Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


sábado, 23 de enero de 2010

Capitulo LVI – Vacaciones obligadas

Después del delicioso acontecimiento de carnes asadas vegetarianas, mis suegros se marcharon sonrientes. Me he quedado en casa Kaulitz, donde esperan que dé una explicación.

Caminamos en penumbras hasta la sala de estar en el segundo piso. Scottie ya dormía en el sofá más grande, Tom y yo nos acomodamos en el mediano y Bill en el más pequeño. Sacaron un poco de alcohol del bar que estaba a nuestras espaldas. Empezó a darme asco el olor a jugo mezclado con el vodka, al igual que el agua mineral con el whisky. Trate de controlar mi estomago, pero rechace los drinks que tenía enfrente.

Un par de bromas y comencé a decirles, con detalle, lo que había sucedido hoy. Hasta mi visita a la “SEP” alemana. Ambos me miraban perplejos, hasta que Tom exploto gritando y maldiciendo, incluso Scottie salió asustado del lugar. Bill y yo estábamos a punto de hacer lo mismo. Su caminar y sus gritos comenzaron a marearme, sin mencionar el humo del tabaco que ahora él fumaba. Me sorprendí de que eso estuviera sucediendo, pero la sorpresa fue mucho más grande cuando tuve que correr al sanitario a vomitar.

-¿Segura que estas bien?- me dijo Bill, yo estaba acostada en la cama del cuarto de visitas, uno muy grande y cómodo, decorado de azul. Él estaba sentado a mi lado tomándome una mano

-Estoy bien- le dije riendo un poco tratando de incorporarme, pero volvió el mareo y preferí quedarme en esa posición

Tom entro en seguida con el doctor, que me saludo animado y negó con la cabeza riendo un poco. Me examino y bromeo conmigo. Insistió en que hay algo distinto en mí. Pero no supo que es, ni yo. Atribuyo mis nauseas al estrés que sufrí en esa semana. Receto un par de pastillas y mucho descanso. Ya estaba decidido. Esa noche me quedaría en su casa.

-Pero no quiero quedarme aquí sola- le decía caprichosa a Tom, estábamos a punto de dormir- la cama es muy grande, quédate conmigo

-Si me quedo aquí no vas a descansar- dijo tratando de no sonreír

-Pero el doctor no tiene por qué enterarse- respondí acariciando su brazo hasta llegar a su mejilla, inclinándolo un poco hasta alcanzar a besarlo

- Ya te lo había dicho y seguiré haciéndolo- me decía entre beso y beso, mientras su cuerpo se pegaba cada vez más al mío- Me encanta cuando me hablas así- empezó ese juego de caricias que de inmediato subió la temperatura y acelero nuestras respiraciones

-Buenas no- escuchamos que decía Bill, dejamos de besarnos y quite mis manos del cinturón de Tom, volteamos a verlo, sus ojos estaban exageradamente abiertos- ¡Por lo menos cierren la puerta!- dijo el pequeño saliendo de ahí

-Creo que debo hablar con él- dijo Tom levantándose de la cama, estaba a punto de salir cuando vi un bulto bajo sus pantalones

-Amor, si vas así se va a traumar- le dije tratando de no reír

-¿Así cómo?- dijo incrédulo, hice una mueca y señale aquella parte bajo la línea de su cintura. Volteo a mirarse y cerró la puerta, me miro como todo un Don Juan- La plática puede esperar

Me reí un poco, llego directamente a besarme mientras nuestras manos seguían en sus respectivos asuntos, dispuestos a terminar con ese excitante juego que estábamos llevando a cabo.

-Están tocando la puerta- me dijo Tom, abrí un ojo y el sol estaba en todo su esplendor, jalo las cobijas para cubrir por completo nuestros cuerpos desnudos- Pasa Bill- grito

-¿Están vestidos?- dijo el pequeño aún detrás de la puerta y empecé a convulsionarme de la risa. Tom grito sí, provocando que riera aún más- Ya sabía que no- dijo entrando con cuidado a la habitación. Nos había preparado el desayuno, Jenny, la cocinera, entraba con dos charolas que portaban en ellas cereal, jugo, hot cakes, café y pan tostado

-¿Qué quieres hermanito?- le dijo Tom ceñudo a Bill, el lo miro risueño y le hizo la petición- ¡Ja! Sabía que había negras intenciones detrás de tu amable desayuno, pero la bella bebé es ahora de Matilda

-Tómala Bill- le dije riendo y dándole un codazo a Tom- las llaves están en mi bolsa- Se levanto apurado de un brinco. Tomo las llaves y regreso para despedirse

-Debo ir en busca de mi traje para el sábado- sonrío conforme y salió de casa.

Empezamos a desayunar, a embarrarnos de mantequilla y después… pff, este hombre va a matarme xD.

Quedamos en que en cuanto llegará Bill, yo me iría a casa. Mientras tanto nos ocupamos de salir a dar un paseo. Tom tomo las llaves de su auto y salimos junto con Scott a dar unas vueltas. Casi todo el día estuvimos fuera. Paseamos, corrimos, reímos, amamos a los cuatro vientos. Comimos en un bello restaurant a las afueras y visitamos varias tiendas comerciales.

El también tenía que comprar algo para su cumpleaños. Insistió en que yo debía escoger algo, pero yo ya he pedido un vestido a mis queridas amigas.

Íbamos camino a casa, las calles estaban casi desiertas, es normal, son las dos de la mañana, Scottie está dormido desde hace horas y Bill ha llamado un par de veces.

-¿Qué quieres de regalo de cumpleaños?- le pregunte un poco antes de que llegáramos a casa

-¿Puede ser lo que yo quiera?- dijo viéndome en un coqueteo descarado, asentí en una sonrisa y me acerque para darle un beso- bueno, son dos cosas, la primera es que te quedes conmigo hasta que amanezca el primero de septiembre- y me miro como niño pequeño

-Para eso tendremos que pasar al ravijo por algo de mi ropa- le dije en un tono de concentración que casi me sorprendió, el asintió cambiando de dirección. Llegamos al departamento y en extremo silencio pasamos por algo de mi ropa. En menos de diez minutos ya estábamos de nuevo en camino a su casa- ¿Cuál es la segunda? – pregunte después de un rato

-¿Recuerdas la colegiala? – me dijo y después se echo a reír. En el centro comercial había un par de chicas promocionando no se que xD, vestidas de colegialas, mi bello novio se había quedado a observarlas por un par de [horas] minutos.

-¿Esas qué?- le dije en tono celoso y él me miro pícaro, mordiéndose el labio inferior- ¿Pretendes que me vista de colegiala?- dije en un tono casi fastidiante- ¿Para qué?- y seguía sin entender xD. Él miro fijamente mis labios, después dio a sus ojos un paseo perverso por cada centímetro de mi cubierta piel. Podía notar en esa mirada el deseo que tenía por…- Deseo concedido- le dije y él aplaudió. Insistió en saber cómo, cuándo y por donde, pero al decir que sería sorpresa, accedió a ya no preguntar más.

Esa noche llegamos agotados, habíamos hecho muchas cosas y recorrido largas distancias en esas pocas horas, sin mencionar que comprobamos lo acolchonado de los asientos traseros.

La mañana siguiente, Bill salió desde temprano con la bella bebé, así que Tom me acompaño a la cita tan importante. Nos recibieron sin preámbulos, la secretaria muy amablemente me indico la oficina de su jefe, quedándose ella con Tom en la sala de espera.

-Adelante – me indicó el, un hombre alto, cano y robusto. Tenía una expresión muy amable y un trato muy paternal- siéntate donde gustes Matilda- me acomodé en un silloncito muy cerca del librero donde él estaba- Bien, comencemos – dijo y también tomo asiento.

Empecé a explicarle todo, desde mi llegada hace un año, la decisión de quedarme en Hamburgo y mi incursión con Pierre y lo que me había dicho después de rechazar su grandiosa oferta, el asentía y bajaba la mirada a unos papeles que tenía en las piernas. Cuando termine de hablar, el parecía abatido.

-Él joven Roux vino aquí ayer- dijo quitándose sus gafas- lamentablemente las madres de aquí lo apoyan y no puedo hacer nada para ayudarte, eres pareja de una persona pública y no cualquiera. Además- tomo entre sus manos un montón de hojas que me extendió inmediatamente, las observe un minuto, eran papeles de la universidad- he hablado con el decano de tu alma mater, el preferiría que no volvieras a estar frente a ningún grupo. No duda de tu capacidad, eso es lo que me ha dicho y también que desde que estás con el señor Kaulitz tus prioridades han cambiado. Estoy de acuerdo con él. No estás multada ni nada parecido, puedes ejercer otro tipo de trabajo aquí, pero estar frente a grupo me temo que no. Debes entender que nosotros tenemos nuestros intereses muy bien definidos

-Lo entiendo señor Mintz, no tiene por qué preocuparse- dije condescendiente, a final de cuentas creo que tenían un poco de razón- yo también tengo mis intereses más que definidos y enlistadas mis prioridades. Gracias por su tiempo- me levante del sillón extendiéndole una de mis manos, el se levanto de inmediato y la estrecho entre las suyas

-El amor es maravilloso- me dijo sonriente y yo respondí el gesto de inmediato- ¿Puedo llamarte?- me dijo acompañándome a la puerta- Roux se quedará con lo que implementaste en la institución y tengo entendido que es tuyo, tal vez podríamos llegar a un acuerdo

-Se lo agradecería bastante- le dije al fin. Volvimos a estrechar las manos y salí donde Tom me esperaba sonriente.

Ahora sería una completa desempleada. Que motivador xD.

Pasamos a almorzar al centro. Las cámaras ya nos habían enfocado desde fechas anteriores, así que ya no nos preocupaba tanto. Además Rick y Martin siempre iban detrás de nosotros. En un momento de descuido por parte de Tom, me desaparecí, hice un par de llamadas a Dalila, la pequeña perversa me dio uno que otro consejo para mi trajecito. El cual adquirí en una tienda bastante curiosa en una plaza escondida.

-¿En serio?- decía Tom al teléfono, estaba sentado en las mesitas de una heladería, al verme hizo una mueca de enojo y me llamo con una mano para sentarme junto a él- ¿Cuándo supiste? ¿Cuándo regresas? Salúdala mucho de nuestra parte- unas frases como esas eran las que alcanzaba a escuchar y me confundieron bastante.

-Debemos ir a casa- se levanto y entrelazo nuestras manos, saludo a una que otra fan, pero no dejaba de caminar exageradamente rápido

Abrió mi puerta obligándome a entrar más apresurado que nada, la azotó y el subió en seguida arrancando como un loco. Traía un par de bolsas con las cosas que usaría para en regalo de Tom, él las observo, sonrío y siguió su camino.

Llegamos a casa más rápido de lo acostumbrado, bajamos del auto y entramos.

-Ya- dijo respirando tomándome por los hombros- Bill esta en Londres

-¿Qué?- dije sorprendida, pero algo muy en el fondo me hacía estar terriblemente feliz- ¿Por qué? ¿Con quién?- me miro picaronamente y se mordió el labio inferior, paseo sus manos por alrededor de mi cintura- ¡No!- le dije brincando a sus brazos, el me cargo de ahí hasta la sala

-¡Sí!- me dio una vuelta antes de tirarme en el sillón y el caer sobre mí, me hizo cosquillas y dio un par de besos en mi cuello- Ellos están juntos ahora

-Diana me las pagará- dije sosteniendo sus manos que iban directo a mis pechos- ¿Qué más te dijo?- agarro con fuerza mis manos y hundió su cabeza en mi pecho haciendo trompetillas en el

-Sólo que llego hace dos horas, que se la pasarán juntos hasta el medio día del sábado. Ella debe regresar a México, se escapo del trabajo. Y él regresara aquí ese día y llegará a media tarde, justo para arreglarse y esas cosas. Así que tenemos todo lo que queda del día y mañana para nosotros solos- empezó a mirarme de esa forma tan particular

-Bésame galán- le dije levantando una ceja mojándome los labios, se acerco apresurado a morder mi labio inferior mientras nuestras manos ya acariciaban la piel por debajo de la ropa. El sofá era amplio y nos podíamos mover con un poco de soltura… la temperatura era cada vez más elevada…

-¿¡A qué hora llegaste hermano!?- dijo alguien detrás del sofá haciendo que ambos nos incorporamos de inmediato, los dos sin camisa- ¡Ay Dios! – dijo el escandalizado Andreas tapándose los ojos y volteándose. Tom se levanto y se puso su camisa mientras yo ya me aplacaba un poco el cabello. –Demonios- pensé - ¿Ahora qué le vamos a decir?

-Oh Andy, que sorpresa- le dijo Tom tratando de aparentar naturalidad- no te esperábamos- y le dio un abrazo que el rubio contesto con un poco de paranoia

-Yo tampoco me los esperaba, créanme- dijo ya viéndome y sonriéndome picaronamente – ¡Esta mujer me sorprende! La sala, como es que a mí no se me había ocurrido- se rasco levemente la barbilla mientras se acercaba a saludarme… Era tan extraño.

Jenny, que aún estaba en casa, nos trajo un par de bebidas y bocadillos, mientras el triste rubio nos contaba lo mal que la estaba pasando. Marianne, su novia, lo había corrido de su departamento y no quería pasarla solo. De inmediato aceptamos que ocupara la otra habitación de huéspedes. Una vez ya más repuesto, se ocupo haciéndonos una infinidad de bromas acerca de lo que había visto.

Empecé a sentir una pesadez impresionante sobre mis ojos, pasaba un poco la media noche. Tom me cargo entre sus brazos y me llevo hasta la cama, pero él no se quedo conmigo. Me da la impresión de que ellos deben hablar cosas de amigos.

En cuanto amaneció, me llego la idea de lo que haría. Llame a Georg y a Gustav para que invitaran a Tom y a Andreas a un bar, o algo parecido, accedieron. Le conté lo que haría a Gisela quien me contesto animada, para después atacarse de la risa. Le pedí a Jen que se fuera a descansar. Tuve que insistirle un poco, pero acepto a final de cuentas. Me había quedado sola en casa para eso de las 17 hrs.

Preparé unos bocadillos, nada fuera de lo común. Fresas, chocolate líquido, chantilly, jugo, alcohol; la casa estaba en penumbras. Las cortinas cerradas, un par de espejos por ahí regados, en fin. Un detalle por cada lugar en el que podíamos terminar. Subí a darme un baño para después acomodarme tan curioso trajecillo. Una falda exageradamente corta, unas medias largas, ligero, tacones negros con los que podría matarme. Una blusa ajustada y de bastantes botones, maquillaje sobrio y en el cabello una diadema que hacía juego con la falda. Ya estaba lista, a punto de sacar el lado más perverso que tengo…

2 comentarios:

@ZaybetFrias dijo...

andale ascos... pinchi doctor inepto y ustedes dos le van a sacar un ojito al pobre **** con tanta coj*d*ra.

Zeltzin dijo...

XD!

harto sexo...

ájale mi Haru <3