-Le aplique un par de tranquilizantes- dijo Adolfo al salir de la habitación- ¿Qué paso?
-Discutimos- conteste por inercia- ¿Cuánto tiempo tenía?- pregunte mirándolo a los ojos
-Cerca de tres semanas- suspiro sacando una tarjeta de su bata- A pesar de que su cuerpo ya está casi recuperado, necesita de otro tipo de alivio- me extendió el dichoso papelito- Les recomiendo de la visiten, es colega mía
-¿Una psicóloga?- le pregunte incrédulo
-Ella necesita descargar toda esa ira o terminará en un Psiquiátrico. Sin mencionar que debe trabajar ese duelo, asimilar lo que ha pasado… Alice también da terapia de pareja- me tomo del hombro- pueden recurrir a ella.
Asentí y camine a su habitación, Bill lo acompañaría a la salida y encargaría que se cancelara el vuelo. En definitiva ella no se iría de mi lado y menos ahora que nos necesitamos tanto.
Esta tumbada en la cama con un suero en su brazo derecho, le han cambiado el yeso del izquierdo. También tiene una mascarilla de oxigeno. Me pase toda la tarde ahí, la noche fui relevado por Bill un par de horas, el también quería verla.
-Ella está despertando- fue a decirme cuando ya casi amanecía
Camine hacia la habitación, Bill me deseo suerte y yo cerré la puerta a mi espalda. Me acerque al sofá que estaba junto a ella, tome su delgada mano entre las mías, la besé y una lagrima rodo por mi mejilla hasta llegar a ella, se despertó, volteamos a mirarnos. Presiono con debilidad mis manos y también una lágrima broto por sus ojos
-Quítame esto- me dijo en un apenas audible murmullo, refiriéndose al suero- Por favor- saque con cuidado la aguja y puse un parche, después quite el oxigeno de su cara, lo aparte todo de ahí. Mat me señalaba un lugar muy cerca de ella, me senté a su lado, ella subió su mano hasta acariciar mi rostro.
-Perdóname- fue lo primero que pude decirle, ella me miro y comenzó a sollozar
-También perdóname- me dijo entre hipidos, pensé que se ahogaría, la enderecé un poco y se recargo con facilidad en las almohadas- dije cosas que no debía
-Yo también- ahí estaba, ese momento que tanto nos hacía falta, estamos unidos otra vez- y también hice cosas que no debí hacer- agregué arrepentido
-¿Podremos superarlo?- me dijo hipando de nuevo
-Si- conteste seguro- podremos hacerlo- me acerque y bese su frente- Adolfo me ha recomendado a una psicóloga… tal vez podríamos ir
-Me gustaría hacerlo- dijo un poco sonriente- lo más pronto posible
-Así se hará- sonreí y me acerque temeroso a sus labios… ella es tan tibia…
Llame a la doctora quien concertó una cita dentro de dos días a media tarde. Es una mujer bastante agradable, tendrá cerca de 50 años y tiene un acento francés cautivador. Acordamos los martes y los jueves a las 6 de la tarde, a partir de ese día 22 de septiembre.
Mientras en casa ya todo estaba tranquilo, el estudio era un ir y venir de proyectos y gente nueva.
Las primeras seis sesiones las tomamos juntos, íbamos en progreso y ya podíamos hablar con soltura de diversos asuntos, todo parece superado, en algunas ocasiones sonreímos y ya dormimos juntos nuevamente. Hay veces en las que ella tiene pesadillas, se levanta a mitad de la noche y sale al balcón, regresa y vuelve a dormirse.
El brazo de Mat ya está curado, en su cuerpo ya no hay rastro alguno de aquella vez, los J’s la visitan con mucha frecuencia y platican por largas horas.
Durante esas tres semanas que duraron nuestras terapias juntos, Andreas se ocupo de enseñarle a Haruka a tocar el piano, en realidad a perfeccionar su técnica. Ella aprendió rápidamente y se la pasaba en el bello instrumento todo el día
Aquel jueves, 15 de Octubre, cuando empezó a ir sola a terapia, las cosas cambiaron. Se había vuelto una persona adicta al trabajo, se levantaba muy temprano, desayunaba y después se iba a la oficina de señor Mintz hasta media tarde, comía fuera, iba al gimnasio, volvía, tocaba el piano y después el violín por un par de horas y se iba con Scott a pasear, a la estética, a donde sea, el chiste es que ella no estaba en casa hasta muy entrada la noche, llegaba, se daba una ducha se metía a la cama y dormía profundamente, dándome la espalda… por más que intentaba tocarla… ella ya no era la misma. Una vez que el sol salía se repetía la rutina. El 21 de octubre llego un poco tarde al trabajo, llamo a México para felicitar a su querida comadre y no solo eso, quería cerciorarse de que Georg había llegado con bien hasta casa de Zayra, ese sería su regalo de cumpleaños de este año.
Hablaba con ella con soltura y reía a carcajadas, prometió ir pronto a México… al colgar, la rutina volvió a su curso, no sé cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que pude besarla, pensé que lo más conveniente era dejar que ella descargara todo eso, pero ya habían pasado semanas y ella está cada vez más alejada de todo, hasta que un día, al estar ella tocando el piano como una loca, decidí hablarle, a pesar de que ya estábamos “normales”, dormíamos juntos y nos sonreíamos de vez en vez, algo andaba mal con ella.
-¿Puedo pasar? – le dije asomando la cabeza, ella estaba en el banquillo presionando las teclas con una soltura envidiable, al escucharme ella se detuvo bruscamente
-Me hiciste perder la nota- dijo con un berrinche
-Lo siento- dije un poco sonriente- ¿Podemos hablar?
-Pasa- dijo levantándose y sentándose en uno de los pufs que estaban del otro extremo de la habitación, hice lo mismo que ella y lo recorrí para estar más cerca
-Hace mucho que no salimos juntos - le dije entrelazando mis manos- mañana es sábado, podemos ir a bailar… ahora que lo pienso jamás lo hemos hecho solos
-¿Qué fecha es?- pregunto haciendo cuentas con las manos
-Ehm- le dije un poco desconcertado por su comentario- es 21 de noviembre
-Lo siento Tom, mañana es la colecta de juguetes ¿recuerdas que lo mencione?
-Sí, recuerdo algo- dije sorprendido- pero, puedo acompañarte si quieres
-Gracias pero no creo que sea una buena idea que vean al guitarrista de Tokio Hotel ahí- miro su reloj- ¡Vaya, que rápido pasa el tiempo!- dijo levantándose y por seguirle los pasos lo hice yo también- ya es hora de que Scott y yo paseemos
Y salió del cuarto, no sin antes darme un beso helado en la mejilla, Scott ya la esperaba a los pies de la escalera con la correa en el hocico...
-¿Mat?- dije esperando a que ella volteara a verme, se agacho, puso la correa en el collar de Scott, se levanto y me miro- ¿Estas suplantando la pérdida del bebé con todo esto?- No sabía si la había regado, no sabía si era la pregunta correcta y mucho menos si era lo que en verdad quería preguntar
-¿Qué bebé?- me dijo extrañada levantando una ceja
Al ver que no le conteste, en un ademán me dijo adiós saliendo de casa, abordando la bella bebe y manejando con sigilo hacia un lugar desconocido. Si estaba preocupado, ahora me estoy muriendo de miedo.
Arranque el auto con camino al consultorio de Alice. Ella estaba un poco ocupada y tuve que esperarla, una hora tal vez. Me recibió extrañada por mi visita.
-Eso es lo que me acaba de decir- le dije después de contarle el comportamiento de Haruka desde que había comenzado sola con las terapias
-Debes disculparme, pero yo no puedo darte ese tipo de información, es clasificada y solo puedo hablarla con mis pacientes
-Ella está mal Alice- le dije desesperado - ¿Por qué ella no recuerda el bebé? ¿Es normal?
-Ella dejo de mencionar la pérdida del bebé cuando comenzaron sus terapias individuales- dijo suspirando, como rindiéndose ante mi suplica- si ella lo ha olvidado es porque así lo quiso
-Pero ella está completamente cambiada, casi nunca está en casa, se la pasa en distintas actividades y se niega completamente a que yo la toque… parece que esta fuera todo el tiempo posible esperando no encontrarme en casa. A pesar de que compartimos la cama…ya no compartimos nada. Solo ese pedazo del día, y un espacio en el colchón.
-Creo que ella necesita otro tipo de terapia, pero es curioso, ella también es psicóloga y sabe todo sobre los mecanismos de defensa, sobre las resistencias y lo que sea que esté haciendo con esos recuerdos… el hablar con ella es un tanto extraño, es como si me dijera lo que yo quiero saber. Hasta cierto punto debo admitir que no sé cuando me está mintiendo y cuando me está diciendo la verdad…
-¿Debe dejar la terapia?- le pregunte más que angustiado
-Eso lo hablare con ella la próxima sesión Tom, no debes preocuparte
-¿Cómo no quieres que me preocupe si la estoy perdiendo?- voltee a mirarla hablándole con un dejo de preocupación en la voz- Ella no es así, su sonrisa ya no es para mí, ni sus miradas… nada.
-Estoy rompiendo con todos mis principios y mi ética profesional- dijo un poco ruborizada- podría asegurar que lo que más necesita ahora es estar a tu lado. Pero yo ya no puedo decirte que es lo que debes hacer para que ella vuelva del lugar en el que esta.
Salí más perturbado de lo que llegué ¿volver? ¿A qué hora había dejado de ser ella?
Deje que pasaran los días hasta que Alice hablara con ella. Mientras yo trataba de llamar su atención de mil y un maneras, y solo conseguía que ella se encerrara en la biblioteca a seguir comiéndose los libros.
…Haruka…
-¿Dejar la terapia?- dije alarmada a Alice aquel martes 24 de noviembre- ¿Por qué?
-Yo ya no puedo ayudarte, tú necesitas otro tipo de tratamiento
-No es verdad, yo me siento mejor desde que estoy contigo… ya no tengo dolor y todo está bien
-Estas resistiéndote Mat, en verdad lamento darte la noticia pero hoy doy por terminada nuestra terapia. Te estás haciendo dependiente de ella y vives en una burbuja donde nada te hace daño. Lo que me es realmente extraño es que tú lo sabes bien y te niegas a aceptarlo…
-Mientes- le dije y ella levanto una ceja. La verdad es que se que algo no está bien, pero yo ya no he podido recordar, tengo vagos recuerdos de mis últimos años de vida, pero creo que fue por algo que decidí olvidarlos y no he puesto resistencia- esa tal burbuja que mencionas no existe…Si no puedes ayudarme es porque eres una incompetente
-Si así prefieres creerlo está bien- tome mi bolso y ella seguía sentada en el mismo lugar- solo déjame decirte una última cosa- se paro al lado mío y me tomo del brazo, la voltee a ver retadoramente zafándome bruscamente de su mano- ¿Por qué recurriste a mi si realmente no necesitabas mi ayuda?- abrí exageradamente mis ojos y estaba a punto de darle un buen discurso, pero simplemente me quede sin argumentos. Salí de su oficina y me subí a la bella bebé.
Ella tiene toda la razón del mundo, la verdad es que no necesitaba de ella, lo que quería era un pretexto para no estar en casa. Tenía pesadillas recurrentes y me angustiaban demasiado. Una bella mujer de blanca piel y negra cabellera me cuidaba siempre, sentada a mi lado, parada detrás de mi… pero no tengo idea de quién es… ¿Bebé? Otra idea extraña… yo no he sido madre, jamás he estado embarazada. En los 5 años que tengo viviendo sola jamás me ha pasado nada así. Desde que llegue a Alemania, saliendo de la universidad…
¿Saliendo de la universidad?
Saliendo de la universidad llegue a vivir a Alemania y… no.
Eso es imposible… debo… alguien debe decirme que esto no es cierto…
2 comentarios:
¿Por qué tan corto babe?
:(
Oh mi Haru... mi bella Haru.
Sus confusiónes son tremendas ¿cómo se las quitará?
Y mmy, pobre Tommy! ¿Cómo ayudar a la persona que amas si está ha caido en una agonía de amnesia?
Te amo. Te amo. Te amo <3
quiero más por cierto! más más más.
Publicar un comentario