-¿Que estás haciendo aquí?- me pregunta sorprendida
-Hola- le digo avergonzado de que me descubriera- vine por unas cosas que me encargo Olivia
-No sabía que mi padre se llamaba “Olivia”- dice con su mirada penetrándome
-Lo lamento Mine- le digo con una sonrisa- en verdad lo siento
-¿Desde cuando estás aquí?- cuestiona, tratando de ponerse más tranquila
-Hace un par de días, nada más- le contesto, tratando de ser honesto con ella
-Este no es un buen lugar para conversar- dice y yo me confundo- ¿Te gustaría ir a comer a nuestra casa?- me pregunta con esa sonrisa tan hermosa
-Para mi sería un placer- le respondo y le extiendo mi brazo, ella lo sujeta fuertemente. Caminamos hasta mi auto, al parecer ella había llegado al centro caminando, porque necesitaba relajarse. Su casa estaba a 15 minutos en el auto. Llegamos a una pequeña... realmente pequeña casa comparándola al tamaño del enorme castillo donde Don Ramon vivía... de color melón, y a pesar del clima del lugar, abundaba en bellas flores. Me gustaba su casa, me recordaba a la mía...
-Pasa- dice abriendo la puerta, yo le sonrío y entro. Llena de fotografías, igual que su madre...
-¿Mine?- escucho una voz masculina
-Ya estoy aquí mi amor- responde ella con una sonrisa engalanando su rostro- necesito que conozcan a alguien
-Ven preciosa- escucho que dice esa misma voz, con un júbilo indescriptible, uno que me pone alegre sin siquiera quererlo. Veo a un hombre... es -¿Matt?- le pregunto con sorpresa
-¡Felipe!- dice con sus ojos azules brillando por verme después de tantos años- No puedo creer que seas tu ¿Y tu mujer?
-Se quedó en España, ya sabes, tenemos una hija, y por lo que veo ustedes también- le sonrío a la pequeña que ahora esta en brazos de su madre- No puedo creer el parecido que tiene contigo Mine, es impresionante
-¿De verdad lo crees?- me pregunta acercándose a mi, la pequeña se queda mirándome y coquetamente esconde su cabeza tras el cabello de su mamá- yo creo que el brillo de sus ojos es igual al de su padre
-Vamos amor, ella es idéntica a ti- y comienzan a reír entre ellos. Después la niña les sigue el coro de sus risas y termino riendo yo también.
Amena fueron nuestras buenas horas de conversación, donde ellos me hablaron un poco de lo que yo ya sabía, como es que habían llegado a Canada, porque tomaron esas decisiones y lo afortunados que se sentían de ser padres de la pequeña Robín, hermosa niña que al fin ha prestado un poco de atención para mi y ahora me observa detenidamente a veces me sonríe e incluso sus manitas tocan mis piernas
-Ella y Shara seguro serían buenas amigas- le digo suspirando recordando a mi pequeña- si no me equivoco se llevan apenas 1 mes
-¿En verdad?- pregunta Minerva emocionada- me alegraría mucho ir a visitar a mis papás, ya sabes... desde que vivimos aquí no han venido, ni siquiera sé si ya saben que son abuelos... ¿Como esta Olivia?- me pregunta y yo me quedo helado. Con la emoción de encontrarla y que no me odiara por que la había estado espiando, cosa que me doy cuenta ella no se ha percatado, se me olvido decirle que...
-¿Felps?- dice soltando una risilla, yo la observo...- ¿Mis padres están bien?- ¿como es que entre todas las preguntas, ella tuvo que hacer precisamente esa?
-Verás Mine, hay algo que tengo que decirte pero me gustaría que tomaras las cosas con la mayor calma posible
-Mi mamá murió- dice viéndome- ¿verdad?
-Lo lamento mucho- le digo suspirando y agachando la mirada. Ella se queda estática en su lugar, Matt se sienta a su lado y la toma de las manos. Robín se queda mirándonos a los tres
-Ven mi amor- le dice ella a su hija, que apresurada corre a los brazos de su mamá
-¿Por qué estás tan triste mami?- le pregunta acariciándole el rostro
-Nada de eso cariño- le responde fingiendo una sonrisa- necesito que me dejes un momento con este señor, él ya se va pero necesito hablar con el unas cosas de adultos
-¡Creí que se quedaría a vivir con nosotros para siempre!- grita desilusionada
-Oh cielo- le dice su padre- no podemos tener a extraños viviendo en nuestra hermosa casa
-Bueno- le dice ella resignada- yo creí que era nuestro amigo
-Yo también- le dice Minerva y Matt me mira, se levanta del sillón y se va con la niña que me dice adiós con la mano... yo le sonrío. Me despido de ella, seguramente no podré verla más.
-¿Esperabas decirte que mi madre había muerto hasta que te estuvieras despidiendo en la puerta?- me dice con un tono un poco agresivo
-No Minerva- le contesto tratando de ser determinante- Con la emoción de verte se me olvido...
-¡Sí, claro!- me dice irónica- como no se trata de tu madre ¿Verdad?
-Lo siento mucho Mine- le digo y me acerco a ella que esta parada detrás del sofá en el que estaba sentada
-Tu sabes más que nadie el dolor que siento cada día por haberlos dejado así... y en lugar de decirme, vienes a mi mesa como si nada importante estuviera pasando- dice tranquilamente- ¿¡Como demonios me hiciste esto!?- me grita al fin, y se pone a llorar...
-Te pido que te vayas de nuestra casa, por favor- dice Matt parado a nuestro costado, ella llora sin control recargada en la pared
-Yo no quería causarles este dolor- le digo tomando mi abrigo y caminando hacía la puerta...- Tu padre me pidió que no te dijera nada...él no se siente muy bien
-¿Mi papá?- pregunta viéndome de nuevo, sus ojos se han hinchado y su maquillaje ahora esta corrido- Debemos ir...
-No Minerva, él no quiere ver a nadie...- le digo suspirando- Tu mamá pensó en ti hasta el último momento de su existencia, me pidió que te dijera que siempre serías su mayor tesoro y que siempre se sentirá orgullosa de ti, mandó felicitarlos por su hija y por tus sabias decisiones...
-Gracias Felipe, pero no quiero escucharte más. Si algún día regresamos a España y quiero verte, te lo mandaré decir.... por le momento no. Vete, no eres bien recibido aquí.
-Pero Mine- le dije tratando de acercarme
-¡VETE!- grita poniendo sus manos en su cabeza, Matt me toma del brazo y me obliga a salir. Antes de azotarme la puerta en la cara, vi como ella se desvaneció en el suelo.
Aborde mi auto y lo estacione donde siempre, la esquina contraria a su casa, ahí donde los vigilaba día y noche.
-¿Le dijiste que su madre ha muerto por su culpa? ¿Que murió maldiciéndola?- pregunta Ramón por el teléfono
-Si Señor- le respondí mintiendole a él....Ramón se sentía feliz. Pero quería que su hija se sintiera culpable, cosa que jamás pasará. Es una mentira. Lo que yo le dije a ella es verdad, la misma Señora de Azbaje me lo dijo, y protegeré esa última voluntad con mi alma.
Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.
Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.
Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.
Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.
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