Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


jueves, 21 de enero de 2010

Capitulo LV – Chantajes Institucionales

Después del angustiante y meloso día anterior, me levante al trabajo. Tom se quedaría en el ravijo. Me fui silenciosa y él seguía profundamente dormido.

Deje a All en su salón y pase a mi oficina, donde un par de madres de familia me esperaban.

-Sabemos que eres pareja del guitarrista de Tokio Hotel- me dijo una de ellas seriamente

-Nos preocupa que desatiendas la institución, Pierre la manejaba muy bien – me dijo la otra bella dama, tratando de hacer el ambiente menos tenso, a comparación de la primer señora, quien solo me hablaba con acento hostil

-No se preocupen- dije tratando de parecer amable- mi vida privada no tiene por qué afectar mi desempeño en este lugar

-Eso esperamos- dijo la primera, Agatha es su nombre- de todos modos estas a prueba

-Macarena- me dijo Esther, la otra mujer- no es que dudemos de tu capacidad, sólo es por el cuidado de nuestros hijos

-No se preocupen- me levante en señal de que ya es hora de que se retiren, ellas hicieron lo mismo y sonrieron cínicamente- Y es Matilda- dejaron de sonreír y salieron como balas del lugar.

Este día el infierno comenzó a molestarme en el trabajo. Puesto que falte el día jueves y el día viernes recibí el reclamo de dos preocupadas madres, el domingo a media tarde llego alguien a ocupar el lugar de Pierre. París, su prometida.

Una muchacha castaña muy hermosa, tenía un cuerpo de modelo y el intelecto de una ostra.

Se presento el lunes a mandar a todo el mundo, incluida yo. Esa semana fue de las peores, me mandaba explicarle todo y al parecer Pierre se divertía con ese hecho, llamaba todos los días a media mañana y la escuchaba reír a diestra y siniestra. Gisela se excusaba conmigo casi todos los días y yo solo le sonreía. Eran los J’s quienes me consolaban y ayudaban a sacar el estrés que esa mujer me provocaba. Tom estaba un poco ocupado con el trabajo y casi no lo veía, aunque varias noches la paso conmigo.

Algo extraño sucedía, me despertaba con dolores de cabeza horrorosos y unas nauseas que no me explicaba. Tenía ojeras y mucha pesadez en el cuerpo, aquel fin de semana dormí profundamente.

-Pierre vendrá el martes- me dijo Gisela con un dejo de preocupación en la voz, aquel domingo por la tarde en su casa- me ha llamado hace unas horas

-No puedo creerlo, esto terminara mal- le dije negando con la cabeza a Gis- las madres están en todas partes, parece que están esperando un error mío para sacarme del lugar

-es justo en lo que estoy pensando Mati, creo que lo más importante ahora es hablar con Tom

-¿Hablar de qué?- dijo entrando a la habitación de Luca, donde ambas nos encontrábamos, asustándonos y dándome un beso

-De unas cosas- le dije rozando su nariz con la mía mientras sonreíamos- vamos a comer que muero de hambre

-Tu apetito a cambiado considerablemente- dijo Geo- ese Tom te agota demasiado- dijo pícaro mientras nos observaba, Tom me miro risueño

-Nunca es suficiente- le dije alzando una ceja provocando las risas de todos.

El sábado de la próxima semana es el cumpleaños de los chicos, están organizando una velada increíble en un antro del centro de Hamburgo. Se les escucha bastante emocionados. Javy y Jay eran encargados del decorado, tarea que les encargo Andreas, él y los G’s [incluida Gisela] de todo lo demás. Mientras que a mí me habían dejado la tarea más complicada de todas, entretener a los Kaulitz para que no se involucraran demasiado en sus preparativos

-Necesito hablarte de algo- le dije a Tom pellizcándole un brazo, tratando de que me pusiera atención. Es la noche del lunes y no quiero que Pierre nos tome desprevenidos

-¿Qué pasa?- me dijo sentándose en el sofá sobándose el brazo

-Es sobre Pierre- me miro atento mientras me sentaba en la mesita, frente a él- y las razones por las que se fue

-Te escucho- me dijo recargándose y mirándome expectante

Empecé a contarle todo, nuestra relación en el trabajo, los rumores y la decisión de él. Irse a Francia debido a mi negación de corresponder sus sentimientos. Esperaba que se levantara enojado… sin embargo solo suspiro y se inclino, apoyando sus codos en sus rodillas

-Ya lo sabía, él fue quién me lo dijo. El día que llegamos de la gira, la razón por la que subí después de todos fue esa. Él estaba esperándome- se enderezo, yo lo miraba un poco aliviada, pero me seguía preocupando esa parte. No sabía qué era lo que él le había dicho de todo eso- dijo que yo soy muy afortunado y que me amas, pero que no se iba a rendir tan fácilmente- estiro su mano y yo le di la mía, la beso con ternura- yo sé que no tengo nada que temer

-Me alegra escucharlo - ¿En verdad me alegraba? ¿A qué venía el pequeño Roux entonces? ¿París es su prometida realmente?

-Todo estará bien- me dijo acariciando mi mejilla para después hundirnos en un beso que término en nuestra cama

La mañana llego más rápido de lo acostumbrado. Despertamos, nos dimos un baño y salimos a rumbos diferentes, yo en la bella bebé y él en su bello auto deportivo que también me saca la baba xD. Quedamos en comer juntos, en casa Kaulitz. Es sorprendente que jamás haya pisado la casa de mi novio y mi cuñado. Simone y Gordon también estarán ahí.

Mal momento. Llegue donde Pierre y se escuchaban un par de sonidos quejumbrosos. Toque la puerta y estos cambiaron de ser débiles a ser agiles. París salió en un segundo abrochándose la blusa, mientras Pierre se sentaba detrás del escritorio, quitándose por completo la corbata

-Siéntate- me dijo señalando la silla, camine despacio hasta ella y ocupé el lugar. Subió sus codos al escritorio y entrelazo sus dedos a la altura de su boca- Ella es linda, pero a veces me molesta que sea tan estúpida- dijo cínico, sonriéndome lascivamente- me han informado de todo lo que has hecho desde que los Tokio están de vuelta, faltaste un día aquí, sin justificación alguna. Estas despedida

-¿Disculpa?- le dije engreída, el volteo a mirarme triunfante- No tienes fundamentos para despedirme

-Puedo inventarlos, las educadoras me ayudaran- dijo levantando una ceja, se veía tan poderoso ahí, estaba a punto de intimidarme, pero cambio su gesto en menos de un minuto- Pero tú y yo podemos hacer un trato, se que te gusta este lugar. Eres lo mejor que nos ha pasado, no sólo por lo que has implementado, le agradas a los niños y has desempeñado tu papel excelentemente bien

-¿Qué quieres?- le dije un poco molesta, él se levanto y estaba por darle la vuelta a todo el escritorio, hasta llegar a mí. Me pare rápidamente alejándome lo más que podía de él. Me miro pícaro, como quién acecha a su presa.

-Tú te quedarás aquí, serás la dueña, la jefa- empezaba a caminar frente a mí, de un lado a otro- pero tienes que dejar al ridículo de tu noviecito- dijo parándose en seco, volteo a mirarme. No lo pude evitar. Me eche a reír con demencia, el estomago me empezaba a doler. Él no hacía ningún movimiento, estaba ahí parado. – Como quieras- dijo enfadado dirigiéndose a su asiento, se giró en la silla y le di la espalda

-Mándame los papeles de mi despido, los estaré esperando- le dije a punto de salir de su oficina

-No creas que todo te será tan fácil. Jamás volverás a trabajar en una institución Alemana. Te lo puedo asegurar- sentí como giro su silla para verme salir del lugar, tal vez quería estar seguro de que lo hubiera escuchado. Si lo hice. Pero no tenía pensado volear a mirarlo con este gesto de preocupación. No le daría el gusto.

Camine por el pasillo con lentitud, vi a Allison desde ahí, estaba jugando con un par de amigos en el patio. París me encontró de frente, parecía que quería decirme algo, pero sólo me sonrío y siguió su camino. Antes de llegar donde los Kaulitz, visite el sinónimo de la SEP en Alemania, quedando para el jueves una cita al medio día.

Llegue sin prisas donde los Kaulitz ya me esperaban.

Bill fue quien me abrió la puerta, me miro sonriente pero al mismo tiempo preguntándose algo. Luce muy guapo. Me hizo un gesto de silencio, en el fondo de la casa se escuchaban un par de tarareos por parte de Tom. Ambos nos quedamos un rato ahí para escuchar el ir y venir de su melodiosa voz xD.

-¡Bill! ¡Ven acá!- le grito su hermano desde el patio. Yo seguía siendo un secreto. Me quede parada tras la ventana donde podía admirar a los gemelos preparando ¿Carne asada? Tom trae un “delantal masculino” y Bill le ayuda, o más bien, le echa porras. No se acerca mucho al fuego de las brasas. Ahí está el famoso Scottie, más otros dos caninos que corren libremente, ellos parecen jóvenes a comparación de nuestro querido amigo quien duerme en una pequeña alfombra.

Tom no se dio cuenta de mi presencia hasta que el timbre sonó de nuevo. Mis suegros han llegado y gustosa les abrí la puerta. Ya todo estaba listo para comer. Empezó la amena conversación. Como les había ido en la gira, que lugares visitaron, a Gordon y Simone sobre sus vacaciones, y a mí sobre mi vida. En realidad los adultos no sabían mucho sobre mí. Bill empezó a balconearnos, hasta que llego el momento en el que Catalina se hizo presente. Se hizo un silencio más incomodo que cualquier otro

-¡Oh, Haru!- dijo Gordon tronando los dedos- Has llegado muy temprano hoy ¿No lo crees?

-Es cierto- continuo Bill- ¿No fuiste al trabajo?- Tom volteo a verme de inmediato y me puse nerviosa

-Sí, si fui- comencé después de darle un gran trago al jugo- pero yo creo que ya no voy a volver- dije risueña tratando de aparentar. Simone y Gordon me miraron sorprendidos. Pero los gemelos me miraron preocupados.

-¿Por qué?- dijo Simone- ¿No te gusta ese lugar?

-Si me gusta, pero la rivalidad de egos es demasiada. Además ya me estaban hartando los rumores del lugar, las madres no confían en mí. En fin- dije suspirando

-Ay cielo, lo lamento mucho- dijo Simone acercándose a mí, me beso ambas mejillas y le sonreí. Me agradaba que me dieran su apoyo, pero me encantaba que hubieran creído lo que les dije, a comparación de Bill y Tom que me miraban esperando la hora de pedirme explicaciones.

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