Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


martes, 16 de febrero de 2010

Capitulo LXVI – Pongámonos cursis

-Tooooooooooom- le dije suavemente al oído, el movió un poco su mano, de mi cintura a su pecho, sin despertar- amooooor, ya despiertaaa- seguía insistiendo, comencé a frotar su nariz con mi dedo índice. Él empezaba a despertarse, sonreía un poco y entre abría los ojos- ¿Es muy temprano aún?- le dije con voz infantil, el asintió sonriendo y volvió a abrazarme- ¿Muy temprano para que hagamos… algo?- bese el lóbulo de su oreja

-¿Cómo qué?- contesto rápidamente

-Maldito tramposo- dije soltándole un manotazo en media espalda, hizo una mueca de dolor y después se giro, quedando boca arriba sobre la cama- ¡ya despierta!

-Vamos Haru, es muy temprano- dijo tallándose los ojos- otros 5 minutos- me puse sobre de él apoyada en manos y pies, y me deje caer - ¿Qué haces?- me dijo asustado incorporándose, mientras yo me gire al otro lado riéndome

-Me asustaste- dijo poniéndose una mano en el pecho

-Eres una nena llorona- le dije agarrando una almohada y embarrándosela en la cara

-Mira Haruka- me aprisiono tomando mis manos y acostándome sobre la cama, de nuevo, el estaba sobre mi- las nenas lloronas no tienen ESTO- me solté a reír y él se acerco a mi sin que me lo esperara. Nuestros cuerpos tuvieron su reacción química/física de inmediato. No pude evitar sentirme un poco cohibida, en seguida baje la mirada – Lo siento- dijo soltándome y alejándose un poco

-No- dije un poco nerviosa- está bien, es solo que me tomaste por sorpresa- nos levantamos de la cama, me metí al baño, me lave la cara, los dientes… esperaba que algo me diera el valor para acercármele de nuevo

-Que te parece si salimos a pasear- le dije cuando salí del sanitario, el estaba poniéndose un pantalón- si no tienes nada que hacer…- pregunte de nuevo sobándome un brazo

-Me parece perfecto- extendió sus brazos y me envolvió en su cuerpo, suspiramos, reímos y bajamos a desayunar entre risas.

Veníamos bajando las escaleras cuando alcance a escuchar a Bill que reía animado con alguien, supuse que Andy o Georg, pero no era ninguno de los dos

-Oh Dios- dije apenada- Señor Mintz, que gusto me da verlo, pero… dios, que pena- trate de subir las escaleras, apenas traía un pants y me veía bastante desaliñada

-No te preocupes Mat, yo lamento haber venido sin avisar – me extendió su mano y yo la tome instantáneamente, sonriéndole- supe que habían tenido unos problemas, tu cuñado me ha dicho que ya estás en perfectas condiciones, me da gusto saberlo

-Sí, ya está todo mucho mejor, gracias- ambos nos sentamos y el comenzó a hablar de unas cosas y de otras. Al parecer se había tomado el atrevimiento de incursar mi proyecto en distintas instituciones y la población se ha visto altamente beneficiada, por lo que hoy me pide permiso para difundirlo por todo Alemania. Es la noticia de mi vida. Sonreímos satisfechos y me extiende unos papeles a los que les doy una rápida leída. Al final termino firmando y cerrado el trato con un brindis de jugo de naranja

-Me da gusto que todo está muy bien- dijo en la puerta de la casa- estaremos en contacto, cuídense

-Gracias Arthur- cerramos la puerta y empezamos a gritar como locos. Desayunamos formalmente y Bill nos abandono para realizar unas actividades misteriosas.

Subimos a darnos una ducha, nos pusimos cómodos, tenis, mezclilla y camisetas holgadas para ambos, lentes oscuros y salimos en busca de la aventura. Scott se ha marchado con Bill, así que seremos Tom y yo solos por esta vez.

Abordamos la bella bebé y salimos sin rumbo fijo. Contábamos chistes, platicábamos anécdotas, del pasado y del presente. Sobre Diana y Bill, Zay y Georg, el apoyo de los J’s y lo curioso que habían sido las cosas en este tiempo. Nos turnábamos el volante, manejamos por mucho tiempo hasta donde el Río Ebel nos dejaba un tiempo para estar solos sin ningún indicio de humanidad alrededor

-La vista es hermosa- le dije bajándome de la camioneta, sintiendo la brisa pegar en el rostro

-Siempre había querido venir- dijo abrazándome por la cintura- pero jamás había tenido la oportunidad, me da gusto que la primera vez sea contigo

-Estamos estrenando algo juntos eh- dije riéndome un poco- me parece ideal

-A mi también- beso mi cuello, hasta hacerme cosquillas- te he extrañado, hubo un momento en el que pensé que no volverías

-Debo admitir- comencé suspirando- que también eso paso por mi mente, cuando me di cuenta de que algo me faltaba comencé a asustarme. No sabría qué hacer si llegará a olvidarte

-¿Por qué recordamos esto?- dijo negado- Será mejor sólo olvidar

-Yo creo que, lo mejor es recordarlo- me di la vuelta y acaricie su rostro- para no volver a caer en ninguno de esos errores

-Har- me tomo de las manos y caminamos a la orilla del río- espero que podamos ser los de antes

-Claro que si, cielo- saque de mi sudadera un barquito – ven, quiero que hagas esto conmigo- me miro extrañado, pero al igual que yo sé agacho. Colocamos una pequeña y ligera vela sobre aquel menudo pedazo de papel, la encendimos y lo pusimos a andar

-¿Para qué es?- me pregunto al tiempo que me envolvía en sus brazos para ver la luz alejarse con la corriente

-Nos estamos despidiendo- le dije con un nudo en la garganta- de alguien que no pudimos conocer

Dejamos pasar un momento de silencio, la luz de la pequeña flama se desvaneció de nuestro alcance. Era un terreno grande, lleno de naturaleza

-Podríamos construir una casa en este lugar- me dijo mientras caminábamos un poco- ¿No te gustaría?

-Tendrá que ser blanca, con las persianas azules y un pórtico donde podamos tomar el té que de la vuelta a la casa. En el segundo piso un balcón con vista al río, donde podré tocar el violín…- termine dando una vuelta sobre mí, para terminar hundida en su pecho

-¿De dónde has sacado esa idea?- me pregunto con una sonrisa mientras me observaba

-Lo vi en una película- le dije riendo- pero aún así no suena tan malo ¿O sí?

-Me encanta la idea, para ser sincero. Todo se hará como mi chica diga

-¿Hablas en serio?- le pregunte sorprendida

-Quiero que el lugar donde vivamos sea tal y como tú lo quieres- dijo seriamente- que al llegar yo del trabajo pueda escuchar las finas melodías que haces con el piano o con el violín. Bill llegara a hacerte coro mientras yo los observo y fumo un cigarrillo al borde de las ventanas. Más tarde Diana nos llamara a cenar, además de que ella muy prevenida, ya llamo a los señores Listing y los Schäffer… tendremos cenas llenas de gente, necesitaremos muchas habitaciones, ya que no quedará cerca de la ciudad. Si en algún momento estamos solos, podremos hacer el amor en el balcón, con la luna como testigo, el aire pagándonos en el cuerpo…- lo miraba atónita, me encantaba la manera en la que sus ojos se habían perdido en el horizonte, como dibujando con su imaginación cada uno de los momentos dentro de- nuestra casa, lo mejor de todo es eso, que siempre estará con un millón de historias por cada rincón- sus ojos se iluminaron- y algún día podríamos cuidar de nuestras propias familias

-Me encanta Tom, todo- me deje envolver nuevamente por su cálido cuerpo ¿Una vida juntos? ¿Nuestra propia familia?- ¿Amor?- le pregunte, acababa de recordar algo

-¿Qué sucede?- pregunto un tanto angustiado, mirándome, le sonreí y relajo un poco su expresión

-Se que hace días te dije algunas cosas, y no estás seguro si lo dije en estado de inconsciencia

-¿Qué cosas?- pregunto curioso

-Que eres lo que más anhelaba en la vida, y que ahora que estas a mi lado no se que hice bien- sonreí estúpidamente- además de que yo te amo más siempre uno más que tu mas el infinito tres idas y vueltas o no sé qué- le dije riendo ruborizada

-Oh si, recuerdo la parte de las vueltas –dijo riendo- me da gusto que me lo digas ahora Haruka. Me da tanta alegría que hayas regresado, no tienes idea de cuanta falta me hiciste- comenzaba a acariciar mi espalda con lentitud, yo trague saliva, mis manos fueron hacia su pecho en un reflejo. Comenzamos a besarnos, de nuevo a sentir ese sin fin de emociones al probar sus labios, al juguetear con nuestras lenguas

-Tom- le dije agitada cuando él giraba la llave para regresar a casa- aún no quiero irme

-Pero Mat- dijo caprichoso, yo le sonreí y brinque al asiento trasero, me miro por el retrovisor y apago la bella bebé. Puso todos los seguros y también se paso al asiento trasero…

-Este antes ya había sido usado- me dijo risueño mientras se acercaba a mis labios. Nos besamos por largo rato, hasta que nuestras caricias fueron despojándonos de nuestras ropas una por una. Observábamos nuestros cuerpos desnudos con sorpresa, como dos amantes que se encuentran después de años y han perdido la práctica entre sus mismos juegos. Mientras nuestras manos temblaban al tocar nuestras pieles, nuestras piernas buscaban un mejor acomodo. Termino siendo una aventura bastante graciosa, nos movíamos torpemente, y teníamos miedo de ser descubiertos… - parezco nuevo- me dijo mirándome mientras yo me reía- pues yo también- le conteste acercándome a su cuello, donde encendí el motor de su frenético movimiento. Nos recostamos lentamente, acaricio una de mis piernas, la flexiono y me penetro con suavidad. Era una sensación que hace tanto no tenia, que me causo cierta extrañeza, un poco de dolor… no sabía si estaba preparada para esto nuevamente.

Sin embargo, y tal vez dándole muy poca importancia, seguimos con el vaivén que nuestra agitación nos marcaba, como un tango, donde la mirada está llena de sexualidad, inclusive los movimientos, pero se desborda un romanticismo que es difícil de explicar. Nuestro tango termino volviéndose una balada, con suaves caricias y miradas llenas de entrega, dulzura, ternura. Creo que bailamos todos los ritmos esa noche. Estaba más cansada de lo normal, ninguno de los dos se movía de su lugar y ya había anochecido.

-¿Amor?- le pregunte luego de que después de varios empujoncitos, no me había contestado- ¿Tom?- pregunte de nuevo sin obtener respuesta. Caí en cuenta de que dormía, recargado en mi pecho… me costó trabajo moverme sin tirarlo del asiento. Me vestí y medio lo vestí a él. Emprendí el camino a casa esperando que estuviera sola… sino tendría que soportar burlas por la eternidad.

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