-Pero qué demonios paso aquí!- Escuche que gritaban, yo me sentía aturdida y esa voz me molestaba bastante
-Tom, teníamos que estar con David hace tres horas!- ahora jaloneaban las sábanas, estaba a punto de levantarme para ir a golpear al susodicho, pero caí en cuenta que era la voz de Bill, que Tom estaba acostado conmigo, y si no mal recuerdo sin camisa
-Dios, Bill! Por qué haces tanto ruido, que no ves que estoy dormido, no seas idiota, no me molestes, déjame dormir- Tom discutía en la misma posición, tenía mis ojos entre abiertos, no se por qué prefería seguir haciéndome la dormida…
-¿Aun no despierta ella?- Esa es la voz de Dian- creo que tendremos que tomar medidas drásticas-…Oh no…recuerdo que la última vez que me tarde en despertar, me echaron una cubetada de agua fría, llegamos a tiempo al compromiso, pero me dio una gripe terrible
-No Dian, no es necesario- le dije abriendo mis ojos y apartando los brazos de Tom, me incorpore, y él seguía ahí acostado, los vi, me vieron entre cohibidos y confundidos, hasta que Bill desvió su mirada a otro lado, me di cuenta que la camiseta que me había puesto, ya no estaba, asi que di un espectáculo a Bill sin darme cuenta, en seguida me tape con la sabana y me puse mas roja que nunca…me di cuenta de que mi blusa, las playeras de Tom, nuestros zapatos, estaban de mi lado de la cama, mientras que del otro lado, estaba el pantalón de Tom…
-Haru, discúlpanos, es que David tiene prisa, y teníamos cerca de media hora tocando la puerta…
-No se preocupen- les dije aun sin verlos pensando en que se estarían imaginando- nos permiten un instante, saldremos en seguida
-No hay tiempo Mati- me apresuro Bill, aun sin verme xD- teníamos que estar a la 1 con David, ya nos ha marcado un millón de veces
-Lo comprendo, pero aun así quisiera que por favor salieran de mi habitación un momento, Tom saldrá en seguida
-Está bien, encanto- Dian me hizo una mueca que correspondí, gracias por entender, salió del brazo de Bill y cerraron la puerta. Oportunamente Tom se levanto como un rayo en cuanto escucho que salieron de la habitación.
Estaba en bóxers, no tengo idea de cómo le hizo ni a qué hora, para quitarse el pantalón y quitarme mi camiseta, aun estaba en la misma posición, sentada en la cama con mi vista perdida en Tom, y la sabana cubriendo lo que debería estar cubierto. Mmy se vistió rápidamente, y no me decía nada, pero yo tampoco le hablaba
-Regresare en un rato, deberían bajar a comer, son las 4 y te aseguro que mueres de hambre
-Si, bajare en seguida- conteste aun reflexionando
-No trates de encontrar una respuesta, no la vamos a encontrar y solo nos dolerá mas la cabeza- se acerco a la cama y se hinco frente a mí- Eres tan hermosa- acaricio mi rostro que ahora estaba lleno de un color durazno que no conocía. Sentí un impulso, después de mirarlo un segundo, me fui contra él en un abrazo que nos acostó de nuevo , un abrazo que aun no se qué significo para ambos, ahí nos quedamos, el acostado en mi cama y yo arriba de él, lo mire, tenía sus manos posadas en mi cintura, yo me recargaba en la cama con ambas manos, mi cabello caía por mis hombros, como una cortina, era lo suficientemente largo para estar tendido en la cama, no dejábamos de mirarnos, no sé por qué, sin palabras, sin nada.
Se acerco a mí, y comenzó a morderme el labio inferior, ahora sus codos estaban apoyados en la cama, nuestras caras estaban relativamente pegadas, yo no hacia ningún movimiento, solo dejaba que el hiciera lo que quisiera, sabía que el tiempo no nos dejaría hacer nada, así que solo me aleje de él, me miro y comprendió que es lo que sucedía, me puse otra camiseta y él se levanto de la cama.
-Cuídense mucho- le dije acercándome a la puerta
-Ustedes también, cualquier cosa me marcas y regresare en seguida
-Vamos Tom, no pasará nada- le extendí mi mano y el la tomo con fuerza, le dio un beso y se acerco a mis labios que se acoplaban a los suyos de una manera tan perfecta, el beso estaba subiendo de tono, y sus manos bajaban, pero el golpe en la puerta, nos hizo reaccionar
-Ya me voy- se alejo y se carcajeo como un loco- ¿o No?- me miro con tanta sensualidad que en ese momento lo hubiera desnudado de un solo jalón
-No Tom, ya vete- me reí y abrí la puerta, se seguía resistiendo y empecé a empujarlo. Entre risas íbamos caminando hacia la sala de estar, donde Bill y Diana nos esperaban malhumorados
-¿Dónde está el Hobbit?- pregunto Tom una vez que llego donde Bill
-Hace horas que salió de aquí, Zay está en su habitación- le respondió Dian, al ver que su amadito, no respondería
-¿Ya estás listo? ¿O prefieres que te espere otra media hora?- Me sentí culpable y solo agache la cara, Tom me miro y después a su hermano, empezaron una lucha de miradas que casi termina en golpes, si no es porque Dian y yo los encaminamos prudentemente a la puerta, Bill le susurró algo a Dian, voltearon a vernos...
-Discúlpame Tom, no era mi intención qué…- me beso y me tomo de los hombros, enseguida me abrazo
-No te preocupes, no pasa nada, Bill siempre se pone mal cuando toma demasiado, y si no duerme bien, el mundo se acabara, pero hablare con él.
-No se peguen, no quiero que regreses con tremendo ojo morado- le dije separándome de él, Bill ya caminaba unos pasos adelante y Dian estaba parada a nuestro costado, me guiño un ojo y soltó mi mano lentamente, caminaron hasta entrar al elevador, y perderse de nuestra visión.
Entramos a la habitación en un silencio sepulcral, camine un tanto y me deje en mis pensamientos, caí sobre mi cama…
-¿Te sientes bien Mati?- decía Diana a mis espaldas, se escuchaba seria, muy aventuradamente diría que preocupada
-Me siento bien ¿Ustedes cómo están?- me senté sobre la cama y ella me llamo con su mano, caminamos de nuevo hacia la sala de estar, donde Zay estaba leyendo el periódico que hacia un momento nos habían dejado junto con el desayuno/comida.
-¿Qué tal esa borrachera eh, Haru?- Zay sonreía amigablemente
-Ni la menciones- le dije tocándome la cabeza y acercándome por un plato lleno de frutas, un manjar después de tanto alcohol
-Bien Haru- dijo después de masticar armoniosamente una fresa- ¿A ti como te fue?- me miro con esa sonrisilla sexoza
-Dormimos profundamente- le dije tomando el melón, note que ellas estaban en silencio, como no creyendo lo que les había dicho - iba a pasar, se los juro, pero Tom se quedo dormido- seguía comiendo, ellas me veían fijamente.
-¿En serio?- Dian estaba atónita
-En verdad, el alcohol se evaporo, y nos pusimos hot, pero, caímos en la cama y ya no despertó hasta hace un momento, y se puso de nuevo a…
-Matilda!- Zayra se tapo los ojos y se empezó a carcajear, Dian relajo su semblante y también empezó a reír
-En serio- les decía entre risas-si no fue por que tocaron la puerta nuevamente, nos hubiéramos quedado ahí, mmy tiene unos reflejos muy buenos- levante una ceja y saboree lentamente aquella frutilla, ellas se carcajearon todavía más, cosa que termino contagiándome a mi también.
-Supongo que a todas nos paso igual- dijo Zay con lagrimas en los ojos debido a la risa- nuestros valientes hombres se quedaron dormidos después de tanto alcohol, a Geo ni con un sutil…
-Basta Zay, no quiero saber tanto detalle- le dije entrando en calor del chisme
-Pues Comadre, si no paso nada, a la hora de despertar me dio un beso y salió de la habitación diciendo que tenía que hablar con David sobre lo de…
-Zay- la silencio Diana, una mirada asesina de su parte me confundió
-¿Qué paso contigo Dian?- le pregunte queriendo saber un poco más del secreto entre ella y Zay, aunque muy profundamente sabia que sería inútil
-Pues, me paso igual que a ustedes, Bill empezó juguetón y después se quedo dormido como una piedra, al despertar dio un brinco que me sobresalto, estaba de muy mal humor, decía y decía cosas, cuando fue en busca de Tom y no recibió respuesta, se enojo exageradamente y decidió entrar, fue cuando los vimos…pues así…
-¿Así, cómo?- pregunto Zay tan divertida que me saco una sonrisa
-Matilda estaba acurrucada en los brazos de mmy, el dormía tan plácidamente que casi me dan ternura, ella se enderezo y no traía camiseta, tu y yo estamos acostumbradas a verla sin pijama, sin nada puesto, pero Bill no…
-Pobre Bill!- dijo Zay pegándose en las rodillas y doblándose de la risa
-Agh, yo no sabía que no tenía la camiseta puesta, y no me pregunten como paso, porque yo me dormí con ella, es más, Tom estaba con el pantalón y amaneció sin el…
-Qué horror!- Interrumpió Dian- Tom tiene talentos que no conocemos, y tú no te despertaste para darte cuenta, eso es un desperdicio de tiempo
-Vamos chicas xD, honestamente me siento rara por esta situación, hemos estado tanto tiempo juntos, en situaciones muy parecidas, y… no sé por qué, algunas veces soy yo la que dice que no, en unas otras él no se acerca.
-Por eso Bill estaba tan molesto hoy en la mañana- dijo Diana negando con la cabeza- sin querer escuche que decía “El prometió que no sería como las demás, que no lo haría solo por hacerlo”, estaba muy ofuscado por eso, cuando vio que estaban juntos, y pues…eso…casi se rompe una uña, cuando le pregunte que le sucedía, me dijo que no era nada, que era problema de Tom
-Supongo que él hablara con Bill- le dije bebiendo el jugo, para dar como finalizado nuestro desayuno
-Bueno, es hora de alistarnos para salir
-¿A dónde?- dije intrigada
-Encanto, debemos salir a conocer París, no creas que nos quedaremos aquí toda la vida, en pocos días cada una de nosotras regresara a sus actividades comunes, los chicos empezaran con las promociones alrededor de Europa, tu regresaras a Alemania y nosotras a México, y todo volverá a la media normalidad- Dian había terminado su discurso, la nostalgia en su voz me hacía querer llorar, Zay también se había deprimido
-Vamos chicas, no se pongan así, ustedes saben que nada volverá a la normalidad, será extraño, pero la distancia es tan relativa en cuestiones de amor…. En pocos meses estaré de vuelta en México y podremos llorar juntas nuestra desafortunada vida, esperando a que los hombres de nuestras vidas lleguen con ramos de flores- me tocaba el pecho fingiendo un corazón latir, mi habla un poco irónica provoca una sonrisa en las tres… por lo menos olvidaríamos nuestro sufrimiento por un rato.
Fuimos a ponernos en onda para salir a vagar por un rato, un poco más tarde, el trío salimos en pantalón de mezclilla color negro, con unos sacos azul cielo para Zay, rosa pastel para Dian y purpura para mi, con botas que hacían juego.
Comimos un poco en el hotel y salimos directo a la calle, el Museo de Louvre, quedaba prácticamente atravesando la calle.
Siempre había querido venir aquí, dimos un recorrido cercano a las 2 horas, Dian nos contaba una historia entre pintura y pintura, algún guía turístico que quería sacar el número de Zay, y un hombre de cana cabéllenla que no dejaba de mirarme, tiene el aspecto de ser un doctor.
Están a punto de cerrar este lugar y faltaban otras tres vueltas, a regañadientes salimos de puntas del museo. Rick estaba ligando con un par de jovencitas francesas bastante atractivas, no nos dimos cuenta de a qué hora empezó a seguirnos, le hice una seña, y sonriente, dio la vuelta con ellas, cada una tomándole un brazo.
Encontramos nuestro lugar, un café con el ambiente tan armonioso que nos hizo sentir como en casa, ordenamos un pequeño tentempié, café con pay para las niñas y chocolate con flan para mí.
El aire comenzó a soplar y nuestro cabello se mecía con ese misterioso viento, un viento con olor a nevada, aquel que me hacia recordar aquel día en él que un niño de cinco años nos robo el corazón. Mi mirada estaba perdida en ese instante, la noche ya había caído, había muchas estrellas en el cielo, era un momento ideal para alejarse un poco de la realidad.
-Recuerdas a Paul, ¿Verdad cariñito?- dijo Dian mirando al cielo
-Lo recuerdo, todo el tiempo, me sigue doliendo mucho su muerte y más en esta época- le dije nostálgica
-Vamos niñas, saben que no hay nada que se pudiera hacer, nos enteramos demasiado tarde de que no había remedio a su enfermedad, pero les aseguro que fue muy feliz mientras vivió en el orfanato, ya no sufría del frío en las calles, tenía mucho cariño tanto de la gente dentro de ese lugar como de nosotras
-Me hubiera gustado que viviera más, ya sé que es un deseo imposible, pero… por lo menos me hubiera gustado que viviera mejor el tiempo que estuvo con vida…5 años no son nada, dos viviendo tremenda escases y casi morir de frío al cumplir los 3…ser abandonado por sus padres a la puerta de casa, eso no es una vida…
Paul nació en una familia que no lo deseaba, yo cumplí 18 años y no tenía idea de su existencia, hasta que cumplió los tres años, a mediados de enero, yo acababa de cumplir 21, y fue cosa del servicio social que lo conocí, lo vi luchando por su vida en una de mis visitas al hospital.
Estaba dispuesta a adoptarlo, pero no me lo permitieron, así que decidí que estaría bajo mi cuidado, todo lo que necesitara yo se lo daría. Al contarles a Dian y Zay, lo poco que conocía de la historia de Paul, decidieron estar conmigo y estar con él.
Pasamos juntos muchas lindas experiencias, era un niño tremendamente inteligente, nada enfermizo, por eso el doctor no identifico ninguna enfermedad…
Siempre estaba lleno de regalos de nuestra parte, y el estaba tan feliz, todo el tiempo sonreía. Pasamos juntos dos de nuestros cumpleaños y sus últimos dos, el 4to y el 5to, estuvo conmigo cuando lo de Marco me ataco, era tan feliz cuando todos estábamos juntos. Era un pequeño hijo para nosotras, él fue el que nos dijo “reinas magas”, semanas después de decirlo, el murió.
En febrero se cumplirán 3 años de su muerte.
-En verdad son unos verdaderos ángeles- nos decía la madre dándonos la mano, después de bajar todo el cargamento de juguetes que traíamos para Paul y sus amigos, aquel día de Reyes en el orfanato.
-Siempre es un placer para nosotras- decía Diana sonriente
-Wow- entraron los niños a la sala listos para abrir todos los regalos, gritaban emocionados y hasta bailaban entre ellos
-Me encanta que vengan los Reyes Magos, amo el día de reyes, amo el pan y los regalos- coreaba Fabiola, la mejor amiga de Paul
-Te equivocas- le dijo Paul con su hermosa vocecita, una apenas audible para Fabiola, y para nosotras que no le despegábamos la vista ni un segundo- Son las “Reinas Magas”- volteo a mirarnos con una enorme sonrisa, nosotras nos volteamos, y sintiéndonos descubiertas, comenzamos a reír.
….
-¿Cuánto tiempo?- decía Zay desesperada
-Lo lamento mucho jovencitas, si hubiera sido atendido a tiempo él podría sobrevivir unos años más, pero el SIDA con el que nació lo carcomió lentamente y ninguno de nosotros pudo darse cuenta de ello.
-No hay nada que pueda hacerse- dije con tanto pesar que por un momento creí que moriría
-Lo único que podemos hacer es procurar que esté bien, no sabemos cuánto tiempo le queda
El doctor nos dejo solas y desconsoladas en el pasillo, entramos con sigilo a la habitación de Paul que nos esperaba con una sonrisa, volteo a mirar el techo, suspiro, su respiración era cada vez más lenta, nos acercamos a la cama, para recibir la última mirada de Paul, quién dos segundos después, yacía sin vida sobre aquella cama, en un frío y siniestro hospital.
-Sabemos que el odiaba que dejáramos de sonreír, así que- dijo Diana levantándose anunciando que debíamos regresar al hotel- vámonos de aquí Reinas Magas.
-Nevara esta noche- dije comenzando a caminar
-¿Puedes olerlo comadre?- me dijo Zay tomándome de un brazo
-Exactamente- le dije con una gran sonrisa, Diana me tomo del otro brazo y caminamos juntas al hotel, ignorando aquellas pequeñas lagrimas que rodaban por nuestras mejillas.
Estábamos por entrar al hotel cuando notamos que copos de nieve iban a nuestro paso, levantamos las manos y como el trío de locas que somos, dimos unas vueltas en la acera, el ambiente se volvió terriblemente amigable y la gente que pasaba a nuestro alrededor nos sonreía, al igual que el personal del hotel, pasamos las puertas, corrimos hacia el elevador y en menos de un minuto estábamos de vuelta a nuestra habitación.
No pasaron ni diez minutos para que los chicos llegaran a hacer alboroto y discutir que tanto cenaríamos esa noche, Gisela se entretenía con las niñas que salían y entraban en todos los lados posibles, seguía nevando, algo me llamaba a la ventana.
-¿Qué sucede?- dijo Gustav preocupado, me tomo del hombro y se asomo conmigo a la ventana, no me había dado cuenta de que llevaba entretenida cerca de diez minutos viendo aquella figura que estaba en la acera frente al hotel.
-Ese hombre- le dije señalándolo y atrayendo la atención de todos- estaba en el Museo
-¿Lo conoces Mati?- pregunto Bill
-No, jamás en mi vida lo había visto- entonces, ese hombre metió la mano al bolsillo de su abrigo, y saco algo, no alcanzaba a ver que era, salí al balcón, la fría nieve golpeaba en mi cara mientras ese hombre sonreía, poso aquel objeto en la palma de su mano y la estiro, como una ofenda al cielo, y fue en ese momento que distinguí que era.
-No puede ser- dije yendo hacia la puerta y corriendo como histérica por el pasillo hasta llegar a las escaleras, debido a que el elevador acababa de cerrar sus puertas, los chicos corrían detrás de mí, me dieron alcance hasta que me encontraba fuera del hotel, bajo aquella espesa nieve y con aquel anillo en mi mano.
La gente comenzaba a acechar a los chicos, fuimos llevados por un escudo humano de nuevo hasta mi habitación, me hicieron muchas preguntas, pero yo no sabía cuál era la respuesta correcta, les mostré el anillo y casi pude sentir repulsión en el ambiente
-Catalina- dijo Geo seriamente, todos voleamos a mirarlo, las reinas no entendían, pero nosotros si
-¿Ese hombre es su padre?- dijo Tom tomándome de los hombros, estaba muy loco, y yo me encontraba en shock
-No lo sé, no recuerdo bien a su padre
-¿Qué pasa cariño?- dijo Dian preocupada
-Tampoco lo sé
-Ella está aquí- dijo Tom furioso y comenzó a hacer unas llamadas. Todo en la habitación era un Kaos, lo único que se, es que tengo en mis manos el anillo amarillo que le regale en su cumpleaños, uno de los cuatro que adornaban sus manos.