Capitulo LXXXVII – Un sueño cumplido

Al fin el gran día había llegado, todo y todos estábamos listos, solamente esperábamos la hora en la que los chicos dirían el SI más hermoso de todas sus vidas.

Arreglábamos a la novia en su casa en compañía de toda su familia, el club de fans se encontraba maravillado de ver a tan hermosa mujer vestida de blanco. Mi madre ya había hecho los rituales prenupciales y nos encontrábamos en la parte de: Lo comprado, lo prestado y lo regalado. La madre de Yat dio el velo de su vestido de novia, mientras que la mía presto un hermoso collar de oro blanco, cosa que mi cuñada se negaba a aceptar hasta como un préstamo, a final de cuentas cedió.

Y ya estaba lista, faltaban dos horas para la ceremonia religiosa, era cuestión de que ella se pusiera el maquillaje, mientras que nosotras, no estábamos listas xD.

Las reinas junto con el club de fans se fueron a la casa a ponerse irresistibles, pero yo tenía que hacer algo.

-¿Dónde está?- pregunté a Adrian, él ya estaba listo, mientras que los demás galanes se alistaban en los demás cuartos

-En la alcoba de tus padres- dijo rápidamente, subí las escaleras y toque levemente la puerta. Al abrirla me encontré con él sentado en un rincón, meciendo sus pies

-¿Nervioso?- le dije cerrando la puerta

-No- se levantó y me abrazo- te estaba esperando, quiero darte algo

-¿Tú a mí?- pregunte confundida- Es tu boda, yo vengo a darte algo

-Wakal- dijo poniendo los ojos en blanco- ¿Eso qué?- me extendió una caja de tamaño mediano, por alguna extraña razón, no pesaba- Ábrelo hasta que sepas que ya estoy en Finlandia

-Está bien- le dije riendo resignada- tú harás lo mismo con el mío- le extendí una caja, extrañamente era del mismo tamaño, la envoltura era igual, pero el moño era de un color rojo intenso, tal como a él le fascinaba, la mía tenía un moño purpura

-¿A qué hora estarás lista?- vio mis fachas y se burló un tanto

-Ya me voy- me reí, tomé las llaves del auto y me acerque a la puerta- Estoy orgullosa de ti – y lo mire, ahí parado más guapo que nunca, con su hermoso traje negro, su cabello hacia atrás y esa hermosa sonrisa- te ves guapísimo- me sonrío y salí de ahí.

Al llegar a casa, todas me esperaban listas, faltaba menos de una hora, me puse el vestido y me maquillaron, al cabo de dos segundos los hombres perfectos ya estaban en la puerta esperándonos.

Rick manejo tranquilamente hasta la iglesia, caminamos hasta el altar donde mi hermano esperaba más que ansioso. Al fin, la bella novia llego y los ojos de Carlos se iluminaron, tenía el impulso de correr a abrazarla, pero se quedo destellado por su hermosa sonrisa, Yat caminaba con mucha calma, llego del brazo de su padre y beso a mi hermano una micra de segundo, se voltearon al altar y la ceremonia comenzó.

La entrega de las arras, padres de Yatziri, los anillos, Galia… el lazo… Tom y yo caminamos relativamente un poco espacio para colocar en sus cuellos aquella unión, sonreímos a los novios que nos devolvieron el gesto más que conmovidos

-Te aceptó como la mujer de mi vida- fueron las palabras que me hicieron empezar a hipar, obligando a Tom a darme palmadas discretas en la espalda. Y ahí íbamos todos, detrás de la recién pareja formada.

Las fotografías no se hicieron esperar más los innumerables buenos deseos. Así fue como todos llegamos al salón finamente arreglado, nuestros padres y los de ella, dieron sus palabras de apoyo, y las madres de ambos se pusieron a llorar desconsoladas, después Gali hablo con su tierna voz, cautivando a más de un caballero en la sala, después, era mi turno.

-No tengo un discurso preparado para esta noche- dije rápidamente, tal como cuando estoy terriblemente nerviosa- Creo que lo único que debo decir es qué- y mis ojos se clavaron en los de Carlos, me sonreía feliz, como siempre soñé verlo, tomado de la mano de la mujer que más ama, una mujer que lo ama a él de la misma manera- El futuro es de quién cree en la belleza de sus sueños, Felicidades- y todos empezaron a aplaudir ¿Por qué? No tengo idea.

El vals comenzó, su gran canción, porque choteada o no, es su canción, y mientras ellos daban vuelta entusiasmados, nosotros cantábamos el coro de “Can You Feel The Love Tonight”.

Después fue turno de los padres, los padrinos y los amigos, para llegar al ramo. Me negaba a participar, pero Tom me alentó, y Zay que estaba muy emocionada en ir, prefirió quedarse en su lugar, una manada de bestias salvajes estaba a punto de pelearse por el codiciado ramo de la novia, y no quería sufrir de algún golpe.

¡Oh Sorpresa! El ramo fue a caer en manos de mi madre que se atacó de la risa y después se dio un beso con nuestro padre que brindaba con todo el mundo y festejaba orgulloso que se casaría de nuevo.

La liga fue a parar a manos de Adrian, el amigo gay, que después de festejar su triunfo, echo una mirada descarada y coqueta a… mi novio…

La víbora de la mar fue toda una odisea en la que varias de nosotras terminamos rebotando contra el suelo, después los hombres casi desnudaron a mi hermano y después le echaron champagne en los zapatos, el se reía de lo lindo mientras Yat rogaba por que no le hiciéramos más daño, y cayo la madrugada, los novios bailaban en medio de la pista, la mayoría se había marchado ya, y nosotros estábamos por hacerlo. Descaradamente nos habíamos llevado a Melissa a la fiesta y la pobre ya estaba más que dormida, sin mencionar que se aburrió xD.

-¿Me concedes esta pieza muñeca?- dijo Tom a mi oído, nos levantamos y nos pusimos a mover los pies lentamente en la pista, no había una canción en especial, era instrumental… era…

-¿Cómo se escoge el vals?- me pregunto curioso

-No lo sé- me reí- Su canción, bueno… es la favorita de los dos

-Nosotros tenemos muchas favoritas- dijo dándome una vuelta- será difícil escoger solo una

-Supongo que…- ¿Qué? ¿Está hablando de…? ¿Qué cosa?- cuando pase sabremos que canción es- concluí sin saber qué más podía decir. No sé si… ¿Vals? ¿Nuestra canción?

Terminamos más que agotados y regresamos a casa. Los novios partirían en el vuelo de medio día con destino a Finlandia, por el corto tiempo de un mes.

-Te quiero- le dije a mi hermano al despedirme de él en el aeropuerto, mientras la novia daba vueltas por los brazos de todo el mundo que ahí estaba

-Yo también- me dijo sonriendo- gracias por todo- y volvió a abrazarme

-Lo cuidaré. Lo prometo- dijo Yat con una sonrisa amigable a mi costado, voltee a mirarla y la abracé

-Más te vale cuñada- me burlé mientras mi hermano la tomaba de la mano y caminaban juntos hasta el andén.

Todos se iban yendo lentamente, menos mis padres y yo. Las reinas, el club de fans y TH nos esperaban, no sabían porque estábamos ahí todavía

-Ahí esta- les dije a mis papás que caminaron junto conmigo al ventanal para sacudir nuestras manos a lo alto, Carlos volteo e hizo lo mismo.

Apreté mi puño, golpee mi pecho con él dos veces y le mande la señal de la victoria mientras le guiñaba un ojo, cosa que hicimos en completa sincronía.

-¿Te veré antes de que se vayan no?- me dijo mi mamá

-Obvio jefa- le dije en ese tonito que tanto detestaba- Yo te llamo-le dije y después subieron al auto mientras nosotros lo hacíamos al nuestro

-¿Y este regalo?- Kony traía la caja que me había dado mi hermano en las manos, la tomé con cuidado

-Me dijo que lo abriera hasta saber que había llegado a Finlandia- dije con una sonrisa maliciosa

-Si tú no le dices que lo abriste antes- dijo Zay

-Nosotros tampoco le diremos nada- completaron las chicas riéndose animadamente

Despegué el moño con cuidado y aparte la envoltura fijándome en el detalle de no romperla, abrí la caja y de ella saque…

-¿Eduardo?- dije levantando una ceja

-¿Así se llama?- me dijo Zel enternecida

-Sí- me reí con nostalgia- Es…- y lloré- su peluche…

-¡Ay Mat!- se quejo Tom conmovido mientras me abrazaba a él

-No entiendes- le dije negando- Lo tiene desde que nació…

-Y ahora es tuyo- complemento Georg mis ganas de llorar

-Yo le di- dije limpiándome la nariz- el mío- y me reí de la graciosa escena

Mi hermano abriendo una caja, en este momento, por qué al igual que yo no esperaría ni un segundo, con Silvestre dentro de ella. Aparte de que nosotros somos los mejores amigos, Eduardo, su ratón de peluche, y Silvestre, mi gato de peluche, eran nuestros confidentes, siempre en nuestras camas, en las vacaciones, siempre estaban ahí, y ahora el mío estaba con él, y el suyo conmigo

-Me leíste el pensamiento- dije abrazando al peluche con todas las fuerzas de mi corazón.