo más soft del mundo... –Con miradas obvias, solo pudimos echarnos a reír, nerviosos. Volviendo a sonreír, volviendo a recordar.

-Déjalos en paz monstruo, tienen derecho a recordar su juventud. –Princesita llegó, con una mirada tierna, pero también pícara; ve el libro entre mis manos y asiente lentamente, con diversión, besándome la frente – Pueden omitir la parte de la sala que fue suficiente con haberlo vivido…

-Se me durmió el pie… -Reía, sin parar. Jamás la escuché reír así, tan completa y feliz. Me moví y puse de pie, ayudándola a levantarse para que ese pie travieso dejara de incomodar.

-¿Te traigo algo? –Pregunté luego que se sentó, vi la ropa sobre el suelo y la luz de la luna en la ventana. No pude evitar sonreír como un idiota.

-Estoy muy bien… -Asintió mirándome, viendo el desorden y luego el ventanal. Suspiró profundamente, poniéndose de pie a mi lado y acariciándome las mejillas. –Jamás creí que podríamos hacerlo aquí….

-¡Papá! ¡Hey, oye…! –Y ahí van los dos a pelearse como todos los días. Los miro un tanto distraído, con el libro en la mano.  Giro mi cabeza al frente y ahí está ella, esperando que reaccione, sonriendo.

-¿Viajando por el tiempo, bebé? –Me mira interesada y se pone de pie, acercándose a darme un beso pequeño, sentándose a mi costado y viendo la portada con algo de vergüenza.

-Eres tan cursi…-Resoplo divertido y paso mi brazo por sus hombros, recargándome en su cabeza un momento.

-Tú eres el cursi, te la pasas leyendo eso todos los días…-Me mira con obviedad, riendo un poco.-

-Leer nuestra historia me parece divertida. –Asiento con seguridad, tomando su mano y dejándole un beso a su dorso.- Es mi historia favorita.
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¡Feliz día de San Valentín a todos! PD: Alguien dígale que lo amo y que siempre vivirá en las páginas del libro que más lea yo.♥