Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


viernes, 29 de octubre de 2010

Capítulo 8 - Un regalo de cumpleaños

-No sé si sea correcto dejar que su nieta se junte con la hija de la lavandera- me advierte Josefina- No sé que tipo de mañas le pegue

-Mi nieta no es ninguna tonta- le digo enfadado, ella agacha más la cabeza- con los días se dará cuenta de que no vale la pena juntarse con ella

-Pero es una niña, lo niños no saben hacer diferencias, además Robbie fue criada en un contexto distinto al suyo, Señor- dice de nuevo con ese tono de voz tan bajo que casi no le escucho

-Puede que tengas un poco de razón en eso, pero no debes preocuparte- me levanto de lo cómodo de mi asiento, ella se hace a un lado y me deja caminar a mis anchas por el gran salón, espero encontrarme a esa niña por cualquiera de los rincones de mi casa.


Camino escaleras arriba y escucho su risa, seguro esta escondida en cualquier lugar donde no pueda verla


-¡Robbie!- grito parado en medio del pasillo que me deja ver la puerta de todas las habitaciones, de pronto, una de sus manitas se asoma por una, de inmediato se acomoda el vestido y camina con propiedad hasta donde me encuentro parado, hace una pequeña reverencia

-Buenos días abuelo- me dice sin verme- ¿Cómo se encuentra usted?

-Muy bien- le respondo y sonrío, no puedo evitarlo. Me sorprende que su madre le haya dado este tipo de educación siendo que se caso con un tipo como ese- ¿Cómo te encuentras tú?

-Bien, también, muchas gracias por preguntar- y me ve por fin, sus pequeños ojos cafes se clavan en mis pupilas

-¿Juegas con tu amiguita?- le pregunto, ella asiente con la cabeza y voltea hacía atrás- Debes decirle que se marche, necesito hablarte de algo importante

-Como usted diga, abuelo- y da la vuelta, se mete al cuarto de visitas. Camino de regreso al gran salón y la espero cerca de quince minutos


-Disculpe la tardanza- escucho que entra al lugar, Josefina cierra la puerta después de haber salido

-Sientate aquí- le indico, ella con pasos delicados alcanza a subir a la silla que esta frente al escritorio, yo hago lo mismo y ella me ve intrigada- Como sabes, mi querida nieta, desde hace una semana este lugar es tu casa, hasta el día en que te cases y te vayas. Tus padres murieron y soy el encargado de cuidarte, eres pequeña así que recibirás los cuidados correspondientes a tu edad

-Disculpe abuelo- me interrumpe con la cara agachada- ¿Voy a ir a la escuela?

-No- respondo de inmediato- las escuelas con el nivel que necesito que tengas no están cerca de aquí y no me arriesgare a que te vayas, tendrás varios profesores que te enseñaran lo que debes saber. Apenas tienes 6 años, no debes preocuparte por nada, de todo me haré cargo yo

-Tengo 7, abuelo- me dice y me ve, parece que sus ojos están brillando

-Creo que estás confundida, Robbie- la corrijo

-No- insiste- es que...- y duda un poco- hoy es mi cumpleaños...

-¡Vaya!- digo asombrado- entonces una fiesta debemos hacer

-No abuelo, muchas gracias, eso no es necesario- me pide, aún sentadita en su lugar

-¿Que quieres de regalo, entonces?- pregunto intrigado

-Me quiero ir a mi casa- y llora... desde el funeral de mi hija, su madre, no la había visto derramar lágrima alguna. Es la primera vez que estoy conviviendo con mi única nieta

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