-Buenos días- nos dice Bill con una sonrisa enmarcando su rostro. Diana y él tomaban tazas de café en la mesa que esta en la cocina, al parecer estamos solos otra vez. Ella nos mira alegre y nos saluda con su mano
-Buenos días- les digo sonriendo – ¿Que tal durmieron?- Tom entra tallándose los ojos y levanta sus manos en símbolo amistoso
-Excelente encanto, gracias- responde Diana de inmediato- ¿Te sirvo algo de desayunar?
-No mi vida, gracias- le digo acercándome al refrigerador- Aún me da miedo que me sirvas un plato lleno de hierba en lugar de mis amados tacos
-De todos modos aquí no hay tacos mi amor- me dice Tom dándome un beso tronado en la mejilla, caminaba a la mesa con una enorme rebanada de pastel y una taza para servirse café
-Lo sé, lo sé- les digo suspirando, según yo lamentando mi desgracia- ¿A que hora iremos a la casa?- pregunto ahora yo con un simple vaso de leche en la mano
-En cuanto estemos listos- responde Tom dándole el primer sorbo - ¿Quieres hacer algo antes?
-No- le respondo despreocupada- Bueno, quería hablar con Javiera, pero creo que no está otra vez
-Al parecer los padres de Fefe están de visita y fueron a comer con ellos o algo así entendí- Me dice Bill tratando de satisfacer mi curiosidad
-Ya será en otra ocasión- complementa Diana- Ya que la casa no esta a la vuelta de la esquina y parece nadie necesitarnos ¿Qué les parece si nos quedamos allá por un par de días?
-A mi me parece una excelente idea- dice Tom levantando la palma, en seguida Diana la choca con él y sonríen con complicidad- Sólo tendremos que pasar a comprar víveres primero, no planeo morir de hambre y la tienda de Doña Chona no está nada cerca
Diana y yo comenzamos a reír, lo cierto es que los chicos no están acostumbrados a ese tipo de comentarios tan mexicanos, lo mejor del asunto es que los comentan sin comprenderlos completamete, pero se divierten mucho pensando en lo que puede ser. Bill y Tom también se ríen, pero sin lugar a dudas, nuestras risas opacan las de cualquiera.
-Mati- dice Bill ya cuando nos levantábamos de la mesa, lo miré sonriente- Tu no te puedes ir sin comer algo más de desayunar
-¿Cómo?- le pregunto intrigada- Pero si eso es lo normal y no tengo más hambre
-No me interesa- me dice con su voz cortés, me obliga a sentarme en la silla y me acerca un plato con mucha fruta y no sé que tanta cosa más- necesitamos que estés bien alimentada, Tom debes cuidar que se lo coma todo
-Esta bien- le responde Tom sentándose frente a mi, yo apenas y podía creer lo que estaba pasando
-¿De cuando acá tanto cuidado para mi?- le pregunto un poco enfadada por que me trataran como una bebé
-No sé- me responde animado viéndome comer.
Después de mi media hora de chisme y nada de alimentos en mi estomago, Diana decidió hacer acto de presencia, mientras Bill secuestraba a Tom, mi amada amiga se encargaba de que dejara de perder el tiempo y lo comiera todo lo más rápido posible.
Al fin terminado mi desayuno/almuerzo nos damos cuenta de que hay varias maletas en el recibidor, imagino que la mayoría son de mi hermoso novio y mías. Somos un poco exagerados en cuanto a eso del equipaje. Nos trasladamos al centro comercial, mientras que los de seguridad se esfuerzan al máximo por que no seamos vistas, nosotras nos divertimos de lo lindo en el pasillo de las comidas instantáneas, los dulces y las bebidas. Algo más para esto o para lo otro y ahora si ya estábamos en camino.
Varias camionetas nos escoltaron hasta llegar al lugar, ya que estuvimos dentro al fin nos dejaron y comenzamos a descargar todo
-Tom....- le digo admirando todo alrededor- ¿Cuando hiciste todo esto?
El hecho es que la casa ya era preciosa, el modelo era tal y como lo había deseado y el acomodo de las estancias, habitaciones y demás era más que perfecto, pero aquí hay algo más. Sin saber como ni cuando, Tom se ha encargado de darle el toque final
-¿Te gusta?- me pregunta tomándome de la mano- Es nuestro hogar
-Es precioso- le digo emocionada caminando junto a él. Entramos a la sala donde todos los muebles estaban más que acomodados, todo a nuestra medida- ¡Oh Dios!- brinco emocionada corriendo a la única chimenea de la casa, bueno, en realidad es simulación de una. Sobre ella hay varios porta retratos, y la foto del centro es nuestra, una de tantas que nos hemos tomado juntos- Thomas. Eres perfecto- le digo en un arranque de emoción
-Vaya- dice suspirando- Sabes que nada de esto tendría sentido si tu perfección no acompañara a la mía, además de que, bueno... no importa si esta casa es lo suficientemente buena para ambos, son solo paredes y muebles bien combinados, mi hogar terminará siendo siempre el lugar donde estés tú
-Eres tan ya sabes- le digo mirándolo emocionada y sonriendo endiosadamente, me aviento a sus brazos y abrazo su cintura con mis piernas- Gracias tigre- y lo beso. El responde entre tierno y salvaje, mientras caminamos, o bueno, él camina en reversa, es en ese momento cuando me recuesta sobre el sillón y se posa sobre mi delicadamente. Mi pierna ya lo empujaba para que se acercara más y los besos subían de intensidad
-Que bonito- escucho que dice Bill entrando a la sala- ¿¡Que carajo!?- dice esta vez gritando y obligando a Tom a caer al suelo, el susto le provoca un ataque de tos y a Bill casi ceguera permanente
-¿Que pasa?- entra Diana corriendo- ¿Estas bien Tom?- le pregunta al vernos a ambos en el suelo, el ya respirando normal y yo ayudándolo un poco. Con mi cabello hecho un asco, el labial todo corrido y los botones de mi blusa a la mitad. Ella me mira con esa sonrisa perversa y mira a Bill que sigue en su shock- ¿Amor?- le pregunta tocándole un hombro
-¡Este par de imbéciles estaba fornicando en la sala!- dice tapándose la cara con sus dos manos- ¡DIANA! ESTABAN A PUNTO DE
-Ya Bill- le dice tratado de calmarlo con su rostro de indignación fingida. Yo sé que a ella le causaba mucha risa saber esto, y más risa le hubiera dado encontrarnos como Bill lo hizo
-Vas a ver- me dice en voz bajita y después echa una risita. Camina junto con Bill a otro lado, supongo que al baño para que él pueda vomitar
-Sí Bill nos demandara por indecentes- dice Tom sonriéndome- Ya mejor nos hubieran mandado a cortar la cabeza
-Y con guillotina amor mío- le digo riendo también, ayudándolo a levantarse. Después me abraza y nos quedamos un momento así, ahí a mitad de la sala principal suspirando, solo sintiendo los brazos del otro rodear nuestros cuerpos. Me daba gusto estar así otra vez, extrañaba estos abrazos sin razón aparente, su encantador aroma, el sonido de su boca al exhalar. El golpeteo en su pecho que provoca mi cercanía con su piel, sin mencionar la sensación que me provoca en todo el cuerpo saber que lo tengo cerca de mí.
-Debemos hacer algo para comer, me parece que mi estomaguito me pide que lo alimente- me dice apartándome de el suavemente, a mi comenzó a darme sueño, y bostecé sin esperarlo
-Vamos- consiento tomándolo de la mano
-¿Te sientes bien?- me pregunta poniendo gesto de preocupación- Si quieres dormir, ve a nuestra alcoba y yo preparare la comida, iré por ti cuando despiertes
-¿Seguro, amor?- le dio bostezando de nuevo
-Claro- me dice cargándome entre sus brazos- vamos a que la reina de la casa se duerma un ratito, para que en la noche se vuelva gata salvaje y salte del roperito
-Tal vez te tire de la cama- le dio pellizcando su pecho, mientras el hace muecas de dolor infinito llegamos a la habitación y me acomoda en la cama. Después de darme un beso y ver como se aleja, siento mis párpados cerrarse lentamente...
…
No sé que hora es, pero pareciera que la noche ha caído a este lugar. Me incorporo lentamente esperando ver algún reloj, pero no veo nada. Me levanto y salgo de la habitación, donde el pasillo se hace cada vez más y más largo- estoy mareada- digo para mi misma y sostengo mi cabeza entre mis manos, comienza a zumbarme
-¿Mat?- dice su voz a mi espalda, al voltear, me encuentro con nada más y nada menos que un fantasma- ¿Cómo estás?- me pregunta acechandome
-Estaba bien- le respondo tratando de esquivar su mirada- Estoy soñando- digo cerrando mis ojos, siento como sus manos me abrazan la cintura y posa su cabeza en mi cuello. Lo único que yo quiero es despertarme
-No Mat, no sueñas. La verdad es que nunca me fui- me repetía
-Si, te has ido, yo sueño, yo solo sueño- le repito sintiendo húmedas las manos
-Yo te cuido- me dice abrazándome
-¿Mat?- dice una voz diferente, abro mis ojos y ahí esta ella- ¿Estás bien?
-Sí- suspiro y me siento sobre la cama- Me da tanto gusto que seas tu y no ella
-¿Quién ella?- pregunta confundida- Estabas teniendo una pesadilla, solo eso, no debes preocuparte
-Fue tan real que me asuste- le digo sonriendo apenada- Debes tocar mi pecho, esta acelerado- tomo una de sus manos entre las mías tratando de posarla donde ella pueda sentir el brincar de mi corazón
-Ella ya murió- me dice acariciando primero mi rostro
-Lo sé- le contestó dirigiendo su mano
-Es cierto- me dice y después su mano toca mi frente- Me sorprende que no tengas nauseas ni mareos ¿O si los tienes?
-¿Por qué los tendría?- le pregunto y ella me mira emocionada