-Adelante, Rob- le indico y apago la pipa, me acerco a ella esperando que me de un abrazo, sin embargo solo se inclina un poco tomando su vestido entre sus manitas- ¿Cómo te encuentras?- le pregunto una vez que se ha sentado
-Muy bien, gracias ¿Y usted, abuelo?- me pregunta con un gesto endurecido
-Bien también- le contesto- ¿Necesitas algo?
-Bueno- dice apenada- me gustaría saber si Shara puede venir conmigo y con mi profesora
-¿Por qué?- le pregunto intrigado- ¿No te gusta tu profesora?
-No es eso- dice de inmediato- es solo que no me gusta tomar clase sola, me siento muy extraña
-Pero en tu casa no tomabas clases- le digo- como para que te extrañe estar sola con una maestra
-Iba al kindergarten, tenía muchos amigos ahí y podíamos jugar.... aquí solo tengo a Shara – me explica
-Robín, sabes que si no te gusta tu maestra, puedo ponerte a otra- le digo
-No quiero estar sola- me dice bajando la mirada
-Vete a jugar, yo veré eso con tu maestra
Ella me ve feliz, baja del asiento y corre fuera del salón
-¡Gracias, Abuelito!- me dice asomando la cabeza
...
-¿Me mando llamar señor?- entra Josefina
-Shara tomará clases con Robín, encargate de que su madre se entere y acepte- le ordeno
-Pero Señor- me dice, volteo a verla- ¿Por qué?
-No creo que tenga porque darte explicaciones, pero te diré, mi nieta quiere estudiar con su amiga esa, así que se lo cumpliré, ella debe estar lo mejor posible, debe quererme, así me hará caso y no se irá como su madre... esa mal agradecida...
-Ellas no son iguales- me dice tratado de sonar paciente
-No pedí tu opinión, puedes retirarte-
Así es como sale con la cabeza baja, mientras que yo pienso en todo esto. Como es que el destino me quitó a mi hija y me trae como sorpresa una pequeña y bella nieta a la cual debo educar como toda una señorita, debo guiarla por un camino que nos convenga a todos, a esta que es su casa y su familia, a su país también....
-¡Shara!- escucho que grita alegremente, me asomo por la ventana y veo como la niña castaña la recibe entre sus brazos, se toman de las manos y se tiran en el pasto como si la vida no valiera más que ese instante
-La niña se parece mucho a su madre- me dice la voz en mi cabeza, solo puedo sonreír amargamente, lamentando la decisión que tome al echarla de aquí, alejarme de ella, hacer que ella me despreciara... tan bien que me hacía verla todo el día... tan bien que le hacía a su madre antes de que muriera sin poder besarla por última vez- Soy un viejo amargado y solo...
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