…
-¿Segura que nos alcanzas allá?- decía Gisela del otro lado de la puerta de mi habitación
-Sí Gis, no te preocupes- al parecer el vestido era mucho más entallado de lo que aparentaba y no me dejaba subir el cierre, Javy batallaba con eso desde hacía un rato
-Muy bien, te mandare a Rick en cuanto me avises- camino hacia la puerta, escuche como Jay se despedía de ella
…
-No puedo creer que no suba el estúpido cierre- le decía entre risas a Javy -¿Qué debo hacer? ¿Vomitar?
-Vamos es sólo cuestión de un empujoncito más- y jalo con más fuerza – ¡Ya está! al fin, creo que sólo es un problema con el vientre, está un poco inflamado
-¿Un poco?-dije con sarcasmo- soy una ballena, me tomaré un desinflamante urgentemente
-Vamos Mat, no estás nada inflada, ni como una ballena, ni nada parecido, es solo que ese vestido es talla triple cero, te queda bien
-Bien no es suficiente- dije poniendo una mano en mi pecho y después soltamos un par de carcajadas.
Me vi en el gran espejo de la habitación que era de Cat, no se me veía nada mal. Vestido azul, sencillo, con mangas cortas simuladas, extra corto, tacones y accesorios a juego. Javy y Jay ya estaban listos y a mí me faltaba todavía un poco.
Después de mucho insistir, se fueron con Rick que ya había llegado, Martin se quedaría a esperarme.
Tal vez media hora más tarde ya estaba dispuesta a salir, pero algo muy dentro de mí me decía que no lo hiciera. Tome mi bolso y decidí hacerlo. El pasillo estaba solo, a media luz, un escenario perfecto para una película de terror
-Vamos Matilda, no seas cobarde- me dije en voz alta tratando de tranquilizarme y seguí caminando a las escaleras.
Estaba al borde del escalón, un escalofrío recorrió toda mi columna, el aire se colaba entre mi cabello y un aroma particularmente familiar inundaba mis sentidos, asustándome más que otra cosa.
…Catalina…
Ahí estaba, al borde de aquél escalón, su figura tan delgada, las curvas de su cuerpo. Algo en ella es distinto esta noche, en su mirada hay luz, una muy extraña. Trae unos elegantes tacones en color azul, a juego con ese estilizado vestido, unos tacones muy altos, cosa extraña en ella, su cabello esta delicadamente ondulado, parece que está asustada… pero aun así la felicidad que destella es irreconocible.
-¿Quién anda ahí?- dijo dando la vuelta como tratando de ver a pesar de la falta de luz, podía ver su mirada buscando en cada uno de los rincones del lugar, pero no alcanza a verme
-No tengas miedo Haruka- le dije sobriamente saliendo un poco, a donde la luz me tocaba el rostro, sus ojos se abrieron exageradamente, me hacía pensar que no le daba gusto verme
-¿Qué quieres?- dijo furiosa dando un paso hacia atrás
-Sólo quería verte- le dije sonriendo y sintiéndome muy estúpida, levanto una ceja y me miro con prepotencia
-Ya lo has hecho, ya vete… no vuelvas… – me dijo dando la vuelta bajando lentamente el primer escalón
Me quede parada, en realidad estaba muy sorprendida de que ella me hablara de esa manera, jamás se había atrevido a verme así, tan segura de las cosas.
Camine hacía ella con velocidad, ella volteo a verme, estaba a punto de patinar sobre el escalón, la sostuve de un brazo, se puso de pie correctamente y me miro, como retándome, con frivolidad. La tome de los hombros y la avente escaleras abajo.
Fue algo bastante espectacular, al verla inconsciente en el pasillo del otro piso, salí corriendo por la puerta de emergencias.
…Tom…
-¿Tom? ¿Qué te pasa?- comenzó a zumbarme un oído mientras mi hermano me sacudía de un brazo- Estás pálido-
-¿Qué sucede?- se acerco Jay con un vaso de agua en la mano, Bill le explicaba “de pronto se quedo callado y se puso pálido”
Andreas venía rápidamente desde el otro extremo del lugar y Gustav, al ver el alboroto que se estaba haciendo alrededor de mi, también se acerco. Georg se sentó a mi lado, movía sus manos frente a mis ojos, a mí se me hacía tan molesto, sus voces, sus movimientos, los olores del lugar. El zumbido incremento hasta hacerse un pitido estruendoso, era mi celular.
Sonó tal vez 5 veces, pero ese dolor en el pecho no me dejaba hacer movimiento alguno, incluso mi madre empezó a llamar a un doctor.
-¿Dónde está Matilda?- dije tapándome un oído, el zumbido había cesado, el dolor de cabeza comenzado- No la veo
Jay y Javy se miraron preocupados y Gisela se acerco a preguntarles algo, cuando el teléfono volvió a vibrar en mi bolsillo
-Es Martin- les dije pegándome el auricular al oído- ¿Qué sucede?
-Tom, voy camino al hospital. Parece que Haru se desmayo y cayó por las escaleras. No sé que tan serio sea-
Solté el teléfono y Bill lo tomó para terminar con la llamada, mientras Andreas ya me preguntaba qué había sucedido. Una lágrima rodo por mi mejilla y todos voltearon a verme asustados, horrorizados
-Vamos para allá- colgó Bill el teléfono levantándome del sofá y corriendo hacia la salida.
Bill me abrió la puerta del copiloto y subí sin preámbulos, Gustav y Georg subieron atrás y arranco la camioneta. Andreas iba con Gisela, Jay y Javy en su auto mientras que nuestros padres en otro. Gustav le avisaba a David lo que estaba pasando, se escuchaba preocupado.
En menos de lo que canta un gallo estábamos frente al hospital, salí sin esperar a que Bill se detuviera por completo, corrí donde la secretaria pidiendo algún tipo de información. Me pidió que me calmara.
Martin estaba sentado en la sala de espera, también estaba preocupado
-No lo sé, ella estaba tardando mucho y subí por el ascensor, no vi nada y busque en las escaleras cuando la vi inconsciente. Trate de despertarla pero fue inútil, creo que tiene un brazo roto…- me dijo el guardaespaldas asustado.
Llegaron todos a hacer miles de preguntas, era como si nada ni nadie estuviera, solo sombras que molestaban, voces que no importaban.
Bill se paro frente a mí, me miro y lo abracé, me dio un par de palmadas en la espalda, por primera vez no me sentí mejor. La incertidumbre me estaba matando y pude ver en sus ojos que a él también.
-Familiares de la señorita Reyes- dijo él mismo doctor que siempre nos ha atendido, al reconocernos cambio su semblante de ‘profesional’ a uno más preocupado –
-¿Cómo está ella?- le pregunte con la voz un poco cortada
-Hemos detenido la hemorragia y tiene un brazo y una costilla rota, aún no estamos seguros de los daños completamente, pero estará bien, tiene un ritmo normal y presión estables. Es cuestión de esperar
Nos sonrío amigablemente, como siempre, y salió de ahí
Los G’s salieron por un momento, habían dejado a los niños con Margot y querían informarle todo lo sucedido. A pesar de buen susto que nos ha dado, nos tranquiliza saber que ‘se mejorará’. Los J’s tenían cosas que hablar con su embajada y se fueron junto con los G’s.
Georg y Andreas se quedaron unas horas más.
-David me informa que sus invitados están histéricos- dijo Georg colgando el teléfono- pero que está haciendo todo lo posible por controlar la situación
-es muy estúpido- dijo Bill a nuestro costado, se escuchaba enojado- como es que la gente se preocupa por una fiesta cuando estamos pasando por esto
-Ellos no saben nada man, digamos que hablan con derecho a ser ignorantes. Lo mejor es que no sepan lo que ha pasado
-Ni nosotros sabemos lo que paso- dije resoplando con sarcasmo- Piénsenlo, Matilda no sufre de desmayos así porque sí, la dejé en perfecto estado, incluso Jay y Javy la vieron completamente normal…
-No alucines hermano- contestó Georg no muy seguro- esperemos a que despierte y le preguntaremos que sucedió realmente
Asentí sin estar muy convencido de nada en este momento. Gordon y mi madre se fueron cuando estaba a punto de amanecer, David y Dunja llegaron a ocupar su lugar y saludarnos con pesar.
La prensa está completamente bajo control, cosa que sin duda nos quita un peso de encima: dar explicaciones que desconocíamos.
-ya pueden pasar a verla- nos dijo la enfermera amablemente, sonreí de saber que ya estaba despierta, Bill me acompaño, Georg y Andreas se pegaron, y después de mucho ruego a Adolfo, nuestro querido doctor, accedió a que entráramos los 4 a la vez.
-¡Haruka!- dije aliviado cuando ella me miro y se tapo la cara negando, camine a la cama y le bese la frente, los labios y le di un par de abrazos.
-No escuchaste lo de la costilla, don inteligente- dijo Andreas retirándome de su lado- no la aplastes- y se acerco dándole un beso tronado en la mejilla
Georg la abordo por el otro lado, igual de cordial que Andy.
-¿Qué fue lo que te paso? Los drinks debíamos tomarlos en la celebración de tu galán- se burlo Georg y le pegue en un hombro. Ella, que siempre sonreía con una burla como esa, sólo lo miro arrepentida, con tanto abatimiento que me contagio su tristeza
-Ven pequeña, recuéstate a mi lado- le dijo Bill sentado en la cama, ella se recorrió un poco y recargo su cabeza en el pecho de mi hermano. El acariciaba su cabello con suavidad y ella sonreía con nostalgia. Tenía un yeso en el brazo izquierdo, un par de raspones y respiraba fluidamente, pero de manera lenta.
Entro el doctor con un gesto bastante malo. Le checo los signos vitales y pidió a Geo y Andreas salir de la habitación. Todos lo miramos con sorpresa, Mati pidió que Bill se quedara y Adolfo accedió a la petición.
Me obligo a tomar asiento en el sofá reclinable, muy cerca de la cama, tome la mano de haru entre las mías.
-Bueno chicos…. Esto también será duro para mí dado al cariño que les tengo…- fueron las palabras de Adolfo, suspiro y cerró si bitácora, volteando a vernos… tan triste…
2 comentarios:
No puedo creer lo cruel que eres... u_u.
Que bueno que no llamaste antes a tu comadre... pero na' más deja que se entereeeeeeeeeeeeeeeee T_T
nooooo
noooooooo
noooooooooo
noooooooooooo
:(
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