Capítulo 22 – El día que me quieras

-Debes irte ya, no quiero que te maten por estar aquí- me advierte llena de miedo

-No me voy a ir- le digo levantándome de la cama

-Por favor, Tom....- me dice viéndome- debes entenderlo

-No- la interrumpo abruptamente, ella solo me mira...- No me voy a ir de aquí...

-Debes hacerlo- insiste

-Sólo si te vas conmigo, me iré- le digo tomándola de la mano, ella comienza a llorar. Me siento en verdad estúpido... me abraza y siento como sus lágrimas me mojan el pecho

-No puedo- me dice sollozando

-¿Por qué no?- le pregunto

-Ya no somos unos adolescentes Tom- comienza a decirme al momento en el que me suelta, nuevamente camina alejándose de mi- tomamos nuestras decisiones hace tiempo, decidimos nuestro futuro hace tiempo también

-Aún estamos en tiempo de corregir ese error- le digo sonriendo torpemente

-No- me detiene, se queda mirándome- lo nuestro no....

-Señorita...- se me paraliza el corazón, ambos volteamos a ver completamente asustados hacía la voz que nos estaba llamando. Es Josefina- disculpe que la interrumpa, pero el señor Guillermo ya esta aquí...

-Pepa.. yo...- comenzaba a decirle, estaba confundida y temerosa al mismo tiempo

-No se preocupe señorita- le dice sonriendo- el joven Tom se quedará aquí y usted vendrá conmigo, sus estilistas y demás están en otra habitación

-Gracias...- le dice bajando la mirada, Pepa me mira, me sonríe tristemente, nos hace una reverencia y se va con sigilo de la habitación

-¿No piensas cambiar de opinión?- le pregunto, y para mi sorpresa siento agua en mi rostro, cuando me doy cuenta... sí.. estoy llorando y me duele el pecho

-No llores, Tom – me dice llevándose las manos a la cara- no lo hagas... por favor...- y también lloraba... lo hacía de nuevo... hipaba y sollozaba...

A pesar de tener todo un discurso que darle, no le dije nada, solo me di vuelta y limpie mi cara... pero... estás estúpidas lágrimas se negaban a dejar de salir, me sentía acongojado, triste y muy solo...

-Perdóname- escuche que me dijo- no cambiaré de opinión... no puedo hacerlo...

-Sí puedes- le digo y es cuando me doy cuenta de lo suplicante de mi tono, de que se me va la voz y siento que me ahogo, siento que me muero y... demonios... me inclino tomando mi estomago entre mis manos... comienzo a gritar... ella se acerca a mi y toma mis cabellos entre sus manos

-Me gustaban las rastas- dice y sigue acariciando mi cabeza- debo irme... ya no llores... perdoname...

-No lloro porque este triste- le digo reponiéndome de la nada y le sonrío. Sé que mi expresión ha de ser espantosa- Lloro de felicidad ¡Mi mejor amiga esta a punto de casarse!...

-Tom.. yo...- dice tratando de alcanzar mi rostro

-Vamos Robín- le digo sonriendo y abrazándola de nuevo- tu novio te espera.. anda

-Siempre vamos a ser amigos- me dice y sonríe un poco

-Sí- le aseguro acercándome a ella. Beso su frente, el aire que exhala es cálido, roza con 

la piel de mi cuello nuevamente, como hace unas horas...

Camina dándome la espalda, la imagino desnuda otra vez... se para en la puerta y me ve...

-Te amo- le digo... ella abre sus ojos de más, se lleva la mano a la boca y llora de nuevo- sé que somos de mundos distintos... pero yo siempre te voy a amar... siempre lo hice... y por cobarde... ahora te estás casando con otro.

-Yo siempre te he amado Tom- me dice, yo me quedo estático y ella cierra la puerta...