-Creo que ella tendrá muy dulces sueños- le digo en un susurro, ella aún tiene a la niña en brazos, me ve y me sonríe de esa forma tan tradicional de ella
-Es tan pequeña ¿No lo crees?- me dice riendo después de dejar a Robín sobre la cuna
-A mi se me hace muy grande para su edad- le digo seriamente, aunque claro que estoy bromeando, nuestra hija apenas y tiene un año y medio
-No puedo esperar para verla crecer- se regocija en mis brazos
-Yo tampoco- le digo y la tomo de la mano, caminamos juntos a la sala, nos recostamos en el sillón y me quedo pensando en como fue que llegamos a esto
-Matt- me dice pausadamente- ¿Crees que sería una buena idea avisarle a mis padres que hace mucho nació su nieta?- pregunta temerosa
-No lo se mi cielo- le digo honestamente- me parece una buena idea, aunque no creo que le guste mucho...
-Algún día tienen que aceptar que yo elegí esta vida- me dice viéndome a los ojos- yo quise irme de su lado para tener lo mío propio
-No creo que duden eso, saben de tu determinación y de todos tus sueños a futuro- le digo
-El problema no es eso, amor- me interrumpe- el problema es que ellos jamás me consideraron capaz de hacer las cosas que siempre decía, era como si “la niña de papá” solo hablara y hablara y ellos dijeran “sí, sí hija... puedes volar si quieres” pero jamás me creyeron
-No te quedaste ahí, mi cielo- le digo acariciando su cabello- piensalo a profundidad, ellos creyeron que estarías en su casa para toda la vida, que escogerías lo mejor para ti y el estado.... y lo único que dijiste fue
-¡Quiero ir a la Universidad!- grita emocionada
-Exactamente, cariño- me río – y después fue un “Yo voy a decidir con quién me quiero casar”, que honestamente es lo que mas me ha gustado en toda mi vida
-¿Como no enamorarme de ti desde el primer momento?- me preguntó, yo la veo enternecido por la mirada que ahora me dedica
-¿A pesar de ser un Don Nadie?..-
-Eres todo lo que yo deseo y necesito, no tienes que ser como mis padres soñaban, eres como yo te soñé- me dice abrazándome
-Gracias- le digo, ella me observa con sus ojos centelleantes- sé a todo lo que tuviste que renunciar por estar conmigo, tu familia, tu país, todo el futuro que había sido diseñado para ti
-No renuncie a nada- me dice convencida- si no hubiera querido no estaría aquí, además de que ese fue el futuro que me diseñaron, yo me hice uno mucho mejor
-Aún no puedo creer que estamos aquí- le digo riendo de nuevo
-Ni yo- me dice y también ríe- definitivamente no es la vida que tenían planeada para mi, pero es la vida que quiero, tu y nuestra bebé, sé que mis padres a la larga van a entenderlo y nos recibirán en su casa, seguro querrán venir de visita
-Seguro querrán cruzar el gran charco que tenemos por obstáculo – la ánimo. Ella se queda pensando y ya no me dice nada más, sé que lo sabe... sus padres jamás vendrán a vernos; seguro he de ser su peor enemigo al llevarme a su hija y no solo lejos de casa, sino en el continente americano, en un país llamado Canadá, en una casa pequeña, con un simple Ingeniero en Ciencias, 3 años mayor que ella, sin familia alguna... solo un corazón para amarla... a ella y a nuestra hija.
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