Todos alguna vez estaremos Oliendo Pelusas.

¡Bienvenido seas alma perdida!

Anteriormente, hablando del año 2009, este espacio estaba dedicado a la publicación de sandeces, aka fan fiction de la banda alemana de poprockpunknoseque Tokio Hotel.

Sin embargo, después del tiempo que ha sucedido, la temática ha cambiado y, aunque en los archivos están aún esas sandeces, probablemente los escritos que aparecerán próximamente sean más de otros temas, que de la misma banda.

Éste sigue siendo su espacio, éstas siguen siendo sus letras, y esta siempre será la agonía de las palabras.


martes, 28 de diciembre de 2010

Capítulo 30 – Revela tu identidad

-No es casualidad que estés aquí- dice... postrada sobre esa cama, con determinación, con angustia que trata de ocultar, igual que su madre, cuando me descubrió

-No lo es- le digo levantándome de mi asiento y acercándome a ella

-No tienes permiso de acercarte a mi- me dice tratando de incorporarse

-No te haré daño- le digo tranquilo- solo te he traído al hospital

-Estás aquí por órdenes de mi abuelo- dice volteando con rumbo a la ventana

-Cómo siempre lo he estado- le respondo, ella voltea su cabeza con miedo, sus ojos se abren mucho más de lo que ya estaban...- pero este no es el caso

-¿¡Quién eres!?- pregunta casi en un grito

-Antes de darte explicaciones, debes saber que estás aquí por una enorme cantidad de toxinas que ingeriste anoche, pudiste haber muerto- ella me mira con sorpresa, después con vergüenza, al final... no puede evitar llorar. Así que todo es como me lo imagine – Sé que no fue tu culpa- trato de tranquilizarla- y no deberás preocuparte por él jamás, se ha ido lejos- esperaba que ella me dijera algo, sin embargo solo parecía estar escuchando atentamente lo que decía- el doctor te ha revisado a profundidad y me ha dicho que

-No lo repitas- me ordena, al verla, noto las gruesas lágrimas que están a punto de salir, me ve con tanto rencor... odio... no puedo imaginar lo mal que se siente...

-Tu abuelo no lo sabrá, el no sabe que estoy aquí, desde hace tiempo que ya no trabajo para él

-¿Qué clase de trabajo?- me pregunta hastiada

-Vigilancia y protección- le respondo honestamente- tu madre y yo nos conocimos cuando niños, me casé, y deje de verla, tiempo después Olivia y tu madre resultaron conocidas también, y ella también conoció a tu padre. Pasado un tiempo nos enteramos de que iban a casarse, Ramón se enteró, decidió desheredarla y no volvimos a verla. Tu abuelo me pidió que estuviera al pendiente de ellos, y así lo estuve por algunos meses, hasta que me enteré de que mi esposa estaba embarazada y dejé de hacer mi trabajo. Cuando Shara cumplió los dos años tu abuelo solicitó mi ayuda e iba en pequeños intervalos de tiempo, hasta que el se enteró de que habías nacido tú, me ordeno quedarme allá, en Canada. Cuando tu abuela murió yo regresé aquí, Ramón estaba muy triste, quise regresar a casa y mi esposa me corrió, no pude ver a mi pequeña y yo volví a Canada, a verlos... tu madre me encontró un día, le dije que su mamá había muerto y me odió por no decircelo a tiempo... dos años después, cuando estabas por cumplir los 7, tus padres murieron en ese accidente, tu llegaste aquí y yo también, intente regresar a casa... siempre lo intente, pero ante la negativa de Olivia no podía hacer nada, así que siempre estuve por aquí y las vi crecer, hasta que mi amada esposa murió fue que pude volver a tener contacto con mi pequeña Shara...

-Es decir que- me dice incorporándose un poco- te alejaste de tu familia por vigilar a la mía

-Sí- le contesté

-Aleje a Shara de su padre sin darme cuenta- dice suspirando amargamente- a veces me pregunto que cosa buena he hecho....

-No fue tu culpa, son cosas de adultos que no pudiste controlar- le explico y me acerco al sofá que esta junto a su cama

-No tienes permiso de acercarte a mi- me dice de nuevo, sin mirarme pero con ese gesto tan “de la familia” - no eres mi amigo, y ahora mismo me dirás como demonios llegaste a nuestra casa

-Shara es mi hija, no se te olvide ese detalle- le dije parándome frente a la cama, ella me observaba con la mirada perdida en algún punto ciego sobre mi cara – yo siempre sabré donde esta ella, con quienes esta, si esta bien o si esta mal, tu abuelo y yo ya no estamos vinculados para tu protección, de hecho el confía en que las cosas van muy bien, no sabe que estas aquí en el hospital ni nada parecido

-Tienes prohibido mencionarle cualquier cosa al respecto- me dice volteando a su lado derecho limpiándose una lágrima- nadie debe saber lo que me pasó, ni siquiera tu hija

-Ella es la única amiga que tienes y los chicos de Tokio Hotel- le digo sentándome en la cama, ahora sin importarme si tenía su permiso o no

-No menciones eso jamás, hemos podido guardar el secreto por mucho tiempo, no pienso perderlos por tu culpa- me dice decidida, alejándose lo más que puede de mi- seré yo quien decida si es pertinente o no decirle las cosas a Shara, por lo tanto te pido, por favor que...

Sin esperar que yo le dijera algo, ella dejo de hablar, suspiro profundamente y cerró sus ojos, acaricio sus brazos, pude ver algún pinchazo y de pronto me abrazo, se acercó lentamente a mi, se sentó en mis piernas y comenzó a llorar como una bebé, no dejo de hacerlo por unas cuantas horas, sollozando y lamentando algo que creía conocer

-Mi abuelo no puede enterarse de nada- dice al final, retirándose de mi y tallándose los ojos

-No te preocupes- le dije acariciando su cabeza- ...él... ¿te hizo daño?

-Lo estás viendo Felipe- me dice viéndome y negando con la cabeza – me drogó y me tomo a la fuerza, ni siquiera pregunto si me sentía bien, solo lo hizo- decía y sus ojos se cerraban lentamente, como si recordara cada detalle

-Tranquila, el no volverá a hacerte daño...- le dije y extendí mis brazos, ella se quedó mirándome unos segundos y volvió a sumergirse en mi pecho

-Extraño a mi mamá- dice- si ella estuviera aquí nada de esto hubiera pasado, y... me imagino a mi papá como si fueras tú...

No pude decirle nada más, ni siquiera que sus padres pensaron en ella hasta el momento en que dejaron de respirar...
Pasadas unas horas decidieron darla de alta, la lleve a casa y Shara estaba histérica y no dejaba de hacer preguntas.

-Lo siento, es que creo que bebí de más- le dijo Robín pasando directamente a su habitación y cerrando la puerta tras ella

-No bebió de más- afirma mi hija viéndome con sus ojos, esos que me juzgan

-Lo sé- le digo suspirando y sentándome a su lado- digamos que se le subió la fiesta, llamo hoy en la mañana a su abuelo y Pepa me dio el recado a mi, como estaba arreglando unos asuntos aquí cerca pude llegar

-Y debo suponer que esperas que te crea- me dice irónica

-Estás en tu derecho de no creerme mi amor- le digo tratando de sonar sincero- su abuelo no debe enterarse de que ella sufrió una sobredosis por andar de curiosa

-Eso fue lo que imagine- dice convencida y eso me agradaba- yo la cuidaré papá y no haré más fiestas sorpresa

-Me parece excelente- le dije riendo un poco- y menos si entrará tanta gente

-¿Robín te lo dijo?- me pregunta apenada

-Sí- le digo viéndola, como si fuera a regañarla- ¿Como se llama el tipo ese con el que conversaba? Me comentó algo de él, pero jamás su nombre

-Cobeta- dice levantando las cejas- es un tipo muy apuesto, pero tiene una reputación horrible

-Creo que a Robín no le agradará saber eso- le digo esperando que me diga más sobre el

-No creo que volvamos a verlo, salió hace unos años de la Universidad, estaba de visita, ni siquiera sé como llegó aquí

Excelente, ahora no solamente debo averiguar quién es, sino que buscarlo y hacerle la vida imposible por arrebatar la inocencia a una señorita

2 comentarios:

matve dijo...

queeee!!! ya no es señorita???? ohhh fue Cobeta??? hayy yo no me quejaria tanto jajajaja (no es cierto, yo lo mato, tanto que se cuida el tesoro y para que un gañan por mas guapo que sea te lo arrebate nooo)

Belén_KL dijo...

tttssssssssss